Corrían los años 70 y la calle estaba caliente.
Los Chichos, a partir de sus vivencias y su tremenda conexión con gran parte de la sociedad, fueron testigos y protagonistas de una época. Dejaron escritas canciones que son parte de las páginas sonoras del pueblo, y el pueblo se volcó con ellos, creando un fenómeno de masas tan auténtico como real. Nadie pudo acusarles de no estar con su gente.
Ellos son el testimonio, cíclico, de la capacidad de la música popular para trascender las barreras conectando con las audiencias de manera auténtica y significativa.
A eso, cabe, añadir que los tres son artistas de cuna que supieron conectar con lo más profundo del flamenco y todo el resto de personal que no fuese sordo.
“Quien canta de cabeza parece un mueble, hay que cantar de corazón”, Julio González Gabarre
Barcelona fue y sigue siendo una plaza de primera para Los Chichos como quedó plasmado en sus canciones y vivencias. Era una ciudad en esos años que se vivía deprisa-deprisa como le gustaba al trío castellano.
Una de las primeras veces que vinieron les hospedaron en el Hotel Princesa Sofía, uno de los más lujosos de la ciudad en esos momentos, pero ellos se marcharon al día siguiente. Pidieron quedarse en los Apartamentos Gutenberg, hoy Hotel Sixties, en el pasaje Gutenberg, una puerta de entrada al Barrio Chino, en esos momentos aún vivito y coleando. Allí se sentían como en casa; un barrio que se volcaba con ellos. Cada vez que venían de dar un concierto, las vecinas les habían preparado siempre algo de comer. Dormían con las puertas abiertas. Las prostitutas, los huéspedes de vida errante, entraban y salían de sus habitaciones. Todos estaban pendientes de ellos, allí les trataban como reyes.
En uno de sus conciertos en Barcelona aparecieron unos policías que se identificaron ante su manager como miembros de la Brigada de Estupefacientes. Querían verlos en el camerino. Eduardo, el manager, pensó que era el fin. De hecho, justo al entrar, les pillaron metiéndose unos tiros, no había problema, esos agentes también eran seguidores suyos. Saludaron, se acomodaron y llamaron a un confidente para que les trajera más material. El sujeto llegó a toda mecha y según recuerda el manager:
“Era increíble, metían la mano en la bolsa y la sacaban a puñados”.
Jero deja Los Chichos
En un concierto en Barcelona, Jero llegó tarde y le sustituyeron por Junior, el hijo de Emilio, desde entonces miembro del grupo. Lo vio como una falta de respeto inexcusable y decidió abandonarlos. Era 1989.
Los Chichos siguió y ahora anuncian su retirada después de 50 años.
3 gitanos castellanos debutan en Vigo, nacen Los Chichos.
Jero se subió a un escenario por primera vez con 21 años en La sala Elektra, estaba situada en Urzaiz, Vigo, hasta donde viajaron en coche por las tortuosas carreteras del otoño de 1972, cobró dos mil pesetas.
“A mi hermano y a mí nos había salido un contrato en Vigo, en la sala Elektra. Ya no existe, se quemó. Llamamos a Jero para que nos acompañara con los timbales”, un amigo de toda la vida del Pozo del Tío Raimundo.
“Íbamos para Vigo y él llevaba el coche; nos salimos de la carretera y dimos tres vueltas de campana. Salimos sin un rasguño”, Julio González.
Se propusieron que la puesta en escena fuese moderna y rompedora: pantalones de campana, pelos largos y abrigos de piel. Jero no tenía abrigo, le tuvo que dejar uno rápidamente su hermana y, aunque le quedaba un poco entallado, la presentación quedó de maravilla.
A pesar del accidente, el concierto fue un éxito y les sirvió de pasaporte para nuevos contratos.
“No paraban de aplaudir, de gritar, de dar palmas, se levantaban de sus sillas”, Emilio.
“Cuando se unió, ni siquiera sabíamos que componía. Pronto descubrimos que tenía una varita mágica para la música. Ha sido el mejor compositor de rumba de todos los tiempos y nunca saldrá otro igual”, Julio.
Nacían Los Chichos: uno de los grupos con más ventas de la historia de la música en España sin ningún apoyo mediático y con una conexión social apabullante.
“Eran tan pintorescos con aquellos trajes de pantalones acampanados, aquellas patillas, los enormes cuellos de las camisas abiertos por encima de las chaquetas con unos picos tan grandes que les llegaban casi hasta los hombros, y sobre todo, las cadenas de oro colgando en medio de su pecho”, el maestro Torregosa, responsable de la instrumentación de sus primeras canciones, tremenda labor
¿Qué importancia tuvo el productor José Torregrosa en el sonido de Los Chichos?
“Torregrosa era un bicho… El maestro Torregrosa nos enseñó a hacer voces. Nos exigía unas voces por encima y por debajo y se ponía con el piano a practicar y por eso salían esos pedazos de discos y esas pedazos de voces en las que hay una cantidad de colores increíbles. Todo eso fue responsabilidad de Torregrosa”, Emilio González Gabarre
“Torregrosa era un catedrático. Después de él estuvo Miralles, el arreglista de Serrat. El maestro Torregrosa dijo:
-Hay que meter otro arreglista, que yo ya llevo cinco discos.”, Julio González Gabarre
*José Torregrosa es el mismo Sr. que ha sido denunciado por la familia de Paco de Lucía; quizás sin ese Sr., ya muerto, la historia de la música española no hubiese sido igual.
Libre quiero Ser
“Ese era el mundo al que le cantamos desde el principio. A los presos, los engaños amorosos y los problemas con las drogas, algunos vividos por nosotros en primera persona o por nuestro entorno”, Julio.
“Los presos gritaban ¡otra, otra!, Jero se adelantó y les preguntó: ¿Qué queréis? Y todos a una contestaron a coro: ¡Co-ca-í-na! (Concierto de Los Chichos en la cárcel Ocaña I de Toledo, 1985). Emilio, el más largo de Los Chichos, apoyándose en un pelotazo de whisky para coger fuerza, me preguntaba cosas de mi contrato y me pedía consejos para sus reuniones, que siempre eran de pelas. También me contaba entre indignado y confuso que a pesar de estar en todas las gasolineras del país, y por lo tanto de vender muchas casetes, nunca estaban en las listas. Era verdad.”, Miguel Ríos.
Del Pozo del Tío Raimundo al mundo
¿Quiénes eran esos tres gitanos castellanos con tremendas pintas?
Emilio González Gabarre de apodo: El Chicho pone las primeras semillas.
Emilio y Julio eran dos gitanos nacidos en Ciudad Real que emigraron al Pozo del Tío Raimundo, en el barrio de Vallecas, Madrid.
Emilio, siendo un crio, activa su afición por la música para ganarse unos cuartos cantando por los bares. De adolescente, se instala en el Barrio Chino de Salamanca, no paró de trabajar en las fiestas de los señoritos por recomendación de todas y cada una de las prostitutas de la ciudad, a las que se había ganado con su encanto y que le consideraban «su protegido».
“Yo antes había estado una temporada actuando con los hermanos Farina en otras casas de citas del barrio chino de Salamanca, en fiestas privadas de señoritos. Como era el único guitarrista, todos los cantaores me llamaban a mí. Pronto empecé a mandar a casa giros de 300 pesetas a la semana. Nuestro padre se quedó tan alucinado que se fue corriendo a Salamanca porque pensó que estaba robando o traficando”
“Empezamos en las barras americanas de Salamanca, siempre había un señorito que pillaba a una, ah, una prostituta y se le calentaba el paladar, quería que se montara una juerga a base de fandangos y bulerías y allí estábamos los gitanos”, Emilio.
Su hermano Julio por aquel entonces se ganaba la vida en el campo, iba a la vendimia y a la recogida del garbanzo. También trabajó en una fábrica en Santurce quitándole la cabeza a las sardinas.
El Lover de Vallecas: calle Arroyo del Olivar.
El piloto de motociclismo: Ángel Nieto inaugura discoteca con la aspiración de que fuese la más moderna del lugar. La cabina del pinchadiscos era un Seat 600 y las luces, de esas que permitían ver la ropa interior bajo los vestidos y que las dentaduras brillen. Se llamó Lover para allí se fue Emilio en busca del relaciones públicas: Eduardo Guervos que acabó siendo su primer manager.
Para camelárselo le sugirió que le acompañara por los bares céntricos de Madrid, la zona de Doctor Fleming, donde, como en Salamanca, también era amigo de todas las prostitutas.
“Tenía locas a las chicas de alterne. Era un gitano de 1,90, divertido, con el pelo azabache y los labios carnosos. Las chavalas que se buscaban allí la vida «sucumben ante su porte”, Juan Antonio Valderrama.
Era una de las principales zonas de alterne donde acudían al trapo parte de la buena sociedad madrileña. Allí estaba él para sacarse lo suyo, con la colaboración de sus amigas, a todo el que apareciese con el pico caliente. Eduardo, el manager, quedó prendado y le contrató para actuar en El Lover.
A los clientes les gustó y le propone que haga un dúo con su hermano, Julio, para hacerlo más vendible.
Pa Vigo me voy
En Elektra querían un trío, faltaba uno, el del medio:
Juan Antonio Jiménez Muñoz “Jero “, nacido en Valladolid, también acabó instalado en el Pozo del Tío Raimundo para convertirse en un gran compositor y cronista social.
Desde temprana edad demostró un talento excepcional para el cante, cautivando a aquellos que lo escuchaban, una voz cargada de pasión y sentimiento.
Se buscaba la vida con la venta ambulante de colchas, telas o ajos con su abuelo, de donde coge el mote: ajero. Compaginaba dicha actividad con el burle, era especialista en ventilarse a cualquier con la bolita y los tres cubiletes.
¿Dónde está la bolita?
Por trilero en la Gran Vía, acabó en los calabozos de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol.
Una detención que marcó toda su vida, en esa celda compuso «Quiero ser libre», primer single del grupo y éxito atemporal.
“Fue una auténtica proeza que debutáramos con una canción que hablaba sobre cárceles”, Julio
LOS CHICHOS 1973
Antonio Sánchez Pecino, padre de Paco de Lucía, los llevó a Polygram, compañía musical de Philips, estaba convencido de que tenían que grabar, un disco con unas letras, pinta y rabia no muy “correcta”. El director artístico del sello, Alfredo Garrido, nada más verlos pensó: «No puede ser, son demasiado gitanos», pero decidió apostar y grabaron su primer single. Cara A: «Quiero ser libre»; Cara B: «Si tú pudieras estar conmigo».
Había empezado una leyenda.
En solo un mes, vendieran 20.000 copias del single. El disco no se hizo esperar, se llamó: “Ni más, ni menos”, con el sencillo homónimo. Todo, sin el respaldo mediático establecido, pero con unas composiciones, letras y sentimiento, que se funden con unos arreglos musicales espectaculares para 1973, totalmente conectado con el sonido de las calles de los barrios Afro-Latinos del momento pero con tremenda cuna flamenca.
Cara A
1.Te Vas Me Dejas.
2.La Historia De Juan Castillo.
3.Yo Soy Asi.
4.LaCachimba.
5.Un Hombre.
6.Ni Más Ni Menos.
Cara B
1.Soberana.
2.No Me Convencerás.
3.Canusiro.
4.Si tu pudieras estar conmigo.
5.Si Tanto Me Querías.
6.Quiero Ser Libre.
Su primera aparición televisada fue con José María Íñigo, que dirigía el programa Estudio Abierto en TVE. Sin embargo, a la hora de grabar el programa, Los Chichos no aparecían, la Guardia Civil no les dejaba entrar a Prado del Rey. Íñigo tuvo que salir a decirles a los agentes que eran los músicos invitados de su programa, los tenían retenidos en la puerta preguntando de dónde habían sacado los micrófonos que llevaban.
Su aparición agrando el mito, los contratos surgían por todos lados y las ventas de discos se convirtieron en millonarias.
Los Chichos en el Parque de Atracciones de Montjuic - BCN -