Antoñita Contreras, “La Singla”, bailaora gitana nacida en el Somorrostro, otro de los misterios que sólo el flamenco puede explicar.
“Me llamaban “la múa”, no dije nada hasta los 14 años. De bebé tuve una infección que me dañó los tímpanos y entonces dijeron a mis padres que sería sordomuda”
Somorrostro:
“Lo recuerdo muy bonito. Había mucha pobreza pero éramos felices y estábamos muy unidos”
“Siempre bailé. Bailaba mucho delante del espejo. Y no tenía compás, pero me fijaba en las manos y en la boca de mi madre, me hacía los doce compases y así iba haciendo. Y a la gente le gustaba mucho. En los bares mi madre me decía “¡báilame!”. Y los clientes contentos nos daban unas monedas. Un guitarrista gitano muy bueno que se llamaba Juan Aguilera me enseñó mucho también”
“Yo sacaba el ritmo de la vibración de los sonidos. De los coches, del tren, del tranvía, que entonces hacían mucho más ruido que ahora. Todo eso me inspiraba y entonces me salían los pasos. Fui aprendiendo yo sola a base de mucha constancia. Y cuando ya empecé a bailar mejor y actuar en público, bailaba ‘pegaíta’ al guitarrista, necesitaba ver su mano en la guitarra”
Los Tarantos, el peliculón de Rovira-Beleta y Carmen Amaya
“En la grabación pasé mucha vergüenza, no me lanzaba a bailar. Pero tenía el cariño de los compañeros y en especial el de Carmen Amaya: era estupenda, me quería y me valoraba mucho. Me hacía bailar delante de ella y de su marido, querían llevarme a América, pero no me dejaron. Me dijo que yo sería su sucesora. Nos parecíamos, porque éramos las dos muy humildes y sencillas y bailábamos con mucha fuerza. La pobre pasó mucho frío en la grabación y se puso muy enferma, la iba a ver a su hotel y se ponía contentísima”
“En la Costa Brava de bien pequeña ya bailaba por los hoteles. Y con 14 años, que yo aún no tenía el “carné de artista”, estuve en “Los Tarantos” de Barcelona. Estando allí, un representante llamó a mi padre para que me llevara a Madrid. Llegué al tablao “Los Califas” como una niña de pueblo, con una maleta de cartón amarrada con cuerdas y un abrigo de pelo que me dejaron que me caía grande, “como mangante ‘perdía’”, tanto que el dueño no quiso ni verme. Nos trató mal, pero nuestro representante le dijo “cállate, tienes que verla bailar”. Y acabamos firmando un contrato en exclusiva para toda la vida”
“Con 16 años un representante concretó varias actuaciones por Europa y reunió un grupo muy bueno para hacer una ‘tourné’. Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Juan Maya Marote, el Lebrijano, María Vargas, la Tati, Pepe Habichuela… Actuamos en Suiza, Viena, Londres, París, Stuttgart, Bristol, Copenhague y otras tantas. También participamos en el Festival Flamenco Gitano de Alemania, que fue un éxito total. El representante se preocupaba de ganar dinero con las actuaciones. Recuerdo que nos dijo: “gano más dinero con La Singla que con Tina Turner”, a quien también representaba. Y es que llenábamos todos los teatros. Actuamos en un Royal Albert Hall de Londres lleno hasta los topes, había gente sentada en el suelo, se dobló su capacidad. Se mataban por la entrada. Cuando aplaudía el público parecía que se iba a caer”
“Trabajé durante muchos años, pero al año de casarme tuve un problema de tiroides que me impidió bailar. Los médicos no daban con lo que era y esto me provocó una depresión. Así que con unos 29 años tuve que retirarme. Fue una pena, muchos artistas querían trabajar conmigo, tenía mi compañía y muchos contratos”
“Soy feliz aquí, en Santa Coloma con mi familia. Los tengo muy cerca y nos juntamos a menudo, hacemos nuestras fiestas y lo pasamos muy bien. Mis nietos son los que más me hacen disfrutar. Lo que yo hubiera querido es seguir bailando durante toda la vida, pero no pudo ser, así que disfruto de mi gente y de su arte. Como siempre, llevando una vida sencilla junto a los míos".
Extracto del artículo: ‘La Singla’: «Carmen Amaya me dijo que sería su sucesora»
de Pilar Tomás, 08/03/2018, Diari Digital de Santa Coloma, ciudad donde sentó su base La Singla.
"La Singla se movía al son que le dictaban sus sueños, su inconformismo y su pasión. Con dificultad escuchaba la música, pero conseguía agitarse al ritmo de la misma"