Un viaje por la Barcelona flamenca de la post guerra a los años 70 de la mano de uno de los prestigiosos del toque. La Venta del Toro, El Brindis, La Macarena, El Villa Rosa, son sus primeros escenarios.
El guitarrista de la última etapa de Carmen Amaya:
"El baile de Carmen Amaya era electrizante, improvisado y sobre todo lleno de pasión y furia como un fuego abrazador. Sin embargo, cualquier guitarrista, aunque su toque era sencillo, podía acompañarla siempre y cuando tuviera “compás y rasguease correctamente”. El temperamento, la facultades y la personalidad de Carmen hacían el resto; pero cuando se entraba en su malabarismo técnico, rítmico y espontáneo, lleno de matices y extraordinaria fuerza expresiva, el guitarrista además de necesitar un completo domino técnico del instrumento, debe tener intuición, compás, variedad de falsetas y combinaciones rítmicas, potente sonoridad y “Pellizco”.
"Andrés Batista nació en Barcelona el día 12 de octubre del 1937 en el seno de una familia trabajadora y alejada de la vida profesional artística.
A la edad de ocho años en una fiesta familiar oyó cantar a su primo Juan de 27 años, que era aficionado, acompañándose él mismo a la guitarra y ese día la llama de la afición prendió en él.
Dado el empeño que demostró para que le enseñase su primo, éste habló con el padre de Andrés aconsejándole que le comprase una guitarra de estudio (las utilizadas para el aprendizaje) para que pudiera practicar lo que le iba a enseñar, alguna que otra escala, acordes y ritmos básicos para acompañar el cante. A los seis meses había aprendido todo el repertorio de su primo y éste, ante la afición y facultades del niño recomendó a su padre buscarle un adecuado profesor.
Hubo suerte, al poco tiempo su tío Agustín abogado de profesión y notable guitarrista aficionado, se instaló en Barcelona y era el candidato especial para realizar ese cometido didáctico, tocaba bien, tenía un amplio repertorio, era disciplinado y además no le cobraría las clases. Después del acuerdo familiar Andrés iba a casa de su tío cada quince días para recibir su clase. Aprendió tablatura (Cifra), solfeo y los estudios técnicos de los grandes nombres de la guitarra clásica: F. Tárrega, F. Sor, E. Pujol y M. Llobet.
A los cuatro años su tío le dijo:
- Ahora ya has aprendido todo mi repertorio y lo que podía enseñarte de música. Creo que debes ir con el Maestro D. Antonio Francisco Serra para ampliar tus conocimientos y perfeccionarte. Hablaré con tus padres y espero que accedan a ello.
Después de una seria conversación con ellos y comprometiéndose a que su afición y aprendizaje de la guitarra no afectaría para nada a las buenas notas de sus estudios escolares, a la edad de doce años inició las clases con ese extraordinario Maestro lleno de ilusión y entusiasmo.
D. Antonio era un hombre educado, amable e inteligente que pronto se dio cuenta de que a su joven pupilo le atraía más el flamenco que la música clásica y solía decirle:
“El saber no ocupa lugar” además de la técnica guitarrística debes aprender armonía y composición. Estos conocimientos te ayudarán mucho en tu correcta formación como guitarrista flamenco y mientras puedes oír los discos de los buenos tocaores que acompañan a cantaores de renombre como: Ramón Montoya a Antonio Chacón; Miguel Borrull (Hijo) a José Cepero, Manuel Vallejo; “Niño Ricardo” a Juan Varea y Canalejas de Puerto Real; Melchor de “Marchena” a la “Niña de los Peines, Manolo Caracol y Antonio Mairena, etcétera. Apréndete sus falsetas, ritmos y la forma de acompañar de cada uno y analiza el toque en función al cante y a su intérprete, ya que el mismo estilo según sea el cantaor varia.
Estos dos primeros años fueron bastante cómodos para el joven Andrés, tan sólo tenía los estudios escolares, los de guitarra y armonía y aprenderse las falsetas, acordes y ritmos de acompañamiento de los estilos de cante. Sin embargo, al cumplir los catorce años dos acontecimientos inesperados complicaron su aprendizaje guitarrístico. El primero fue que su padre le inscribió para estudiar el peritaje mercantil y el segundo, la oportunidad de trabajar en una gran empresa, permitiéndole además de practicar sus conocimientos administrativos y mercantiles, percibir un sueldo mensual necesario para contribuir a los gastos familiares, lo que era imposible de rechazar por obvias razones, aunque ambos acontecimientos restarían un considerable tiempo necesario para desarrollar y ampliar su aprendizaje guitarrístico y musical. Con buen talante aceptó sus nuevas obligaciones y con una estricta disciplina estableció los horarios para cumplir con la obligación del trabajo, el estudio del peritaje y hallar al menos una hora diaria como mínimo para seguir practicando la técnica, repertorio de la guitarra y los estudios de la armonía, el inicio de la composición y las falsetas y los ritmos flamencos en los días de entre semana y los sábados y domingos poderles dedicar todo el día. Ello significaba, no disponer de tiempo libre para ir al cine, a bailar u otros esparcimientos, pero la afición e ilusión le llenaban por completo su vida diaria. Sus padres recompensaban esta constante y seria labor, llevándole a algún que otro espectáculo flamenco, donde conoció personalmente a varios nombres importantes de la época.
En una ocasión felicitando al renombrado “Niño Ricardo” se atrevió a preguntarle:
- Maestro ¿Cómo se hace la alza-púa?
Mirándole fijamente éste le respondió:
- Niño pá arriba y pá abajo.
Y sin añadir una sola frase más se fue.
Durante este periodo empezó a frecuentar algún que otro sábado el tablao “Villarosa”, el chato de manzanilla costaba quince pesetas y ello era una cantidad elevada para la economía de Andrés, así que sólo humedecía los labios cada vez en la copa para tratar de que se prolongase el contenido del mismo el mayor tiempo posible y evitar tener que pedir otra consumición. Trabó amistad con el tocaor “Pepe de la Isla” al que le enseñaba algunas falsetas y éste le recibía siempre con simpatía, presentándole al poco tiempo a “Perillo de Jerez” que actuaba como bailaor, pero que cantaba muy bien y con el tiempo fue conocido como el gran Fernando “El Terremoto”. La amistad y simpatía que le dispensaban estos dos artistas se debía principalmente a su destreza guitarrística, juventud, educación e inexperiencia en el mundo flamenco y sobre todo a su afición por aprender, lo que le facilitó practicar el acompañamiento de algunos cantes con ese gran cantaor y que el camarero dándose cuenta de todo ello y del ajustado presupuesto que disponía Andrés le dijese:
- No te preocupes, puedes tomarte alguna copa más, sólo te cobraré una.
Estos encuentros prácticos, visuales y de gratas conversaciones con muchas preguntas realizadas a los artistas de ese tablao, contribuyeron, junto a sus estudios diarios, clases y oír repetidas veces los discos que caían en sus manos, a su formación profesional de manera muy positiva, familiarizándose con el ambiente flamenco, con los distintos estilos interpretativos y también para comprender la diferente idiosincrasia personal de cada artista según su lugar de procedencia y nivel cultural.
Cuando tenía 17 años y medio en unos días de vacaciones con sus padres en Sitges un pequeño y bello pueblo costero cerca de Barcelona, tuvo la oportunidad de oír personalmente en un concierto al Maestro Miguel Borrull (hijo). Después de felicitarle, le comentó que poseía una guitarra de ciprés extraordinaria. El Maestro que tenía el estuche abierto le respondió:
- Es de Domingo Esteso, pruébala si lo deseas.
No se hizo repetir la oferta y empezó a tocar algunas variaciones. El Maestro sorprendido comentó:
- Eres profesional se nota por tu destreza técnica y dominio del ritmo.
- Que va Maestro, soy un aficionado nada más.
- ¿Es que no te dedicas a ello? Podrías hacerlo muy bien.
- Cualquiera les dice a mis padres que deseo de ser profesional con la mala fama que tiene el flamenco.
- Eso no es correcto ni justo, las habladurías en contra de esta profesión son consecuencia quizás del mal comportamiento de algunos y también de la escasa información que existe sobre ella, pero la mayoría de los artistas flamencos son personas honestas, profesionales serios y muy capacitados. ¿A ti te gustaría serlo?
- La verdad Maestro, por una parte sí, pero por otra no estoy tan seguro.
- Bueno, pues lo mejor sería que lo intentaras y después de un cierto tiempo lo decides. ¿Te parece bien?
- Si creo que sería lo más adecuado, ¿Pero como lo hago?
- No te preocupes dame la dirección de tu casa y hablaré con tus padres.
A los dos días se presentó en mi casa y expuso con total claridad su propuesta:
- Si Andrés no reuniese las condiciones que tiene no les molestaría en absoluto, pero sería una lástima desaprovechar esta ocasión, si realmente a él le gusta la guitarra tarde o temprano se dedicará a ello y estos años de retraso no le beneficiarán. Ahora tiene la posibilidad de trabajar conmigo en el Tablao “El Brindis”, donde estoy como Director, le enseñaré todo lo que sé, cogerá practica de acompañar al cante y al baile y además ganará un sueldo diario de 75 pesetas.
La propuesta de D. Miguel no fue muy bien acogida por la madre de Andrés que comentaba que entraría en un ambiente poco serio y podría perjudicarle. Sin embargo, el padre D. Esteban que era un hombre de talante tradicional, serio y de pocas palabras, dijo:
-Si el Maestro Borrull ha tenido la amabilidad de venir a nuestra casa para hacer esta propuesta es que realmente ve posibilidades en el muchacho y creo que debemos de seguir su valioso consejo y darle una oportunidad. Probamos tres meses y si todo funciona bien que siga, en caso contrario le rompo la guitarra en la cabeza y se acabó su afición. Tan sólo le pido el favor D. Miguel que cuando acaben el espectáculo le acompañe a casa.
-No se preocupe, así lo haré.
El acuerdo estaba sellado y no se habló nada más. Me di de baja en el trabajo y estacioné los estudios del peritaje mercantil por el momento y a la semana siguiente inicié mi andadura profesional como guitarrista flamenco.
El tablao “El Brindis” estaba ubicado en la Plaza Real, hoy existe con el nombre de “Los Tarantos” y el elenco artístico estaba formado por las bailaoras: Loli “La Camisona”, La Cañeta, La Quica, Teresa Bustamante, los cantaores Antonio de “Graná”, Antonio de los “Puertos” y el “Tembleque (Cantaor y bailaor) la tía de la “Camisona” que cantaba y bailaba y el tocaor Juan Riera, además del Maestro Miguel Borrull. La noche del debut la preocupación de Andrés era muy real, representaba su bautizo cara al público y no tenía experiencia alguna de acompañar al cante y al baile sin ningún ensayo previo. D. Miguel dándose cuenta de ello, le recomendó:
- Tienes que estar tranquilo todo saldrá bien, tú sólo sigue la letra del cante para acompañar y fíjate en los movimientos de las que bailan, ellos te indicarán los desplantes, llamadas, escobillas, etcétera y verás que dentro de unos días estarás como pez en el agua.
Aunque las palabras del Maestro le animaron un poco, los nervios seguían atenazándole las manos por la gran responsabilidad.
Al terminar el espectáculo todos los artistas le felicitaron por su buen hacer, aunque él se sentía como si hubiese recibido una gran paliza. Por suerte al transcurrir los días y bombardear de preguntas y apuntar las letras de los cantes y hacer repetir pasos, desplantes y llamadas a los artistas que colaboraron amistosamente, su labor como acompañante fue la adecuada y las palabras del Maestro “de sentirse como pez en el agua” se hicieron realidad. Los tres meses pasaron sin darse cuenta y las buenas referencias aportadas por el Maestro a sus padres con la afición y estudio que demostraba Andrés, permitieron que siguiera actuando adquiriendo conocimientos sumamente valiosos para el acompañamiento y toque solista gracias a los consejos e indicaciones de D. Miguel que fueron de gran ayuda y un buen estímulo para conseguir un bagaje artístico de relevante importancia.
Al cumplir los dieciocho años Andrés fue aconsejado por varios amigos que al tener que hacer el servicio militar obligatorio sin saber que ciudad o pueblo le tocaría, quizás sería mejor que entrase como voluntario porque podía elegir plaza y cuerpo militar ya que ello le permitiría tener mayores posibilidades para continuar en su reciente labor de guitarrista profesional.
Lo comentó con sus padres y ellos estuvieron de acuerdo. Se iniciaron las oportunas averiguaciones y por mediación de un amigo fue elegido un cuartel de Barcelona ubicado en la zona de Pedralbes y se iniciaron las diligencias para que entrase como voluntario.
A los pocos meses D. Miguel Borrull se retiró como director y Andrés tuvo una oferta para contratarle en el tablao “La Macarena” que gozaba de mucho prestigio y además aceptaban las condiciones de que podía ausentarse por motivos del servicio militar cuando fuese necesario. Después de consultar a D. Miguel y recibir su aprobación, la satisfacción y alegría de Andrés fue notoria, había conseguido no alejarse del entorno flamenco y podía seguir ganando dinero con su nueva profesión para seguir ayudando a sus padres.
Los dos años de servicio militar transcurrieron con innumerables posibilidades de poder seguir actuando con diferentes artistas en ese nuevo tablao aumentando los conocimientos y también la fama como buen guitarrista acompañante y solista por lo que fue requerido en el puesto de primer guitarra en un tablao que se inauguraba “La taberna del toro” con mayor sueldo y aceptando la condición de que podía ausentarse cuando fuese preciso por razones del servicio militar. Allí acompañó a los famosos Antonio “El Farruco” (bailaor) y Antonio Nuñez “El Chocolate” (cantaor) (naciendo una buena amistad y admiración entre ellos) además de otros artistas de rancia solera, aunque no tan conocidos popularmente. Con los dos tocaores del cuadro artístico Emilio Prados y Alfonso Labrador montó varios solos a trío que gustaron tanto a la dirección del tablao como a los compañeros artistas y sobre todo al público, por lo que dicha actuación quedó fija en el espectáculo diario propagándose rápidamente su éxito, por lo que muchos clientes preguntaban a qué hora se hacía el recital de guitarra para asistir con aficionados e invitados.
En esa época actuaba la bailarina Queti Clavijo con su ballet en la sala de fiestas “El Río” y su guitarrista le comentó las buenas artes de Andrés y ella interesada un día acudió a presenciar todo el espectáculo. Tuvo una entrevista personal con él y le propuso actuar con su ballet para una gira por Oriente Medio estando de acuerdo en esperar que terminase su servicio militar, pero deseaba saber si tenía algún inconveniente en tocar el concierto de Aranjuez en una versión reducida. Su respuesta fue afirmativa, aunque le comentó que creía necesario contar con el permiso de su compositor el Maestro Joaquín Rodrigo para realizar esa versión reducida. Queti estableció contacto con el Maestro y éste le respondió que deseaba primero escuchar al guitarrista. El encuentro en Madrid pudo establecerse a las pocas semanas aprovechando unos días de permiso de Andrés quedando muy satisfecho el Maestro con el dominio técnico e interpretación de algunas obras que tocó. Sin embargo, no deseaba que se hiciera una versión corta de su obra si ésta no se realizaba en un teatro. Esta reunión fue el inicio de una gran amistad entre Joaquín Rodrigo y Andrés Batista. La gira recorrió Irán, Líbano, Chipre, Jordania y Egipto donde conoció al gran compositor armenio Aram Kachaturian que le felicitó por su actuación y le auguró un brillante futuro como concertista.
Recién llegado a Barcelona un representante artístico se puso en contacto para proponerle actuar una gala con la genial bailaora Carmen Amaya. La actuación cara al público (acompañando sin previo ensayo a todo el elenco, los bailes de Carmen y realizar los solos de guitarra) fue todo un éxito para Andrés y con la completa satisfacción por parte de Carmen Amaya y su esposo Juan Antonio Agüero que era tocaor, proponiéndole realizar la gira por Estados Unidos y Sudamérica.
La alegría de Andrés era inmensa, la mejor bailaora y figura internacional le contrataba para acompañarla y ser solista de su espectáculo. A los pocos días debutaron en Los Ángeles, donde asistieron al espectáculo entre otras personalidades las famosas actrices y actores de cine: Ava Gadner, Rita Haiwort, Gary Grant, Glend Ford y James Mason. En un concierto conoció al insigne concertista de guitarra clásica D. Andrés Segovia. Puerto Rico fue la segunda etapa de la gira donde recibió la felicitación del célebre violonchelista Pablo Casals en su casa de San Juan y en Nueva York ciudad de los rascacielos, pudo conocer y oír personalmente al genio de la guitarra flamenca Agustín Castellón “Sabicas”. Encuentro personal y artístico que Andrés agradeció y del que guarda un entrañable y grato recuerdo.
La gira por Sudamérica empezó en Argentina donde entabló una gran amistad con otro fenómeno de la guitarra flamenca Esteban de “Sanlúcar” que perduró hasta su triste fallecimiento en 1989. Uruguay, Perú y Méjico fueron los países siguientes obteniendo un éxito arrollador. En este último inauguraron el Teatro Insurgentes y Carmen Amaya recibió la oferta de actuar en la película “Los Tarantos” con toda su compañía. En el mes de Febrero se inició el rodaje de la misma en el monte Montjuich de Barcelona con un frío terrible ya que su director Rovira Beleta prefería las horas matutinas casi al despuntar el día para rodar las escenas con esa luz y sin abrigo alguno. Hecho poco agradable y propicio para realizar las actuaciones de baile, cante y toque a la intemperie. Una vez finalizado el rodaje de la película el representante artístico ya organizaba la gira de las galas de verano por toda España. Después de realizar varias actuaciones en distintas ciudades el día 8 de Agosto en Gandia (Valencia) Carmen no pudo terminar el espectáculo, se encontraba mal y se suspendió el resto de las galas contratadas. Su dolencia renal era alarmante y sin solución, aún así todavía actuó en una gala benéfica para patrocinar el alumbrado del campo de fútbol del pueblo de Begur (Girona) donde había comprado una casa. Esta genial bailaora falleció en el mes de Noviembre del año 1963.
La exquisita bailaora María Márquez que formaba pareja con el famoso Vicente Escudero conocedora de las cualidades profesionales y personales de Andrés se interesó para contratarle haciendo su debut en el conocido tablao “Los Tarantos” junto al popular cantaor Roque “Jarrito”. La acogida por parte del público fue abrumadora de entusiasmo y las críticas de los periódicos muy elogiosas destacando la labor del joven guitarrista como acompañante y sobre todo como solista. Titulares como: Vicente Escudero “Sorprendente”; María Márquez “Fabulosa”; Roque “Montoya” “Formidable” y Andrés Batista un guitarrista “Sensacional”. Otro escribía: “Asistir a un espectáculo con tres nombres reconocidos es siempre una garantía de calidad y buen gusto, pero descubrir a un joven valor de la guitarra a la altura de estas figuras además de reconocer su valía, es una delicia oír sonar este instrumento por manos tan expertas y una sensibilidad exquisita”. “El espectáculo fue maravilloso Vicente, María y Jarrito estuvieron magníficos. Sin embargo, el triunfador de la noche fue el joven guitarrista Andrés Batista”.
Todas estas elogiosas críticas dieron una fuerte dimensión popular al joven tocaor entre los profesionales flamencos, aficionados, casas discográficas y periodistas, contribuyendo a que en poco tiempo su colaboración artística fuese solicitada en reiteradas ocasiones por distintos artistas. En el año 1965 grabó sus dos primeros long-play solistas con el sello discográfico E. M. I. contratándole para que cada año grabase un long-play. La estupenda pareja de baile “Ana Mercedes y Antonio Español” le contrataron para su gira de recitales en las Juventudes Italianas”; La formidable bailaora “La Singla” se interesó para que actuara en su espectáculo veraniego y en los recitales en Alemania; Y la popular pareja de baile “Susana y José” famosa en Holanda, Alemania, Austria, Suiza y países escandinavos que estaban preparando su nuevo ballet “La Celestina” estuvieron muy complacidos al poder contar con Andrés para estrenar su ballet”, ocasión que le permitió conocer personalmente al célebre Director de Orquesta Ernest Von Karajan en un teatro de Berlín quién le felicitó por su actuación.
El reputado crítico D. Sebastián Gasch, el escritor D. Alfonso Puig, el periodista Carlos Carrero y el presentador radiofónico D. Ricardo Romero fueron los primeros iniciadores en propagar las cualidades profesionales y personales de Andrés. Personas de las que tiene un grato recuerdo y sincero agradecimiento porque le brindaron la oportunidad de ser conocido a través de los medios de difusión de la prensa y radio proporcionándole una popularidad que le facilitó obtener buenos contactos y contratos con las principales figuras del momento.
Su colaboración artística con todos estos grandes profesionales se mantuvo efectiva durante varios años pudiendo combinar fechas y períodos de actuaciones con ellos recorriendo los principales teatros de medio mundo. Labor que le permitía acrecentar su popularidad y reconocimiento profesional facilitándole además de grabar más discos solistas iniciar algunos conciertos con mucho éxito, obteniendo poco a poco galardones de renombre como: El Premio Nacional de Guitarra, concedido por la Cátedra Flamencología de Jerez; Premio al mejor intérprete concedido por Radio-Televisión alemana en Frankfurt; Disco de Oro por Radio Madrid; Medalla Honorífica en el Festival Mundial de Folk en Campione (Italia frontera con Suiza) etcétera, que coronaban y acreditaban la exitosa labor profesional de Andrés.
En el año 1968 un representante artístico le ofreció una gira de conciertos por Japón, Andrés le propuso hacer los conciertos con su Maestro Antonio Francisco Serra quien interpretaría la primera parte con un programa de guitarra clásica que finalizaría con dos dúos tocando las obras “El Vito” y “el Zapateado de Sarasate” (arreglos realizados por ellos y la segunda parte a cargo de Andrés interpretando estilos flamencos y terminando con dos dúos “Zarandela” (Farruca) y “Aires Calés” (Garrotín) obras de la autoría de Andrés (que más tarde grabarían en disco). Al representante artístico le pareció una buena idea, aconsejándoles que en sus bises interpretaran alguna canción japonesa. La idea aunque interesante desde el punto de vista para agradar al público japonés, era poco oportuna ya que desconocían ese repertorio. Sin embargo, en el aeropuerto de París encontraron a un guitarrista japonés y después de darse a conocer con la alegría de éste y comentarle su preocupación por encontrar alguna canción u obra de su tierra, la sorpresa fue notoria llevaba en su estuche una partitura que el Maestro Serra aprovechando la duración del vuelo empezó a efectuar el oportuno arreglo para dos guitarras. La noche del debut en Tokio al interpretar los primeros compases de dicha canción, todo el público se puso de pié como un resorte y en silencio. El consiguiente sobresalto para ellos fue enorme, ya que ignoraban si habían incurrido en una falta grave por tocar algo que estuviese prohibido o mal visto. Al finalizar la obra el aplauso fue atronador con los gritos de “domo arigató” que después les explicaron que significaba “muchas gracias”. El mal rato vivido por las posibles y nefastas consecuencias les decidieron a no volver a interpretarla. Sin embargo, el director de la casa discográfica “Toshiba” les estaba esperando en el camerino para felicitarles y proponerles grabar un long-play de canciones japonesas ante el éxito alcanzado. Grabación que efectuaron tiempo después obteniendo un premio al mejor disco de música popular japonesa con sensibilidad y poesía flamenca.
A finales del año 1970 colabora nuevamente en unos recitales con la estupenda pareja de baile “Ana Mercedes y Antonio Español” en el Teatro de la Moneda en Bruselas (Bélgica) consiguiendo un estrepitoso éxito. La admiración artística y personal entre Ana Mercedes y Andrés Batista crece sensiblemente y la llamada de cupido aparece de inmediato uniéndoles desde ese momento hasta que años después se convierte en un feliz matrimonio que se manifiesta artísticamente para formar su propio Ballet. Sus actuaciones por la geografía española y las múltiples solicitudes recibidas para colaborar con otras compañías se desarrollan por toda Europa.
En el año 1972 el Director de la prestigiosa editorial Unión Musical Española D. Juan del Águila le propuso publicar un cuaderno sobre la técnica de la guitarra flamenca que fue muy bien recibido por todos los aficionados y a mediados del año 1973 presenta su disco con orquesta “Contrastes flamencos” en el sello discográfico “Belter” que recibe las felicitaciones de los Maestros J. Rodrigo, F. Moreno Torroba, A. Robledo, Hipólito Rossy y Enrique Cofiner y los buenos comentarios de la prensa como: “Un duende hecho flamenco” de Carlos Carrero; “Un hombre, una guitarra y un nombre Andrés Batista” de Ricardo Romero; “Arte o magia de tocar la guitarra flamenca” De Juan de la Plata, etcétera. A principios del año 1975 graba “Candelera” un long-play solista con varios dúos con el Maestro Serra que logra un éxito insospechado entre los aficionados de todo el mundo y la prensa internacional.
Por indicación de los prestigiosos flamencólogos Manolo Ríos y José Blas Vega le aconsejan la conveniencia de radicar su domicilio en Madrid por la importancia artística y meollo de las principales contrataciones que se fraguan y desarrollan en esa capital. Decisión difícil por una serie de razones familiares, de amistades y traslado que exigía una importante deliberación entre la pareja razonando los pro y los contra, pero al final deciden realizar el cambio. Encuentran en el mes de diciembre del año 1975 un piso céntrico en el que actualmente siguen viviendo.
Extraído de la pagina web de Andrés Batista, pueden seguir el desarrollo de su gran trayectoria artística, ya instalado en Madrid, en:
Andrés Batista, historia viva de la guitarra flamenca.