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BarrioXChino: ritmo AMAYA

BarrioXChino:

ritmo AMAYA


Alterne, Embriagadores y Flamenco, el rincón más Bohemio del planeta:

Los Amaya Flores, Wu-Li-Chang, Cal Manquet con el Ballet Ruso de Montecarlo y la calle del Olmo. 


Sí Carmen Amaya, era del Somorrostro, su Barrio y Maestro fueron El Chino, una escuela que la llevó a conquistar el mundo.

 

“Él cogía la guitarra y yo me ponía a bailar. Me decía: no, eso no, hazlo otra vez, así, eso; está bien, o está mal, o no entras a compás. Todas las cosas las sacaba yo. Sin enseñarme ningún paso de baile, fue él el que me enseño. Mi padre me hizo poner los pantalones y bailar por alegrías. Los pantalones no perdonan: se ven todos los defectos del mundo y no tienes dónde agarrarte.” Carmen Amaya

 

José Amaya Amaya: “El Chino”, nacido el 17 de Mayo en Barcelona, guitarrista y padre de Carmen Amaya.

 

Muchos han puesto en duda el origen de la bailaora, pertenece a una familia gitana enraizada en Barcelona desde hace muchas generaciones: Los Cafeletes.


Barcelona, a pesar, del misticismo Al-Andaluz y del rechazo local, fue la capital de un género musical totalmente vinculado a su revolución industrial, con carácter urbano y sabor portuario.

 

El Barrio más flamenco del planeta, hasta mal pasada la guerra civil, tenía un rincón donde lo surreal convivía con lo cotidiano, en total armonía con los sentidos. Ninguna ciudad contaba con la amplia oferta lúdica y anticultural que se ofrecía en sus calles, en  convivencia con la rutina diaria de una ciudad que se salía de sus murallas.

 

Ni los barrios bajos de Génova, ni el barrio del puerto de Marsella, ni la Villete parisina, ni el Whitechapel londinense, tienen nada que ver con el ambiente bohemio de nuestro Barrio. Sí pensamos en Jerez, Sevilla o Madrid, en la época, El Chino  acumulaba más locales donde se perseguían las quejas desgarradoras del cante Flamenco, que las tres capitales anteriores juntas. NYC o cualquier metrópolis americana actual, copiaron el patrón condal.

 

Fue conocido también como Distrito V, que según nos recuerda Sebastián Gasch en una de sus crónicas:

 

Es precisamente en este Distrito V donde os persiguen, implacables y obsesionantes, insistentes, los lamentos desgarrados del maravilloso cante, y donde os llega constantemente el eco conmovedor y dolorido de los tablados estremecidos, que se quejan patéticamente al ser fustigados vigorosamente por los tacones ardientes y desesperados, exasperados, de tantas bailaoras, subyugadas e hipnotizadas, por un ritmo seco y preciso, alucinante. Nuestra gente ignora que es precisamente en este distrito donde el Flamenco, sin gota de escenografía, se manifiesta con una crudeza terrible y con patetismo conmovedor. Puede que más puramente que en la misma Andalucía.

 

Barcelona entre 1888 y 1929, fechas en que celebró sus dos Exposiciones Universales, contará con un barrio picante, donde la comunidad China ya estaba presente.

 

Sí la zona que comprende ese triángulo formado entre: El Liceo, El Molino y Colon, fue su enclave; donde adquiría su máxima expresión era en la cuadratura que formaban las calles de: Nou de la Rambla, Portal de Sta. Madrona, Sta. Madrona y Av. de les Drassanes. Allí estaba el corazón, conectado con el mundo con la puerta de los navegantes, La Santa Madrona, y portal  de entrada terrestre a la montaña de Montjuic y a todo lo que llegaba de la vertiente del Llobregat.

 

Hoy, de todo eso sólo queda la nostalgia, cuatro calles que conservan aunque sean las edificaciones en: Olmo, Arc del Teatre, Nou de la Rambla y Sta. Madrona, todo lo demás ha sido destruido, perduran los recuerdos de cuatro ancianos que siempre esperaron que su barrio mejorase y que no acabase así, expulsados en post de una Barcelona que olímpicamente: Ni Fu Ni Fa.

 

El boom económico hizo que la ciudad fuese impulsora del Flamenco dando estrellas internacionales como la bailaora Carmen Amaya, de los Cafeletes, Amaya Flores, aunque ella era flamenco y algo más. Sus inicios fueron en el Cal Manquet y en la calle del Olmo vivió su tía, compañera y maestra, La Faraona. Nacida en el Somorrostro, su barrio artístico fue como el apodo de su padre: El Chino.


La urbanización de la Rambla nace con el flamenco y las fábricas.

 

En 1790 se inauguró la calle Conde del Asalto,  actual Nou de la Rambla, con ella se abrieron la mayoría de las calles de la zona, donde se instalaron las primeras fábricas de indianos y los palacios de sus propietarios. Con el tiempo, el Barrio se fue transformando en una zona plenamente industrial, construyéndose viviendas de pésima calidad para alojar a los obreros y sus lugares de ocio, donde sacarles el salario.

 

Con los frutos del negocio colonial y la llegada del S.XX, el Plan Cerdà se vuelve a salir de las murallas, nace el Eixample. La burguesía instala sus negocios y sus residencias en la nueva ciudad, dejando el Barrio en olvido.

 

El Barrio Chino

 

Portal de Santa Madrona, una de las puertas de entrada o salida a un laberinto de pasiones.

 

Barcelona llegó a tener tres patronas: la Virgen de la Mercè y Santa Eulalia, la  tercera, la protectora de los navegantes y la que dio nombre al Portal de Santa Madrona, que hoy sigue uniendo la Rambla de Santa Mónica con el Paralelo, bordeando la trasera de las Drassanes, marcando el límite sur del barrio y conectando a la ciudad al mundo por tierra y mar.

 

Ya poco se parece a esa vía de entrada a una ciudad encerrada en una muralla, a pesar que sea el único Portal que se conserva, a día de hoy. Con la llegada de la guerra in-civil, de la aviación masiva, los acuerdos internacionales y los lobbys turísticos, entre todos los otros que pululan; hoy, sólo le falta la puntilla, da Pena.

 

El Portal a lo Prohibido.

 

A comienzos del siglo XX en el barrio se vivía en las calles porque la gente no cabía. Los pisos se compartían, eran pequeños y los olores tremendos, pero peor eran las casas de dormir, muchas eran lugares infames donde la gente, de toda edad y condición sexual, dormían sobre jergones o paja extendida en suelo, sin apenas ventilación, hacinados.

 

Durante el siglo XIX y hasta bien pasada la guerra in-civil fue una calle muy concurrida, donde lo extremadamente marginal, convivía con lo portuario, entre: fábricas, vaquerías, locales de alterne de todos los sabores, afiladores, pastelerías, animales en los terrados, cuadras de caballos, mercados callejeros improvisados y sin improvisar en donde cualquier sustancia estupefaciente o utensilio de cualquier rincón del mundo era comercio constante, entre carnicerías, casas de comida, traperías, farmacias, panaderías, bodegas, médicos o curanderos que curaban cualquier mal o predecían los acontecimientos, tiendas de alquiler de carromatos, de pianos, de bicicletas, armerías, pescaderías o fruterías, fábricas de licores, casas de comer barato y caro, talleres industriales y muchos burdeles y tabernas.


Todo ello aliñado con los olores que cada uno desprendía de sus actividades, más lo húmedo y salado del mar y el Almizcle humano a flor de piel, en perfecta armonía con la vecindad.

 

Durante el día todo convivía con un mercado callejero en Arc del Teatre, donde cualquier cosa se podía encontrar, cogiendo su máximo apogeo cuando se pasaba el cruce con Migdia: “els quatre cantons”, el lugar más animado del barrio, dirección Paralelo.

Cae la noche en El Barrio más Picante: Sexo, Drogas y Flamenco.

 

De noche, el aspecto de los callejones era sobrecogedor. Iluminados algunos de sus fragmentos por farolas de gas, la oscuridad total era lo que dominaba en la mayoría de las zonas, afloraba otro mercado callejero: el del Pecado, contando como banda sonora principal con el cante, toque y baile.

 

Tabernas, cafés cantantes y burdeles mal alumbrados por luces de acetileno salpicaban el lugar. A partir de la medianoche, no antes,  salían las prostitutas o personas de cualquier condición sexual a la caza de clientes; su valor no dependía exclusivamente de su atractivo físico si de su habilidad en complacer a los clientes. Era el otro mercado al aire libre del barrio. Si una de ellxs caminaba por las calles antes de la medianoche, procedían a detenerlos.

 

Allí llegaban gentes de cualquier rincón del planeta, en particular toda la intelectualidad de las elites, a convivir con el pan nuestro de cada día, quedando totalmente fascinados, como se evidencia en las obras artísticas de cualquier índole o nacionalidad, en la cultura moderna de la época.

 

Dentro de esa cotidianidad el Barrio, contaba con una destacada delincuencia autóctona y heterogénea, un lugar peligroso incluso para la misma policía, pero con un respeto hacia los vecinos del entorno y sembrando el temor del resto de la ciudad, convirtiéndose en personajes notorios,  inmortalizados por artistas de toda índole y nacionalidad.


Con la llegada del siglo XX se acabó consolidando como la calle del vicio, donde las casas de alterne y las tabernas estaban en pleno apogeo sensorial. Durante la Primera Guerra Mundial, Barcelona se transformó en el destino turístico de muchos europeos que acudían a una ciudad en paz y con una espectacular oferta de ocio que duraba las 24 horas del día.

 

Para muestra un botón:

 

CAL MANCO

Local de Alterne

Portal de Santa Madrona 22

(1920 - 1938)

 

En la puerta una mujer gruesa con cara de hombre y los pechos caídos, con un cigarrillo y las nalgas desarrolladísimas, acaso por estar tantos años sentada en la misma silla de enea, sirve de portero.

 

Alrededor de la gran sala hay una banqueta adosada a la pared forrada con hule rojo y lamentable. En el fondo una mesa de mármol y una pianola. La pianola funciona casi permanentemente. Las pupilas se encargan de ir pidiendo a cada cliente diez céntimos para darle marcha 

 

De cuando en cuando pasa el Manquet que observa cómo funciona el negocio y mira a toda aquella gente con harta compasión”. Paco Madrid, 1926.

 

Pasados siete años y gracias a los avances tecnológicos, la pianola fue sustituida por un gramófono, lo demás funcionaba como siempre.

 

La casa llamada del Manco es ya popular en Barcelona por ser la más acreditada en su género y al mismo tiempo la más económica. El dueño procura tener siempre a su disposición los más variados ejemplares de la fauna prostibularia, en lo que algunas son destacadas maestras.

 

El salón es amplio, rodeado de divanes. En él hay una gramola que funciona mediante la introducción de una pieza de diez céntimos. Las mujeres corren de un lado para otro en camisa breve y transparente. Todas ellas fuman y parecen contentas de su suerte. Algunos sábados y domingos se calcula que desfilan por la casa cinco mil hombres.


Todas ellas practican el safismo y generalmente sienten asco hacia el hombre al que solo ven a través del tipo que las ha perdido para dejarlas en manos de otros que forman cola y que por imperio de sus tres pesetas les exigen el máximum de asquerosidades. 

 

Son máquinas de provocar espasmos, insensibles al goce que proporcionan”. Francisco Oliva, 1933



El Manquet era el apodo y condición física del amo del negocio: Rafael Salvà, que abrió a pocos metros:

 

Cal Manquet: “el ambiente flamenco era muy intenso”, Carmen Amaya sube al escenario.

 

El Barrio y el flamenco dieron más fama internacional a Barcelona que las dos Exposiciones internacionales.

 

El Senyor Salvà, contaba con otro negocio paralelo a sólo unas puertas, una taberna flamenca, cuna artística de la bailaora.

 

Agustín Castellón, Sabicas, uno de los maestros universales del toque flamenco, en una de sus estancias en Barcelona, descubre a esa niña que destacaba en Cal Manquet:

 

El ambiente flamenco era muy intenso. Me quedé completamente asombrado por lo que podía hacer, sus manos, sus pies, se nos metió a todos en el bolsillo. La vi bailar y me pareció algo verdaderamente sobrenatural, nunca había visto a nadie bailar como ella.” 

 

La Anti-escuela al servicio de los ¿Intelectuales?

 

Y en mayo de 1933, se volvió a meter en el bolsillo al Ballet Ruso de Montecarlo, que estaba en esos días inaugurando la temporada del Gran Teatro del Liceo y toda la cultura catalana a sus pies… Una noche Sebastián Gasch los llevó a todos sus componentes, imagínense más de treinta rusos en el Barrio, con Léonide Massine a la cabeza, al Cal Manquet a ver bailar a Carmen Amaya y a su tía Juana La Faraona. El sentimiento y lo Pop-ular se apoderó otra vez de las escuelas y las elites, dejaron a los rusos embobados.

 

Massine, con la danza, pero se podría buscar un ejemplo de artistas de todas las modalidades posibles, se queda prendado de la variedad, diversidad y profundidad, con la que cuenta todo el territorio ibérico. Aquella visita al Manquet era la conexión con el viaje que empezó, unos años antes,1916, de la mano de Falla para nutrirse directamente del folklore español, que tanto amó y del que nacería su obra maestra: “El sombrero de tres picos”


Trabajaba en casa El Manquet, había un gran cuadro de baile: Micaela, El Gato, El Farruquero, Tobalo, Lolilla la Cabezona, mi tía la Faraona, El Bulerías y mi padre. El Gato era físicamente extraordinario. No ha habido una mujer con una cintura como ésa. No ha habido hombre como él. El Farruquero era el mejor que ha habido de todos los tiempos. Cuando no estaba la policía, me dejaban bailar, figúrate era una niña. Todo el mundo me daba dinero en cantidad”, Carmen Amaya

 

LA TAURINA, comparte calle con La Criolla y Cal Sagrista, locales de diversidad sexual embriagadora.


La calle Cid, hoy no queda un solo edificio de la época.

 

Durante los años veinte y treinta, la calle del Cid no es solo, La Criolla, Cal Sacrista, y las casas de dormir del patio interior de La Mina dentro de edificios postindustriales,  es una calle con personalidad suficiente.

 

La Criolla y Cal Sacrista fueron los reductos donde los burgueses, deseosos de rozar por unas horas el universo de los hombres que se visten de mujer, perdían el norte, acompañados de la intelectualidad internacional.

 

"Miseria, vicio, prostitución, droga, robo, travestismo, invertidos, homosexualismo, artistas maricones, lugar de pseudo intelectuales...” son las  palabras que utilizaba la prensa de su tiempo cuando hablaba de los dos locales. La izquierda más radical y los anarquistas calificaban a la población de la zona como lumpen. Pero a más crítica de prensa y moralistas, más éxito de la zona. La "gente bien" de la ciudad no se quería perder el espectáculo.

 

Rafael de León, poeta del 27, conoció bien el ambiente de esta zona, escribió para su amigo, Miguel de Molina: "Ojos verdes", en recuerdo de algún joven conocido en los bajos fondos de Barcelona.

 

Pero estos locales, también, eran frecuentados por anarquistas que no leían la prensa de la CNT, ya que, mayoritariamente no sabían leer, allí estaban las gentes de hechos no de palabras.

 

Las peleas llenan de usuarios las casas de socorro y el uso de narcóticos en la bebida de los clientes despistados, que suelen acabar dormidos con el resultado de dejarlos sin cartera, y si tienen suerte no los dañan demasiado.

 

A media tarde, se empieza a despejar el mercado callejero, abren todos los establecimientos del negocio de la prostitución y del espectáculo, y aparecen, peculiaridad de la calle, los travestidos que alternan el negocio de la carne con la venta de estimulantes, cocaína sobre todo.

 

Hasta estas fechas, la cocaína era vendida en las farmacias por sus capacidades anestésicas y se podía adquirir sin receta a un precio muy barato. Con la llegada masiva de turistas con ganas de fiesta, especialmente alemanes, la demanda se disparó. Pronto la cocaína entró masivamente por el puerto procedente de Marsella, e iba principalmente al mundo del espectáculo. El consumo perdió su consideración de remedio a ser asociada a la fiesta y no a la medicina.

 

Hasta entonces la absenta y el opio habían sido las sustancias más consumidas, en el Barrio eran numerosos los fumaderos de opio. En la película Los Tarantos, cuenta con una escena en uno de estos fumaderos.

 

El bajo precio de la cocaína y las dificultades para encontrar opio, muy perseguido por la policía, hicieron que triunfara rápidamente. 


La Taurina: otro de los escenarios Amaya, allí lo que premiaba era el flamenco y también en la calle Cid, fue también cuna artística de Carmencita, allí se quedaba prendado, Sebastián Gasch:

 

“Apenas levanta un metro del suelo. Sentada en una silla sobre el tablao, La Capitana permanecía impasible y estatuaria, altiva y noble, con indecible nobleza racial, hermética, inatenta a todo lo que sucedía a su alrededor. De pronto, un brinco. Y la gitanilla bailaba. Lo indescriptible. Alma. Alma pura. El sentimiento hecho carne. El tablao vibraba con inaudita brutalidad e increíble precisión.”

¿Chino?


Lo de los chinos no es nada nuevo, Pekín, en el Somorrostro y el Wu-Li-Chang en la calle Cid.

 

En los años veinte, los chinos se confundían entre prostitutas, marineros y pistoleros.

 

En el litoral barcelonés, pasado el Somorrostro, hubo una zona de barracas conocida como Pekín por sus habitantes chinos, que llegaron para trabajar en la creación de las líneas ferrocarril.

 

Los chinos iban y venían calle arriba y calle abajo con sus mercancías, que vendían en la acera. Los muchos que llegaron, sobre todo en los años veinte, al Barrio vestían traje y portaban maletines con las baratijas y mercancías como abanicos, pipas, collares y dragones de papel, que ellos mismos confeccionaban.

 

Estos muchachos hallaron ocasión de huir de su país masivamente. Unos entraron de contrabando en los Estados Unidos; otros fueron directamente a Marsella, y luego vinieron a Barcelona. En el flamenco no triunfó ninguno, pero un tal, Vicens Hong, llegó a ser novillero.

 

Cal Sagristà se transforma en Wu-Li-Chang, la especialidad de la casa, en números de transformismo y espectáculos de variedades, sigue adelante con nuevos decorados. La tipografía del interior del local fue diseñada por el dibujante tarragonés Ricard Opisso, que publicó su trabajo en ¡Cu-cut!, L’Esquella de la Torratxa, El Patufet, el TBO, la Campana de Gràcia, Quatre Gats, Pèl i Ploma o el Diario de Barcelona, imitando la escritura china, y a los clientes se les entregaba un gorrito chino a la entrada.


Con la llegada del 36, todo se complicó, hasta El Barrio.

 

Carmen Amaya decide viajar a Portugal y de allí a la conquista de América. La Faraona no abandona y se instala en El Barrio, como muchos de sus familiares que formaban parte del vecindario


Los Gitanos del Chino, Cafeletes.

Els Amaya Flores y  Sebastià Sorribas i Roig.

 

El Barrio acogía una vecindad diversa,  la comunidad gitana estaba presente, formando un entramado social mágico.


Hasta que llegaron los nuevos rumbos olímpicos la ciudad contó, en su vertiente Sur, con la presencia de gitanos formando parte de ese engranaje social.

 

En la calle del Olmo 10, esquina con San Bertrán, en una finca regia, con un escudo nobiliario en la puerta, tuvo la residencia La Faraona, la tía de Carmen Amaya. Las calles del Barrio, contaban con la vecindad de gitanos, destacando como locales: los Amaya Flores, Cafelete.

 

Un niño en la posguerra, el hijo de la panadería de la calle del Olmo, nos dejó un libro, entre otros, donde recoge sus experiencias como vecino del Barrio. Como no, esta Carmen Amaya, su tía y toda su familia entre sus recuerdos.

 

“La Carmen era neboda de la gran Faraona que vivia al número 10 del meu carrer”.

 

Barri Xino: una crònica de postguerra” (2008) de Sebastià Sorribas i Roig, y dice:

 

“Encara que nascuda al Somorrostro, al Barri Xino hi havia una mena de sentiment de pertinença, respecte a la genial bailaora com si ella també formés una mica part del barri. Hi ha raons per a aquesta apropiació indeguda de Carmen Amaya, per part de la gent del Xino: al capdavall, ella va començar a actuar - de molt menuda- en locals del meu barri i els seus entorns. Anys més tard, Carmen Amaya es va casar a Santa Mónica, la parròquia del barri.”

 

“Quan l'any 1946, la Carmen va tornar a Barcelona des dels Estats Units, va visitar el barri. Jo la recordo passejant pel meu carrer, en olor de multitud de bracet amb la seva tia, la Faraona. I al cap de poca estona, va córrer pel barri una notícia que demostrava la sangre gitana de l'artista. Sembla que en la seva passejada pel barri, en arribar al carrer del Cid, es va topar amb l´enterrament d'un gitanet que havia estat atropellat per un carro. Les dones del seguici mortuori llançaven pregons crits de pena. Aleshores, diuen que la Carmen es va treure les sabates de taló que calçava, i es va afegir, descalça, al seguici, com la resta de les gitanes”.

 

“Quan era el temps de renovar les targetes de racionament, jo em guanyava uns centimets omplint les noves targetes a gent que era analfabeta. Bé, de vegades no em donaven cèntims, sovint cobrava en espècies: uns moniatos, una llibreta, uns mitjons... La Pitoña, de nom Teresa Amaya Flores, em pagava amb un cistellet de vímet que feia el seu marit, el Pitoño, tot dient-me, la dona, que el seu marit no treballava per a qualsevol.

 

Omplir les targetes dels gitanos era una llauna. D'entrada, no entenia com era que si els pares, tots dos, pare i mare, tenien per cognoms Amaya Flores, com podia ser que els fills i filles també es diguessin Amaya Flores”.


Toda esta escena que sobrevivió a los bombardeos italianos en la guerra incivil, las penurias de los traumas bélicos y el posterior hermetismo político, fue muriendo lentamente con la modernidad. Hoy ya no quedan casi ni los edificios, ni el rastro de esas gentes, que fueron expulsadas. En el caso de la comunidad gitana redirigidos a otros barrios o destinos, la mayoría en la periferia urbana: St.Roc, La Mina, Nou Barris…., el resto de vecinos también tuvieron que cambiar de residencia.

 

Muy pocos siguen allí y viven con la promesa de que les iban a cambiar el Barrio, que mejoraría, mentiras: El Barrio y su excelente ubicación continuará siendo pasto especulativo.

¿Raval?


Estocada democrática al Barrio Chino: Adiós a una identidad original e inconfundible, que inspiró a la cultura moderna tremendamente y de la cual no queda ni un solo recuerdo.


Corría la demócrata fecha del 18 de enero de 1984, y el Consistorio del Ayuntamiento de Barcelona decide la nueva división administrativa de la ciudad que la dividía en 10 distritos. El Districte I o de Ciutat Vella incluyó entre otros el antiguo Distrito V, que pasó a denominarse Raval, absorbiendo las barriadas de Santa Madrona o Atarazanas y del Hospital.

 

Desde entonces surge éste término: ¿Raval?, para el cual se pone todo el sistema promotor en marcha: hay que arrinconar y hacer desaparecer para siempre el popular de "Barrio Chino", como objetivo.

 

La estrategia municipal de "lavar la cara" , ofrecer una nueva imagen alejada de la marginación y las posteriores actuaciones urbanísticas encaminadas a una regeneración, iniciadas durante los años ochenta y aceleradas tras los Juegos Olímpicos de 1992, han contribuido a una transformación dirigida a hacer olvidar el viejo y popular término para imponer únicamente el oficial. Para ello todos esos lumbreras han eludido que la flor y nata de sus antepasados frecuentaron sus calles, al igual que la intelectualidad mundial, para disfrutar de lo que ellos llamaron cultura. Hoy no hay un triste recuerdo de todo eso, ni de sus moradores que fueron los que lo hicieron posible.

 

Uno de los últimos gitanos que andaba por el Barrio, Juan De Dios Ramírez Heredia y su asociación del pueblo gitano, también ha desaparecido de la calle Cid.

 

A unas puertas de la casa de La Faraona y antes de llegar a la farmacia, vivieron durante varias generaciones una familia de afiladores, contaban que los primeros llegaban andando al barrio, cuando este empezaba a entrar en ebullición, mitad del siglo XIX. Yo desde el año 1966 he estado vinculado al barrio por ellos, que siempre se sintieron orgullosos de ser del Barrio Chino, compartiendo todo ese escenario activamente; lo más parecido a las ferias gallegas, que contaban con los mismos actores pero en un decorado de alta montaña. Echaron de menos el éxodo que primero con la comunidad gitana y luego con casi todo Dios, dejaron el Barrio vacío.

 

En ese Barrio no falto su orgullo y su emblema, les gustase o no el flamenco, era Carmen Amaya.


RITMO AMAYA:

Por Candido Alvarez Sabin 19 de noviembre de 2024
¡ JORDI BONELL, ya no está ! La Guitarra Eléctrica con sabor a Barcelona.
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Quiero ser Libre LOS CHICHOS Ni más, ni menos Corrían los años 70 y la calle estaba caliente. Los Chichos, a partir de sus vivencias y su tremenda conexión con gran parte de la sociedad, fueron testigos y protagonistas de una época. Dejaron escritas canciones que son parte de las páginas sonoras del pueblo, y el pueblo se volcó con ellos, creando un fenómeno de masas tan auténtico como real. Nadie pudo acusarles de no estar con su gente. Ellos son el testimonio, cíclico, de la capacidad de la música popular para trascender las barreras conectando con las audiencias de manera auténtica y significativa. A eso, cabe, añadir que los tres son artistas de cuna que supieron conectar con lo más profundo del flamenco y todo el resto de personal que no fuese sordo. “ Quien canta de cabeza parece un mueble, hay que cantar de corazón ”, Julio González Gabarre Barcelona fue y sigue siendo una plaza de primera para Los Chichos como quedó plasmado en sus canciones y vivencias. Era una ciudad en esos años que se vivía deprisa-deprisa como le gustaba al trío castellano. Una de las primeras veces que vinieron les hospedaron en el Hotel Princesa Sofía, uno de los más lujosos de la ciudad en esos momentos, pero ellos se marcharon al día siguiente. Pidieron quedarse en los Apartamentos Gutenberg, hoy Hotel Sixties, en el pasaje Gutenberg, una puerta de entrada al Barrio Chino, en esos momentos aún vivito y coleando. Allí se sentían como en casa; un barrio que se volcaba con ellos. Cada vez que venían de dar un concierto, las vecinas les habían preparado siempre algo de comer. Dormían con las puertas abiertas. Las prostitutas, los huéspedes de vida errante, entraban y salían de sus habitaciones. Todos estaban pendientes de ellos, allí les trataban como reyes. En uno de sus conciertos en Barcelona aparecieron unos policías que se identificaron ante su manager como miembros de la Brigada de Estupefacientes. Querían verlos en el camerino. Eduardo, el manager, pensó que era el fin. De hecho, justo al entrar, les pillaron metiéndose unos tiros, no había problema, esos agentes también eran seguidores suyos. Saludaron, se acomodaron y llamaron a un confidente para que les trajera más material. El sujeto llegó a toda mecha y según recuerda el manager: “Era increíble, metían la mano en la bolsa y la sacaban a puñados”. Jero deja Los Chichos En un concierto en Barcelona, Jero llegó tarde y le sustituyeron por Junior, el hijo de Emilio, desde entonces miembro del grupo. Lo vio como una falta de respeto inexcusable y decidió abandonarlos. Era 1989. Los Chichos siguió y ahora anuncian su retirada después de 50 años.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de abril de 2024
EL KIKI “ No soy un Cantaor de silla ” Santiago Cortiñas Barrul Kiki Cortiñas, no es un Cantaor de silla lo que le da unos matices y maneras que lo hacen un Cantaor original. También cabe destacar su labor como compositor, músico y productor. ¿Para cuándo su trabajo discográfico? “Es muy importante aprender de lo antiguo porque ahí está la verdad ” Santiago Cortiñas Barrull nace en el seno de una familia gitana en Lugo, 1985, criado en el barrio de Fingoi, vive hoy a más de mil kilómetros en Almería casado con una hija de Tomatito, del Atlántico al Mediterráneo. "Como tengo hijos pequeños compongo cuando voy de compras al Mercadona" Empezó componiendo en el desván de su casa con el multipistas de su tío, en lo que no queda dentro de los territorios flamencos oficiales, Lugo. En el 2019 “De Verdad”, de José Mercé y Tomatito, fue nombrado mejor álbum flamenco en los premios Odeon, firmó diez de los once temas. José Mercé resalta su gran colaboración: " Es una maravilla y nos está ayudando muchísimo. Nos ha hecho muchas cosas. Siendo tan joven nos está enseñando mucho a los dos ” El Kiki se inició con cuatro o cinco años cantando en el Culto de la Iglesia Evangélica de su barrio, como es tradición en su familia. Allí empieza a aflamencar las canciones para Dios y las empieza a sentir desde una forma personal, el Pastor ya le da un papel protagonista en el Coro. “Me inicié cantando en la iglesia evangélica de Lugo. Tenía cinco años. Iba al Culto con mis hermanos, mis tíos y mi familia”. Su otra gran influencia le llega por su familia, el Flamenco está en la casa y en las fiestas que celebran. “Cuando tenía cinco o seis años el disco que se escuchaba en la casa era el último de Camarón que era Potro de rabia y miel (1991) o Zyryab (1990), de Paco de Lucía. Yo creí con esa revolución, protagonizada por esos dos genios. Me tocó otra época de mayor fusión, pero después te enteras que existe una tradición y unos cánones. Eso tiene que estar presente siempre, igual que saber que estos dos genios nos abrieron paso a las músicas del mundo, abriéndonos al jazz, al rock, a la literatura, a todo”. Otra puerta a la que entró como niño fue la escena musical gallega, allí descubre otros estilos, el Jazz entra en sus códigos. “Debuté en el Clavicémbalo, un club de música en directo de Lugo, con 9 años, con Cuchús Pimentel”. “Músicos como mi amigo Telmo empieza a hablarme del jazz, lo escucho en el Clavicémbalo,... Ella Fitzgerald, West Montgomery, Path Metheny,... Lo que me cuesta más entender es el free jazz por su sistema para improvisar”. “Sonoramente. Me ayuda mucho en las transiciones. Aunque yo no sea consciente, está ahí”. ¿Cuál fue el repertorio? “Cosas de Camarón, sobre todo. Temas de los discos que había hecho con Paco de Lucía. Lo que escuchaba en casa. Entonces nos parecía normal. Mucho después me di cuenta de que eran dos genios, dos personajes que marcaron época”. La escena musical del flamenco y el jazz se dejan seducir por El Kiki, graba unas cintas y estas empiezan a salir de Galicia. “Con ocho o nueve años me escuchó Antonio Carmona de Ketama y me llevó a una sala mítica de Madrid, la Caracol. Después me grabaron un disco con once años y hasta hoy”. En 1996 graba su primer disco “Mala suerte”, en Santiago de Compostela con Clave Records, con 9 temas: Mala suerte (tangos); Prohibido (bulerías); De menos (soleá); Consuelo (tanguillo); Rumba para José; Alegrías de mi tierra; Se me acabó el cante (fandangos); Canción del olvido (bulerías); Martinete. Le acompañan: Jesús Pimentel "Cuchús", guitarra flamenca, eléctrica; Marcos Teira, guitarra flamenca; Pedro Onieva, cajón, tabla, bongos. A partir de ese momento empezará su carrera como solista que sólo se vio interrumpida un tiempo debido a los cambios de voz. “Cuando Josemi Carmona me llamó en 2011 para acompañarle en la gira de su disco “Las Pequeñas cosas” me dio una alegría que le agradeceré todo la vida". “Mi primer concierto en Madrid, con 9 o 10 años, fue en la sala Caracol, que llevaba Antonio Carmona, y Josemi vino a verme. También vinieron a verme cuando presenté mi primer disco, con 12 años” “Josemi lleva tiempo comentándome el proyecto del disco y su deseo de que esté en su banda. Es un orgullo que cuente con mis servicios musicale”. Josemi Carmona le eligió para que le acompañe en la gira de presentación de su primer disco, “Las pequeñas cosas'” (Universal Music), se ocupó de la voz principal y de tocar la guitarra en los conciertos del músico madrileño. “Somos compatibles porque no solamente es flamenco, son también otras músicas”.
Por Candido Alvarez Sabin 25 de marzo de 2024
Suena La Pena El Cante para hasta los Pasos de la Semana Santa Era la Semana Santa del ochenta y siete. Por destinos de la vida me vi involucrado en el desfile a paso lento de la Infantería de Marina, San Fernando, un acto meticulosamente orquestado y pautado, uno de los pocos capaces de pararlo es el Cante. En el flamenco Manuel Torre, a través de sus sonidos negros, fue uno de los pioneros, le siguió el camino Agujetas. La Pena Sonora Contaba su hijo Tomás Torre que estando Manuel en el balcón de la casa de Don Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo, al aparecer en la calle la Sentencia empezó a cantar Manuel con su voz densa y nasal una saeta, con tal enjundia que cuando acabó, la multitud congregada en la plaza de la Encarnación no sabiendo como expresar sus emociones y no pudiendo (estamos en Semana Santa) aplaudir ni vitorear, empezó a agitar pañuelos blancos en emotivo y silencioso homenaje al cantaor. Un gitanillo que le acompañaba, le dijo a Manuel señalándole a Eduardo Miura: “Fíjate, primo, con la “malage” que gasta criando toros y ahí lo tienes que lo has hecho llorar” Ricardo Molina completa el cuadro y comentaba que a Manuel se le atribuye ser el causante de la costumbre sevillana y andaluza de mecer los pasos de la Semana Santa. Dicen que en una ocasión cuando el Torre cantaba una de sus estremecedoras saetas y el capataz dio orden de iniciar la marcha, los costaleros levantaron el paso, pero sin avanzar y lo siguieron moviendo a ritmo, en el mismo sitio, para poder escuchar bien la saeta del cantaor jerezano. Según Juan Talega, su voz tenía un “sonío” que se metía en la cabeza y su eco te duraba tres días. Lo que es indudable es que, como mínimo, conseguía que quien le escuchaba acabara llorando a moco tendido.
Por Candido Alvarez Sabin 11 de marzo de 2024
Tanguistas, Guiris, Valdepeñas, y Tira p'alante Nou de Sant Francesc y Ginjol, otra ruta flamenca por Barcelona. La Buena Sombra, La Macarena, Los Cabales y Casa Matías. El Convento de Sant Francesc y restos de las murallas desaparecieron en el siglo XIX y sobre él surgió un nuevo núcleo de ocio emergente en Barcelona. Con las obras de reforma de la Rambla afloran los restos del antiguo convento de Sant Francesc, fundado a principios del siglo XIII por los franciscanos tras los pasos de Francisco de Asís, quien camino de Santiago de Compostela, se alojó en el hospital de Sant Nicolau de Bari, ubicado en los terrenos de la actual plaza del Duc de Medinaceli. Fue en este lugar donde la orden religiosa decidió construir su sede y así nació otro convento, antes de Santa María del Mar, la otra Catedral del Mar barcelonesa, acabó derruido a mitad del siglo XIX, nacía el flamenco convirtiéndose en una oferta turística desde el primer momento y lo “pecaminoso” iba a dominar la noche. La zona se acabó convirtiendo en nuevos edificios de viviendas, reconvirtiendo la zona entre la plaza real, las ramblas y la plaza del Duque Medinacelli, en el laberinto del ocio, con epicentro en lo que es hoy la plaza Joaquim Xirau, en sacrificio de las calles Ginjol y Pasaje del Banys. La degradación sufrida en la postguerra civil en lo que se conoció como Barrio Chino desplazó el ambiente, con él los locales flamencos más vinculados al turismo, al otro lado de la parte baja de la Rambla, a la zona de Escudellers, la plaza Real y los callejones de ese radio. La ruta de muchos turistas, aficionados y famosos en la noche de Barcelona de la postguerra, en convivencia con todo el alterne permanente de vendedores ambulantes, donde encontraban el sitio idóneo donde colocar sus mercancías: caricaturistas, vendedores de tabaco, cerillas, flores, lotería o cualquier suvenir , con profesionales del burle: carteristas, camellos, tanguistas, adivinos, timadores, profesionales del juego o la prostitución, todos-todas, y alguno más, ofrecían servicio todas las noches acompañados, en gran parte de locales de artistas flamencos, fueron las noches de Ava Gardner, Robert Mitchum o John Wayne, por Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de marzo de 2024
Como en pocos lugares La Niña de los Peines, entrevista en las Ramblas. Noticias del Flamenco en Barcelona,Francisco Hidalgo Francisco Hidalgo Gómez, natural de Posadas (Córdoba), en 1974 se trasladó a Cataluña, donde sigue residiendo en Cornellá, donde, además de su labor docente, desarrolla una intensa actividad cultural, social y política. El flamenco, desde una perspectiva barcelonesa, y Carmen Amaya, han sido algunas de sus premisas, en sus libros vuelven a abrir sus puertas los legendarios Cafés Cantantes, volvemos a sentir el latir de las más míticas figuras y participamos de ese arte que alcanzó cuotas insuperables en las calles y locales de Barcelona. Recupera una parte de la memoria perdida, otra dimensión de la historia barcelonesa. En “Como en pocos lugares. Noticias del Flamenco en Barcelona”, Francisco Hidalgo revive la época más fructífera de este arte y sus artistas, podéis encontrar sus obras publicadas en Ediciones Carena. De su mano nos trasladamos a la parte baja de la ciudad de principios del siglo XX.
Por Candido Alvarez Sabin 6 de marzo de 2024
DUQUENDE "Mi forma de vivir" ALMA100 Alma100 fue una revista musical, de distribución gratuita, con artículos rigurosos que plasmó durante unos diez años lo acontecido en el mundo del flamenco, a través de entrevistas, reportajes, reseñas de: espectáculos, discos o libros… Sus directores fueron: Javier Primo y Keiko Higashi. Con motivo de la publicación del disco del cantaor catalán: DUQUENDE "Mi forma de vivir" (K Industria Cultural 2006), Alma100 incluyó una entrevista donde habla de su nuevo trabajo, en un momento de apogeo tras sus giras con el grupo de Paco de Lucia. Desde Can Puiggener (Sabadell) Once cantes, grabados a su gusto, en Barcelona y rodeado de un personal mayoritariamente local, la guitarra de Chicuelo, el bajo de Benavent, la trompeta de Raynald Colom, la percusión de Roger Blavia y Piraña, y Niño Josele, también procedente de las filas de Paco, que colabora en una de las tres bulerías del disco.
Por Candido Alvarez Sabin 1 de marzo de 2024
Jerez y/o Salamanca Rafael Farina y La Paquera 7 noches en el Teatro Calderón Rambla Cataluña (Bcn): 1965 El Teatro Calderón, estuvo situado en la esquina de diputación con rambla Cataluña, allí presentaron el espectáculo: “Bronce y solera”, como cabezas de cartel: La Paquera y Rafael Farina, entre otros destacados artistas. El teatro con un aforo de 1500 personas contaba, con otros espacios, como el Cine Cristina y una sala de fiestas que en su última etapa fue el Teatro Candilejas. El teatro cerró sus puertas en 1967, dos años después de .las 7 noches del espectáculo “Bronce y solera”. Corrían tiempos de cambios y una tremenda influencia llegaba particularmente desde Hollywood, que hizo de la blanco, negro. Otro concepto del espectáculo se nos venía a imponer, a pesar de ser el génesis creativo de su imperio de tendencias del espectáculo. El elenco artístico contaba con las atracciones: Merci Peña, Fernando Esteso, Elena y Antonio, Presentación Palacios, Los Monosabios, Jesús Perosanz, el ballet Los Tarantos con su cuerpo de baile, Luis Flores, Margari Méndez, Moraito de Jerez, Vargas Araceli y la colaboración de Esmeralda Mistral. La coreografía de Luisa Pericet y la orquesta dirigida por el maestro César Antolín. Entre estos encontramos: cómicos, chirigotas, cantantes de otros estilos en boga en ese momento, orquesta… y flamenco, los espectáculos con los que triunfo por toda América Carmen Amaya, se acompañaba de Jotas o Muñeiras.
Por Candido Alvarez Sabin 27 de febrero de 2024
Flamenco en San Gervasio 1958: La Paquera, El Terremoto, Morao y la Chunga para el Ministro de Comercio Británico de mano de la burguesía barcelonesa. Sant Gervasi de Cassoles, se anexionó a la Barcelona en 1897. Próximo a Collserola y con especiales condiciones naturales, con un terreno cuajado de fuentes y zonas verdes, convirtieron estas zonas rurales en un espacio residencial de las clases acomodadas. En una de esas humildes moradas en junio de 1958 y publicado en La Vanguardia, una noche de flamenco en Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 17 de febrero de 2024
Farruco  y su caja de ritmos: los caballos, en las antípodas de los loops x bulerías, mientras el Campo va agonizando. “No me gusta los que hablan de evolución y fabrican el baile como si fabricaran plástico. Si no hay esencia, sabor, memoria y arte, todo es plástico, mentira... mucho estudio y mucho ensayo". Estos días que se habla del Campo hemos de recordar la aportación de este a nuestra forma de vida, para el bailaor Antonio Montoya Flores, El Farruco, todo esto estaba presente, particularmente los caballos, como su baile de medio lado y sus remates. “Yo no he pasado por estudio de ninguna clase. A mí me han enseñado a bailar los caballos, soy el bailaor más autodidacta que hay, he creado mis propios bailes, y me siento orgulloso de eso”. Sin el Campo y su conexión natural, no habría ni orquestas, ni templos, ni universidades, ellos son la base de nuestra cultura. Sin la interacción con animales, plantas y el medio, durante el paso de las generaciones, no estaríamos Civilizados, ni hablaríamos de Flamenco. ¿Quién? lo hizo posible. Quién desarrollo toda la variedad de animales y plantas, en armonía con el entorno; observando, deduciendo, reunidos alrededor del fuego y las estrellas, crearon una fantasía, no había expertos, había Campesinos, normales y corrientes. Ellos crearon, también, la Música. Desde que cada día hay más expertos que farrucos y, por supuesto, que farrucas, todo parece plástico. Pero los farrucos, hoy, siguen observando: “Nuestros abuelos todo era cultivado y criado natural. Aquí el campo está difícil con la plaga de jabalís, es imposible lograr cultivar patatas, centeno, maíz,.. tampoco poder recoger las castañas o manzanas naturales. Los castaños enfermaron con la sequía,… Qué pena Cierto, castaños centenarios que sacaron mucha hambre de la gente y los animales”. Hoy los que adentran en el flamenco utilizan bases creadas mecánicamente para estudiar toda esa locura de patrones, estilos y variedades rítmicas. Sí hacemos un símil con el Flamenco y el Campo los dos se están secando y ambos saben funcionar sin máquinas. Farruco y su cajón de ritmos: los caballos. “No se me mete que yo esté bailando por soleá y haya un violín, una flauta o una caja. Si la caja soy yo, soy el tambor con mis pies. ¿Y para qué necesito una flauta?, si no soy ilusionista de cobras”. Contaba que aprendió a bailar en el vientre de su madre: "Imagínate a aquella gitana con el lío, los caminos, las canastas, y yo por dentro.... Hacía la cuca, ese salto que dan las caballerías cuando se ponen farrucos”. Gitano canastero, se definía como un completo autodidacta y aseguraba que fue dibujando su personal baile al compás que marcaban los caballos que le trasladaron por los caminos de la vida ya desde niño. El caballo tiene tres formas básicas de desplazarse: paso, trote y galope, cada una con un equivalente rítmico. Paso: Es el aire natural del caballo más lento, es equiparable al ser humano caminando, éste se desplaza a cuatro tiempos. Trote: Hay muchos tipos de trote, aunque todos respetan los dos tiempos, es un aire de velocidad intermedia, con un aire saltado porque hay momentos en que el animal no toca el suelo. Galope: A correr, es el aire natural más rápido, es a tres tiempos. Con la combinación de esos patrones rítmicos, la elegancia del caballo y sus conocimientos familiares de estos, como del Flamenco, creo su baile personal, sin escuelas, ni expertos. “Lo que bailan los muchachos que están saliendo ahora está más cerca del clásico español, no tiene casi nada que ver con el flamenco-flamenco. Yo, a lo mejor, no soy capaz de dar seis piruetas, porque no lo he ensayado ni me lo han enseñado, pero uno de éstos no podrá dar la vuelta flamenca en la vida. Se puede caer de espaldas y partirse siete costillas. Equivocan al público. Ensayan hasta la sonrisa. Hay muchachos que, con la tercera parte de la fuerza que emplean, podrían hacer barbaridades. Parece que se están peleando con las tablas” El Flamenco como el Campo sin su comunión con lo natural no tiene mucha sustancia, ambos vienen de un proceso de observación transmitido por nuestros antepasados y que poco a poco se va dejando morir, lo que no tiene mucho sentido a no ser que estemos dispuestos a comer pienso o plástico.
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