Como en pocos lugares
La Niña de los Peines, entrevista en las Ramblas.
Francisco Hidalgo Gómez, natural de Posadas (Córdoba), en 1974 se trasladó a Cataluña, donde sigue residiendo en Cornellá, donde, además de su labor docente, desarrolla una intensa actividad cultural, social y política.
El flamenco, desde una perspectiva barcelonesa, y Carmen Amaya, han sido algunas de sus premisas, en sus libros vuelven a abrir sus puertas los legendarios Cafés Cantantes, volvemos a sentir el latir de las más míticas figuras y participamos de ese arte que alcanzó cuotas insuperables en las calles y locales de Barcelona. Recupera una parte de la memoria perdida, otra dimensión de la historia barcelonesa.
En “Como en pocos lugares. Noticias del Flamenco en Barcelona”, Francisco Hidalgo revive la época más fructífera de este arte y sus artistas, podéis encontrar sus obras publicadas en Ediciones Carena.
De su mano nos trasladamos a la parte baja de la ciudad de principios del siglo XX.
LA NIÑA DE LOS PEINES en las Ramblas.
Pocas figuras más emblemáticas que Pastora Pavón existen en la historia del flamenco, que simbolicen mejor y representen más ampliamente la aportación femenina al cante. Y siendo así, es normal que su presencia en los locales y escenarios catalanes fuese frecuente, y muy temprana. Cabañas Guevara la recuerda actuando en los años diez del siglo XX en el Salón Arnau y afirma que transfiguraba la petenera.
Durante la etapa de la Opera Flamenca fue una figura fundamental, primerísima, participando en un gran número de sus espectáculos y actuando por toda España. Es, pues, una época álgida en su carrera artística y así lo reconocen los más diversos medios de comunicación. “Hasta a los más alejados de las aficiones folklóricas debe haber llegado alguna vez el nombre famoso de esta mujer, verdadera institución del cante jondo”, afirma Ernest Guasp en Mirador, que quiere entrevistarla “en busca de su autorizada opinión y de cualquier cosa más interesante sobre su pintoresca persona”.
Tras algunas dificultades, la encuentra en la terraza de un café de las Ramblas, donde suelen reunirse todos los cantaores, toreros, guitarristas y las gentes que pululan alrededor de ellos. A pesar de ser un sitio público, la Niña de los Peines tenía visitas. Está rodeada de gitanos que se inmiscuyen en la entrevista contestando las preguntas del periodista antes que ella. Uno le dice decididamente:
“Usté, lo que tiene que poné en los diarios es que la Niña de los Peines es mundia”l.
Finalmente Guasp logra su objetivo y consigue la siguiente entrevista:
-Yo me llamo de verdad -nos dice la Niña- Pastora Pavón Cruz nací en Sevilla, hace cuarenta y tres años, en la calle del Valle, 19 y soy gitana como toda mi familia.
-Debuté, por casualidad, o mejor dicho por delegación, en una caseta la Feria de Sevilla, donde cantaba mi hermano Arturo, aquí presente ("Muy señor mío”, encajo), substituyéndolo un día que había bebido. Esta contingencia solía ser tan frecuente, que decidí comenzar a hacerme celebre. Entonces tenía ocho años, que ya hace treinta y cinco.
-¿Por qué me llaman Niña de los Peines? Pues por casualidad, a pesar mío, porque cantaba un estilo del cual hice creación personal. Era una especie de "tanguito", el Tanguito de los peines", una interpretación de una canción que de pequeña había sentido a un ciego de Pilas (Sevilla). No es un estilo de mucha pureza flamenca, y lo dejé correr pronto. Por eso, por este origen no me gusta mi nombre de guerra, me gusta más mi nombre primitivo, el que la gente me borró para decirme ya siempre la Niña de los Peines.
- Cuando comencé a ser célebre, me decían la hermana de Arturo (aquí se mira orgullosa a su hermano, segura de haberle dado una satisfacción).
- Mi debut formal como cantaora, y ya como Niña de los Peines fue allá por el año primero de este siglo, en Madrid, en el Café del Brillante, alternando con todo lo bueno y mejor del cante con fundamento (es como ella llama al cante bueno de verdad y de buen estilo). Entonces, en este café cantábamos Arturo Pavón (su hermano), Ángel de Baeza, Manuel Torres, una de las más inolvidables estrellas de la flamenqueria, Chacón (Don Antonio), un cantaor ante cuyo recuerdo hay que descubrirse. En aquel tiempo, yo ganaba cuatro duros. Don Antonio Chacón ganaba seis, y era el que ganaba más. Dos años después, fui contratada para ir a Jerez, ganando ocho duros diarios; superaba a Chacón, con gran enfado de los consagrados. En Jerez me quedé mucho tiempo en la Primera de Jerez, la taberna más famosa y reconsagrada del mundo, entonces la verdadera Meca del cante con fundamento, soleares, seguiriyas, gitanos, bulerías, todo aquello que de aquí a veinte años, si Dios no pone remedio, no habrá quien pueda sentirlo porque no quedará quien pueda cantarlo. Chacón hizo mucho por la conservación del cante puro, y en su lucha contra el mal gusto del gran público, sufrió mucho; los últimos años de su vida fue abundantemente silbado por no rebajarse a adaptar su repertorio, que era un tesoro de tradición, a los imperativos de la moda. Yo iba capeando el temporal y con un poco más de transigencia, sin olvidar lo que es el cante viejo y cultivándolo por poco que el ambiente lo permita.
-El año 13, antes de la guerra, fui contratada con el guitarrista Molina para grabar discos en París y en Berlín. Soy la primera que ha cantado flamenco para el gramófono. Cuando fui a las primeras pruebas, los ingenieros alemanes lloraban sintiéndome cantar soleares, tanto sentimiento ponía.
-He ganado muchos dineros, y guardo algunos para que me permitan tener una vejez tranquila. De cuatro duros que ganaba cuando comencé, he llegado a ganar cien, que es lo que ahora cobro por cada concierto.
-No os puedo decir quien me gusta más ni quien menos, pues nuestra gente es muy susceptible, y no podría hacer tantos elogios como haría falta para que tuviéramos la fiesta en paz. Os podría decir quién es hoy, para mi gusto, el más grande de los canta pero no estaría bien que lo dijese yo misma.
- No os penséis que hablo de mí. ¡Por favor...! Ni de mi hermano Arturo. Se trata de otro hermano más pequeño que yo y de la orientación del cual me enorgullezco, Tomás Pavón.
La Niña de los Peines no quiere ser más explícita, pero hemos podido saber que en este hermano suyo ve su heredero, el hombre en el que ella hará continuar la tradición de su nombre glorioso y toda la pureza del "cante con fundamento"
Para acabar, le preguntamos cómo nace, cómo se forma, como aprende y se perfecciona un cantaor, cómo se hizo ella misma...
Pero un gitanillo de aquellos que rodean siempre a la Niña, quiso sacarnos de dudas:
-¿Zabusté cómo fue que se dedicara la Niña al cante? Pue yo ze lo explicaré a uzté en dos palabras. La Niña, zabuste, fue a Madrid con zu mare, pa ve a zu tía Tomasa, pero en cuando llegaron la tía Tomasa s'habia muerto y entonces, pos claro, no tuvo más remedio que dedicarse al cante.
A la terraza donde se desarrolla la entrevista van llegando los que salían de los toros, de ver a Gallo y Belmonte. Todo aquello tomaba un aire nostálgico. La Porta de la Pau se coronaba ya de crepúsculo. El periodista enfila Rambla arriba recordando la copla por soleares que la Niña de los Peines famosa:
Deja que la gente hable,
que más hablaron de Dios
y era de mejor linaje...
Cuatro actuaciones hizo en esta ocasión Pastora. Con ella formaban parte del espectáculo lo bueno y mejor de los cultivadores de este género dificilísimo: Cepero, Niño de Marchena, Pena (hijo), Canalejas, Pepe Pinto y los guitarristas Montoya y Niño Ricardo. Por encima de todos ellos, y de casi todos los que se dedican, destaca el prestigio de la Niña de los Peines, que es hoy, además del valor más positivo de toda la gama contemporánea, la representación más genuina de lo que el cante jondo tiene de tradición y de historia, por bien que sea esta una historia casi inédita. La Niña de los Peines es la depositaria de las verdaderas esencias tradicionales del cante jondo puro, de la autenticidad de los bellos estilos, a través de todas las corrupciones causadas por la comercialización del género.
En la siguiente fotografía:
Niña de los Peines, sentada en las Ramblas, detrás suyo Sabicas, con Pepe el de la Flamenca, Pepe Pinto, El Carbonerillo y Manuel Pavón.