En la Barcelona de hace ahora cien años, una de las arterias con más vida era: l´arc del teatre, puerta al paraíso sensorial del Barrio Xino, que contaba con una banda sonora propia; el Flamenco.
Cortaba una encrucijada de calles, uniendo las ramblas con el paralelo, sí entrabas la experiencia era asegurada. En esa época no existía ni avenida drassanes, ni rambla del raval, la telaraña de: callejones; buscavidas; actividad industrial –la mayoría de industria la aglutinaba el barrio-; estafadores; personajes escondidos de la justicia o guerra, de cualquier rincón del planeta; señoritos y nens de bona familia; comercio-servicios; juego; multiculturalidad; prostitución, sin connotación de genero alguno, todo se podía encontrar; intelectualidad; marineros recién llegados a puerto; … y la Sra. Pepita, otorgándole al barrio la fama de ser uno de los más psicodélicos del momento: la farlopa era la sustancia de moda y la oferta de ocio excelente, no podía tener mejor banda sonora: el flamenco.
¡Pagant St Pere canta!
Sebastia Gasch ,
como buen cronista del barrio, nos inmortalizo sus andanzas con Joan Miro por el Barrio, como complemento a su formación en el
Cercle Artistic de Sant LLuc. Buscando cosas vivas, describe una farmacia situada en la calle Arco del Teatro:
Accediendo a la calle Arc del Teatre, del Teatre Principal, desde las Ramblas, una arcada a modo de pasillo hace de entrada misteriosa a un mundo donde convive lo cotidiano con lo mágico, si la seguías el desenlace era el paralelo, si antes no te desviabas por cualquier callejón.
1916 nace el Villa Rosa y la calle se corona.
Sí el mejor local de alterne era el Madame Petit, justo enfrente se inaugura el mejor local de flamenco del planeta.
La familia Borrull es una de las dinastías flamencas más importantes, cuya carrera está íntimamente ligada a la ciudad de Barcelona.
Miguel Borrull Castelló, destacado guitarrista gitano nacido en Castellón en 1866, se casó con la bailaora Lola, perteneciente a una saga de memorables bailaoras, junto con sus hermanas La Regla, Tía Gabriela, Juana y María Luisa.
Fruto de este matrimonio continuarán su legado: Miguel Borrull Jiménez, guitarrista cuya obra podemos apreciar en muchas de las grabaciones de esta primera época, y sus hermanas, las bailaoras: Concha, Isabel y Julia, belleza gitana, modelo del famoso cuadro: “Alegrías”, del pintor Julio Romero de Torres.
La tercera generación artística la encabezó la nieta de Miguel, Mercedes Borrull “La Gitana Blanca”, bailaora, cantaora y actriz, de gran éxito.
Miguel Borrull fue uno de los más destacados guitarristas y el preferido de Antonio Chacón, del que dijo:
“la guitarra flamenca tomó otro aspecto con el gitano Miguel Borrull, con un estilo personalísimo y una escuela peculiar, en los cuales se han inspirado los tocaores del día”
Borrull dio a los fandangos malagueños una mayor expresión y dimensión, creando un toque que pasó a denominarse la Rondeña. Combino sus excelencias flamencas, destacando en los toques de levante, con su conocimiento de la guitarra clásica, siendo admirador del guitarrista Tárrega.
En 1915 Borrull es contratado junto con su hija Julia, para actuar en el Folies Bergére, más conocido como Teatre Arnau, en el Paralelo barcelonés. A raíz de dicha estancia decide establecerse en Barcelona y adquirir el local Casa Macia, actual club de tecno: Moog - calle Arc del Teatre, 3-. Este fue un café de alterne, frecuentado por los peculiares personajes que ambientan la obra de Juli Vallmitjana.
Tras su remodelación en 1916, lo reinaugura como café cantante, con el nombre de Villa Rosa, convirtiéndose en un referente mundial y guarida de los más destacados artistas modernistas catalanes. Con motivo de su apertura será Santiago Rusiñol, uno de sus principales impulsores: organizando fiestas para sus amigos, dotándolo de un ambiente bohemio, se convertiría en local de moda. Durante la primera guerra mundial, el Villa Rosa gozará de gran éxito, gracias a la llegada de la burguesía europea que busco cobijo en la capital catalana.
“La calle Arc del Teatre palideció con los smokings y los fracs, los brillantes y los abrigos de piel, y oyó el trepidar de los autos que pasaban por su mal empedrado pavimento”
El local consiguió fama de seriedad y buen servicio, la excepción en un barrio donde abundaban los locales en los que dominaba el descontrol y alborotos, consiguiendo el sobrenombre de la Catedral del Flamenco. Por allí solían pasar los habituales del Liceo tras la opera de turno y se convirtió en reclamo turístico de primer índole, dentro de las actividades más originales y auténticas a presenciar en la ciudad.
Así y todo no estaban exentos de trifulcas, como nos recuerda la prensa:
En 1929 las propagandas turísticas, en boga, lo anunciaban como monumento destacado, con la frase publicitaria:
“El Tibidado, Montserrat, la Sagrada Familia, la Monumental, Montjuic, la Casa d´en Mila … Villa Rosa”
De esta publicidad nos habla Josep María Planes, en la revista Mirador:
“Villa Rosa. Los flamencos, las gitanas, los extranjeros y la manzanilla. Es una concesión magnifica que Barcelona hace a los extranjeros. Posee todo el misterio, toda la incomodidad y la falta de limpieza precisas para que el turista no se sienta defraudado. El exotismo inteligente y calculado hace efecto al mismo tiempo al viejo de la calle Aribau y al marinero de Liverpool. Las gitanas tienen el punto justo de morenez, de casticismo y de mala educación para no aterrar a la clientela local ni impresionar excesivamente al señor de más allá de los Pirineos.
Sin Villa Rosa, muchos ingleses, franceses, americanos se irían de Barcelona con la profunda impresión de que les han embaucado. Si algún día la familia Borrull, cansada ya de ganar dineros, se decidiese a abandonar el negocio, creemos que el Ayuntamiento no tendría más remedio que hacerse cargo de él”
Como podemos ver, el flamenco ha sido uno de los atractivos de esta ciudad desde hace mucho tiempo y seguirá siéndolo, es quizás una de sus señas de identidad con raíces más profundas.
No sólo de Modernismo vive el hombre.
Pasaron por el local los artistas más destacados de la época, cabe destacar a: Manuel Torre, El Cojo de Málaga, La Macarrona, Antonio Chacón, la Niña de los Peines, la Malena, Faico, Manuel Vallejo, Antonio de Bilbao o el Pescadilla padre.
Para Carmen Amaya, que frecuentaba desde niña el barrio, el Villa Rosa formaba parte de su tour nocturno por los locales flamencos barceloneses, acompañada de su padre El Chino y su tía La Faraona.
Al Villa Rosa la decadencia le sobrevino lentamente, al igual que al Barrio Chino e igual que el esplendor de la Barcelona flamenca. Después de la guerra civil sólo queda el nombre, el barrio hoy, y, después de lo que estamos pasando, ya no le quedará más que el Alma, en el corazón de muchos, aún lo podremos recuperar.
Vídeo:
La Rondeña de
Sabicas, palo identidad de Miguel Borrull.
Sabicas y Carmen Amaya, dos jóvenes en el apogeo del Villa Rosa, crearon una de las parejas artísticas más espectaculares de la historia del género. fue donde se conocieron, quizás en el Villarosa.
Madrid tenía, también, su Villarosa y allí tenía que ir Carmen.
Sabicas ayudó a El Chino para que llevase a Carmen a Madrid y la viesen bailar. Este es el testimonio de la primera noche de la niña, en el Villa Rosa madrileño. Sabicas la presenta en una reunión flamenca:
“Aquí tenéis a una gitanilla catalana que lo hace muy bien y que sabe bailar lo que vosotros quisierais saber. En la reunión se encuentra un cantaor viejo: El Peluco, que, riéndose a carcajadas comenta: “¡Catalana seguro que es un petardo!”. Carmen, se levanta, se planta ante el cantaor mirándole desafiante y rompe a bailar, su baile está lleno de rabia y enteramente poseído por el genio del duende. Carmen baila para él y sólo para él, lo rodea, lo acosa, lo enloquece… El Peluco, no puede aguantar más, y traspuesto, grita: ¡Y yo la había llamado petardo! ¡Eso es bailar niña! La noticia se propaga por todo Madrid, ya todo el mundo la respetará.”
Años más tarde, marcaron juntos hitos, especialmente en el periplo americano de Carmen Amaya. Quedan registrados documentos de películas y grabaciones de esos dos monstruos juntos, para la posteridad. Se les atribuye: la creación del baile por tarantos, actuaciones memorables –imaginen Carmen Amaya, al baile y Sabicas, a la guitarra- y amoríos.