"Recuerdo como si fuera ayer a “La Trini”, una cantaora, la más famosa de todas, que cantaba en un ventorrillo propio que se había montado en La Caleta, algo más allá de la Victoria. La primera vez que me llevó mi tío salí como embrujado, la voz de aquella mujer y el texto de sus coplas me llegaron al alma y algunas no he podido olvidar:
‘La tierra que a mí me cubra
ni la mires ni la pises
no te acuerdes más de mí
que mi lengua te maldice
muerta reniego de ti’.
Fíjate, tendría yo 8 años y aquella voz desgarrada al principio hasta me dio miedo. Luego, pasados muchos años, volví a ver a
“La Trini”. Una de ellas fue en 1919, cuando llevé hasta Málaga a
Diaguelev y Falla
para que la conocieran y la oyeran cantar. Estábamos preparando El sombrero de tres picos y yo les había sugerido incluirla como cantaora estrella, cosa que aplaudieron en cuanto la oyeron... y es que “La Trini”, aquella espléndida tarde veraniega, dio el do de pecho, a pesar de su madurez, con un repertorio que ponía la carne de gallina. Recuerdo muy bien una coplilla que dijo ser del joven poeta granadino Federico García Lorca
(Lorca no era por entonces el que luego sería). Pero, al final fue ella la que no aceptó, yo creo que por coquetería, pues había perdido un ojo en su juventud y llevaba un paño negro que le tapaba el hueco. Otra fue en 1921, cuando viajé a España con Olga, como viaje de novios y la llevé a Málaga para que conociera mi ciudad natal. Por cierto, que aquella noche cuando llegamos al ventorrillo de la Trini nos encontramos con
Manuel Machado, que al parecer no sólo era un gran amigo de la cantaora y un asiduo cuando pasaba por Málaga, sino que además le había escrito varias coplas, pues ya se sabe que era un apasionado del cante popular»,
Pablo Picasso, grabó en su código artístico lo vivido en su Málaga natal. Allí aprendió, casi todo, del arte.
A su padre, José Ruiz Blasco, se lo recuerda como: “ingenioso y bromista pertinaz” y un “dandy aficionado a los toros y al cante flamenco".
Otra gran influencia, en la creación de su genio, fueron las escapadas al barrio de “Chupa y Tira”, donde vivían muchos gitanos. De ellos aprendió a fumar por la nariz, algunos pasos de flamenco y otras cosas que se guardó para sí:
“Los trucos que aprendí de los gitanos no tienen fin”
Su obra plasma esos recuerdos. Su otra gran referencia artística fue “La Guapa”, “La mujer Morena”:
“La Trini".
“Haciendo por olviarte
creí que adelantaría
haciendo por olviarte
cuando pasaron tres días
como loco fui a buscarte
porque sin ti no vivía”.
Adaptación de La Susi
y Verdiales:
“La última vez que la escuché fue el año 1907. En esa época cantaba yo en el café Chinitas, y una mañana me invitan para que asistiera yo, y que a la vez les avisara a los guitarristas Santiago Segovia el Ciego y a Santos Ramos, más al excelente cantador Rafael el Moreno, para entre los cuatro amenizar una comida, en el ventorrillo de la Trini.
En un momento en que estaba entre nosotros Trinidad, tuvo un arranque de esos que no tienen más que los verdaderos artistas y con la suavidad y dulzura que hablaba aquella virtuosa del cante por malagueñas, dirigiéndose a la reunión, dijo:
-Señores, yo, en vista de lo a gusto que veo que están ustedes y que a pesar de eso el homenajeado no dice esta boca es mía, si ustedes me lo permiten voy a cantar una coplita; porque yo también estoy muy a gusto en la reunión y no puedo demostrarlo de otra manera.
¡Callarse, que va a cantar la Trini!
¡Las olas callaron y la Trini cantó! Es decir, aquello no fue cantar, fue hacer llorar a más de veinte hombres que con religioso silencio la escuchábamos. Con esta copla nos despidió, la que según mi opinión, ha sido la mejor cantadora de malagueñas conocida hasta hoy”:
“Cuando me pongo a pensar
lo lejos que estoy de ti,
no me canso de llorar:
porque sé que te perdí,
para no verte jamás”.
Así recordaba Fernando el de Triana a: “La Trini”.
Trinidad Navarro Carrillo, “La Trini”, fue una excelente cantaora de finales del S.XIX. Discípula de Juan Breva, posiblemente la mejor interprete de malagueñas de la historia, creadora de sus estilos personales que han marcado escuela.
Un personaje que recibía el apodo de ‘La Guapa”, `pero de la cual no se conservan imágenes, dicen que no quiso retratarse desde que la dejaron tuerta. A La Trini la dejó sin ojo un novio tras clavarle un navajazo, desde entonces llevo un parche tapándose el ojo.
Su vida desde el inicio, criada por unos padres de adopción, fue un eterno remover de sentimientos donde los hombres y sus vivencias, hacían que cuando cantaba la gente se tenía que comer las lágrimas, todo sentimiento vivido. Penetrante expresión de ese sentimiento, de su corazón herido cantando, su cante fue expresar la tragedia de su vida llena de lucha y padecimiento.
Para Picasso, La Trini, fue un modelo artístico y vital. El flamenco, fue la banda sonora de su obra, siempre.
Entrevista a Pablo Picasso:
- ¿Por qué bailas?
- No hay 'por qué', bailo.
- ¿Eres un artista plástico que baila?
- Sí... o un bailador que pinta, lo que prefieras.
- ¿Desde cuándo bailas?
- Siempre.
- ¿Qué piensas cuando bailas?
- No pienso, lo siento.
- ¿Qué sientes?
- Amor.
- ¿Amor?
- Sí, Sí.
- ¿Pero por qué?
- No hay "por qué" para el amor.
- ¿Sientes algo más?
- Vida.
- ¿Qué quieres decir?
- Algunos, solo algunos, hacen en esta tierra aquello para lo que fueron creados. Estos viven. Otros sobreviven. Quien baila vive.
¿Es el baile algo imprescindible?
¿Es esencial respirar? ¿Respondí tu pregunta principal?
- Pero hay un 'precio' para esa elección.
- ¿Para bailar? Sí hay.
- ¿Es caro?
- No importa.
- ¿Pagaste este precio?
- Todavía pago.
- Deberías bailar para alguien...
- También, quiero decir, no solo para alguien, o por una razón. Bailas porque naciste para bailar, así como pintas porque los cuadros ya existen dentro de ti, solo los liberas; así es con el baile, se mueve dentro de ti; si no lo sueltas, es capaz de ... ¡Ni siquiera lo sé! Una hormiga hace su trabajo sin cuestionar, los pájaros vuelan sin cuestionar, los peces nadan... los hombres, unos matan, otros prefieren hacer aquello para lo que fueron creados: amar.
- Bailo, pinto, amo