Durante diferentes épocas los flamencos han migrado al litoral catalán para dar color a la variedad medioambiental de la zona.
“La laguna del Tordera, el oasis para flamencos”.
“Apenas hace cuatro días, coincidiendo con la finalización de las vacaciones de Semana Santa, los amantes de los pájaros tuvieron una más que agradable sorpresa, bastante inédita de poder disfrutar. Pudieron observar una bandada de 47 flamencos alimentándose en el tramo final del río Tordera, en la desembocadura compartida por Blanes y Malgrat de Mar”.
“Según los expertos, en anteriores ocasiones se había llegado a ver algún flamenco en solitario o en grupos de dos, pero nunca se había observado una cantidad tan numerosa, bordeando la cincuentena”.
Lo cual no es cierto, las migraciones flamencas al litoral catalán, tuvieron un episodio anterior con la migración de familias extremeñas, a servir en post del surgimiento del boom turístico y el fin del negocio del ganado y sus ferias. Un ejemplo claro, no el único, es el de Miguel Vargas Molina, el creador del jaleo y el tango extremeños en la guitarra.
“Mi familia es extremeña pero, por circunstancias de la guerra, mis bisabuelos se fueron a Beja, en el Alentejo, y se dedicaron a las mulas. Aquella tierra era buena, se ganaba. Mi padre nació allí y cuando yo cumplí ocho años ya nos vinimos para Extremadura otra vez. Ahora tengo 63 años y soy emeritense”.
El flamenco en Extremadura está documentado desde sus orígenes como tal, quizás antes. Según las crónicas de viajeros como Parreti, donde describe escenas iguales a las descritas por otros mucho más tarde: cante, toque y baile juntos, estas en 1761.
Pero no será hasta mitad del siglo XX, con la persona de Porrina de Badajoz y su presentación en Madrid, con gran éxito, que se destapa algo que estaba guardado en el seno de las familias gitanas locales, los jaleos y tangos extremeños.
Hasta esos días la guitarra estaba en manos femeninas, como la madre de Porrina: Ana Molina, La Tia Amparo, La Tía Primitiva o La Tia Tijeras. El primer guitarrista en hacer de esta forma característica del toque, un toque profesional, introduciendo todas las técnicas de la guitarra, donde los silencios son importantes, fue Miguel Vargas. Hasta ese momento los jaleos se habían acompañado casi por bulerías, sin un acento extremeño.
Instalado en
Mérida, entra en contacto con una familia gitana:
Los Verdinos, no profesionales pero herederos de ese sabor ibérico de tangos y jaleos. También empieza a recibir clases regulares de técnica en la guitarra.
Hijo único de una familia tratante, fuerte, de ganado, desde pequeño se enamora de la guitarra en las fiestas familiares, en los rodeos, en las bodas o pedimientos. Recuerda que en su niñez, cualquier pretexto era bueno para cantar, tocar y bailar.
La familia de Miguel Vargas, se dedicó siempre a la trata, siempre buscando mulas que cuidaban, adecentaban, las 'preparaban para el escaparate' y de esta forma aumentaban su valor económico dejando unas ganancias sustanciales con su posterior venta.
A los tratantes de mulas o ganado equino en general se les conocía como chalanes reconocibles por sus características chambras. La chambra era una especie de blusa larga, abrochada en el cuello y sin solapas, de color negro en los de mayor edad y de tonos más claros en los jóvenes. Además de servir como protección a las otras prendas de vestir, formaba una barrera infranqueable con los chalecos y las fajas ante los numerosos carteristas que merodeaban por el rodeo, un mundo lleno de picaresca e ingenio. Llegaban con las reatas de mulas bien preparadas por sus expertas manos, para deslumbrar al más avezado y exigente de los posibles compradores como solo ellos sabían hacerlo. El trato de algún animal, siempre se cerraba con el correspondiente apretón de manos; la magia del lenguaje no escrito por el que se han regido las ventas y compras durante siglos.
Las tradiciones y formas de vida forman parte de nuestra memoria colectiva.
La familia de Miguel, primero en Portugal y luego en Mérida, se movió en el mundo de los rodeos y las ferias. Mérida contaba con una feria de ganado importante, donde llegaba gente de toda la comarca y los gitanos en particular hacían corros entre familiares cantando y bailando, cerrando pedimentos y demás menesteres, la feria duraba 7 o 8 días, al final. Como guitarrista esa fue su primera escuela, la familiar.
Pero llegan los tractores y la industrialización del campo, afectando a casi la totalidad de la península ibérica, excepto zonas muy concretas, donde quedan notablemente reforzadas, y les permite repartirse un negocio que antes daba de comer a la mayoría de la población.
Desaparece uno de los oficios en los cuales el gitano tenía su presencia, el trato de ganado, el oficio de Chalan.
Audio-video: El Indio Gitano, le acompaña por Jaleos, Miguel Vargas.
La Feria se ha puesto mala, en verano para Lloret.
“Antes, en verano como la cosa estaba muy mal, nos íbamos a la Costa Brava. Allí, con 11 años, trabajaba y tocaba la guitarra. Pero me di cuenta que, con la guitarra tocaba en un bar, y ganaba más dinero que trabajando. A partir de entonces empecé a tocar la guitarra todos los veranos en la Costa Brava, y en invierno regresábamos a Mérida”.
En Lloret, con solo 10 añitos, empieza a trabajar de botones en un hotel, el objetivo era conseguir las 700 pesetas que le costó su guitarra. Empieza a frecuentar locales como: El Quijote, La Masía o El cortijo, con programación flamenca. Allí empieza a conocer a guitarristas que le empiezan a enseñar los toques que el aún no conocía, sólo conocía bien lo suyo, tangos y jaleos. Rápidamente de la mano del El Sali, le ofrece un contrato para trabajar con él, sus primeros dineros con la guitarra. En esa época y en Lloret, conoce a Carmen Linares, también buscándose la vida en la costa.
Empieza a definir su lenguaje personal, se asombra por el toque de un nuevo guitarrista Paco de Lucia, hasta que se da cuenta que debe ser él.
Los tangos y jaleos extremeños
“Porrina de Badajoz era un fenómeno, llegó a Madrid y triunfó. Todo ese arte lo cogió de las bodas de los gitanos, de la Plaza Alta de Badajoz, de las reuniones... Creó una forma de cantar, no inventó los tangos ni los jaleos sino que lo recreó. Por otro lado, aquí en Mérida Juan Cantero también llegó a Madrid y fue otro éxito. Ambos procedían de Extremadura pero tenían estilos muy diferentes. Esos son los pilares del flamenco en la región. Después, Paco Zambrano recogió toda la historia de los flamencos de Extremadura e hizo que esta forma de cantar fuera reconocida y registrada como jaleos y tangos extremeños”.
“Hice mi creación personal que son los toques de jaleos y tangos extremeños. Primitivo y elemental pero con mucha belleza. Esos toques me los reconocieron en Madrid dándome el premio 'Tío Luis el de la Juliana' en 2016. Ahora los jóvenes tocan lo que yo toco y para mí es un orgullo porque es mío y lo están haciendo”.
“Antes la escuela era del padre al hijo y eso, desgraciadamente, va desapareciendo. La academia es de otra manera. Sin embargo, ahora ha salido una serie de jóvenes que cantan como los antiguos. Esas familias cantaoras son las que mantienen ese tipo de flamenco”.
Audio-video: Ramon "El Portugués" , le acompaña Miguel Vargas.
Las migraciones de pájaros y otras aves han permitido que contemos con un género musical con una pizca de casi todo, pero originalmente ibérico. Como los jamones no se curan igual en otras latitudes, el Flamenco tampoco, aunque lo han intentado, en ambos casos, miles de veces.