GYPSY JIVE: sí Harlem tuvo El Savoy, el Barrio Chino tuvo el Salón Amaya, sus protagonistas fueron unos gitanos: "Los Pollos del Swing” y sus bailes acrobáticos.
El Sardineta, el Melenas, el Patillas, el Tau, el Coqui, Batista y el Polla, pusieron a volar a las chicas que solían ir al baile acompañadas de alguna madre, para no llevarse ningún disgusto. Los bailes que estaban en boga eran: el boogie, jitterbug o el lindy hop, recién llegados del corazón afroamericano. La parte femenina la componían chichas con faldas de campana por debajo del tobillo y zapatos topolino, destacaron: la Blanca, la Bacilo i la Queca.
Su lugar habitual de reunión era el bar La Cubana, justo al lado del Amaya.
Gitanos vestidos al estilo Hot: tupé retador, interminable cuello de camisa, chaqueta larga y pantalón que apenas llegaba a los tobillos. En Harlem hubiesen pasado desapercibidos, en el Paralelo post guerra, eran los reyes de la fiesta.
A pesar de las secuelas de una guerra incivil, los años cuarenta contaron con un estimulo nuevo, surgen las salas de baile con orquestra. Estas incorporan en su repertorio los ritmos más calientes del momento.
Nace el Hot Club de Barcelona.
El salón Amaya abrió sus puerta en los números 106-108 del Paral.lel, durante el periodo comprendido entre 1943 y 1949. Por la tarde abría a las 5:30 y por la noche a las 10:15 hasta altas horas de la madrugada. Antes de la guerra fue el taxi-dancing Royal Concert o Dancing Estambul. Conto con una clientela de condiciones sociales muy diversas, con un espectacular concurso de baile cada jueves.
"Las noches del Amaya llegaron a ser la atracción más trepidante de Barcelona. Toda la ciudad estaba sometida al imperio del swing. Si los populares salones de baile Apolo, Metropolitano y Rialto eran sus iglesias, el Amaya tenía honores de Basílica, tanto por las dimensiones de la sala como el fervor que distinguía a su clientela. "
Barcelona estaba a la vanguardia de las nuevas tendencias, "Los Pollos del Swing" y lo que se llamo Estilo Amaya, llegaron a anunciarse en Madrid con gran éxito.
El Salón Amaya, fue laboratorio de un nuevo estilo en la ciudad: La Rumba.
El Salón Amaya contaba con orquestas que recreaban un sonido en ese momento innovador, todo el que tenia que ver con los ritmos Hot. Allí acudían las nuevas generaciones de flamencos ansiosos de nueva experiencias, que como por memoria histórica les eran familiares. El cuerpo de baile contaba con ellos como elementos destacados, pero por allí pasaron los músicos que dominaban la noche flamenca. El salón también conto con actuaciones de estos gitanos flamencos, Raymond, Patufo o Sardineta, eran algunos que actuaron, pero todo me hace pensar que pasaron muchos más.
Barcelona, fue plaza de primera en términos flamencos, y taurinos, también, la única con tres plazas de primera, pero eso era antes de la contienda. En la posguerra retomo su camino, pero ya nunca fue lo mismo, cayendo en su mercantilización estéril, cuanto más avanzaba el siglo. Con la conclusión que antes de la pandemia, su escena se limitaba al turismo y otras honrosas excepciones, pero ya nunca desde una perspectiva como la que se conjugaba en el Salón Amaya, cuna de la música moderna de la época.
Algunos definen a la Rumba de Barcelona, como hija de Elvis y Damaso Pérez Prado, desmarcándola del flamenco.
Elvis fue el hijo de las músicas negras como las que se escuchaban en el Salón Amaya, unos años antes. Todo me hace pensar que la Rumba es pre-Elvis y se empezó a ensamblar antes , gran parte de este engranaje lo llevaba la familia González Batista. Barcelona ya tenía Rumba antes de Presley y quizás influyo en sus poses con la guitarra y movimientos pélvicos.
La parte tropical es quizás una seña de identidad en la ciudad y antes de sonar el Mambo, ya habían pasado por aquí dejando una huella imborrable sus padres: Machín, Lecuona, el Negro Aquilino, entre otros, con sus sones y guarachas.
El flamenco sin duda es el factor más identitario y diferencial de la Rumba de Barcelona.
El Salón Amaya, se convirtió en punto de encuentro de dos culturas hermanas, que deben retroalimentarse: El Flamenco y los sonidos negros. En la foto, anterior, del Salón Amaya prendido, conviven payos, gitanos y negros, quedan pocos sitios así.
Necesitamos más Estilo AMAYA, en nuestras músicas.
En amerikkka sigue estando presente, en su forma de bailar: el zapateado y el uso de elementos corporales como instrumentos rítmicos, lo que lo hermana tremendamente con el baile Flamenco. Sí importante fue la influencia americana en la Rumba, la del Flamenco en la americana fue inmensa desde su Genesis.
-dancing in the streets, tremendas patadas flamencas: OLE