Bo-ulerías
desde la frontera.
Banda sonora:
Diego del Gastor, El Perrate, Fernanda, Pepa y El Andorrano.
“Todo lo que no es tradición, es plagio”, Eugeni d'Ors.
“Una flamenca pura
trincó el puchero,
y de la rebañaura
nació el bolero”
“Solo resulta posible crear en contacto con la tradición; la novedad por sí misma carece de sentido. El aburrimiento contemporáneo surge de una supuesta novedad que, en realidad, se ha convertido en repetición. La tradición no remite más que al arraigo, solo desde el arraigo se puede ser auténticamente creativo; nuestras ideas provienen de nuestras raíces. Toda esa obsesión por el progreso ha conformado una actitud equivocada. En el consumismo contemporáneo, los aspectos estéticos o la belleza se han tematizado, lo que me hace desconfiar: no deja de ser una actitud manipuladora frente a la belleza. En el mundo del arte no creo que puedan detectarse progresos significativos”,
Juhani Pallasmaa.
La evolución del flamenco, como la mayoría de los géneros musicales, que se transmiten por tradición oral, ha sido una constante, sin perder de vista la tradición. Las músicas con alma ni se crean ni se destruyen, van transformándose, siempre, con una total espontaneidad.
El Bolero, antes que surgiera en Cuba, fue quizás, uno de los ingredientes de los primeros guisos flamencos. Hubo un momento en que guitarra y baile bolero se fundieron con la queja del mundo gitano, coincidiendo con el surgimiento del primer género urbano en la era industrial: el Flamenco.
Las músicas se trasformaron, viajaron en interminables idas y vueltas, pero quizás con un gen dominante, que lo hace capaz que a partir del flamenco, tango o boleros americanos, volvieran para ser cantados con una queja evidente y exclusiva.
“Pecado”
“Yo no sé si es prohibido,
si no tiene perdón,
si me lleva al abismo,
sólo sé que es amor.
Yo no sé si este amor es pecado que tiene castigo,
si es faltar a las leyes honradas del hombre y de Dios.
Sólo sé que me aturde la vida como un torbellino,
que me arrastra y me arrastra a tus brazos en ciega pasión.
Es más fuerte que yo que mi vida, mi credo y mi sino,
es más fuerte que todo el respeto y el temor a Dios.
Aunque sea pecado te quiero, te quiero lo mismo
aunque todo me niegue el derecho me aferro a este amor”
El Tanguero, Carlos Bhar, cometió un “pecado”, en los albores de la música latinoamericana, introdujo, con gran éxito, un Tango argentino en la historia del Bolero. Buenos Aires y su esplendor a principios del siglo XX, propició que se convirtiese en una de las capitales flamencas de América, tradición que se ha mantenido hasta nuestros días. La capital Argentina cuenta con más oferta flamenca, quizás que Barcelona, sin que allí sea uno de los atractivos turísticos más importantes, como es el caso de Barcelona.
En riguroso directo “Pecado”, con “El Perrate”, le acompaña Diego del Gastor.
José Fernández Granados, nacido en Utrera, en plena plaza del Cuartel, el 9 de junio de 1915, en el seno de una familia humilde, pobre, a decir de su hermana María “La Perrata”:
“Éramos muy pobre, pero muy felices, nosotros en teniendo la olla puesta con el potaje de frijones ya no queríamos más ná”.
El sobrenombre le viene de su abuelo muy aficionado a la cría de perros.
“El Perrate” pertenece a la escuela natural del cante, lo innato le viene por ser criado en el seno de una familia gitana y flamenca, que lo hace un elegido de lo jondo. Confesó estar influenciado por el cante de su padre, “Juaniquí”, “Juan Talega” y, “José de la Aurora”, padre de “Fernanda” y “Bernarda”, le asesoró en como cantaban “Merced la Serneta” y “Rosario la del Colorao”. Con todos estos ingredientes construye su cante dotado en un indiscutible, sello propio, que según decía la Fernanda:
“Más que un sello, tenía un sobre”, para:
"Toda una vida"
Osvaldo Farrés, compositor cubano, escribió este bolero dedicado a su esposa, en 1943, que sería estrenado con la voz del mexicano, Pedro Vargas.
“Toda una vida me estaría contigo
No me importa en qué forma
Ni como, ni donde, pero junto a ti.
Toda una vida te estaría mimando
Te estaría cuidando como cuido mi vida
Que la vivo por ti.
No me cansaría de decirte siempre,
Pero siempre, siempre,
Que eres en mi vida
Ansiedad, angustia y desesperación.
Toda una vida me estaría contigo,
No me importa en qué forma,
Ni como, ni donde, pero junto a ti.
No me cansaría de decirte siempre,
Pero siempre, siempre,
Que eres en mi vida
Ansiedad, angustia y desesperación.
Toda una vida me estaría contigo,
No me importa en qué forma,
Ni como, ni donde, pero junto a ti”.
El Bolero, él que nació en América, tuvo su génesis en el corazón del Caribe. Cuba reunía grandes condiciones para ser una de las máquinas de ritmo más importantes del planeta, allí se gestó el Bolero. El boom económico del México de los años 40 , sirvió como base para que muchos músicos del mundo en particular cubanos y españoles, se asentasen allí, convirtiéndose en una plaza grande del género, al igual que pasó con el toreo.
Canta “Fernanda de Utrera” le acompaña
Paco del Gastor.
Fernanda Jiménez Peña, que junto a su hermana fueron las inimitables “Fernanda y Bernarda”, emparentadas con las grandes dinastías del arte flamenco.
“Ella tiene su sello. Es inimitable. Alguien dijo que la voz de Fernanda es como el bordón de una guitarra. Su voz es suya. Yo no puedo hacerlo igual por eso. Pero fíjate, a mi madre le gustaba más yo; y a mi padre le gustaba Fernanda. Pero la pureza de su voz… Mi hermana canta como mi madre la parió y no copia a nadie.”
“¡Mira!, un día en el Lope de Vega ningún guitarrista quería acompañarnos. Ya empezamos a mosquearnos porque veíamos cosas raras. Entonces, fui a preguntar y me dijeron que nuestro compás era muy difícil. ¡Pues a aprender! Al final tuvimos que salir las dos sin guitarra. La gente se volvió loca”,
según declaraciones de su hermana Bernarda de Utrera.
“Las Cuarenta”
“Con el pucho de la vida apretado entre los labios
La mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar
Dobló la esquina del barrio y, curda ya de recuerdos
Como volcando un veneno esto se le oyó acusar
Vieja calle de mi barrio donde he dado el primer paso
Vuelvo a vos, gastado el mazo en inútil barajar
Con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos
Que se rompió en un abrazo que me diera la verdad
Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno
Sé del beso que se compra, sé del beso que se da
Del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga
Y sé que con mucha plata uno vale mucho más
Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
Y, si la murga se ríe, uno se debe reír
No pensar ni equivocado ¡para qué, si igual se vive!
¡Y además corres el riesgo de que te bauticen gil!
La vez que quise ser bueno en la cara se me rieron
Cuando grité una injusticia, la fuerza me hizo callar
La experiencia fue mi amante; el desengaño, mi amigo
Toda carta tiene contra y toda contra se da!
Hoy no creo ni en mí mismo, todo es grupo, todo es falso
Y aquel, el que está más alto, es igual a los demás
Por eso, no has de extrañarte si, alguna noche, borracho
Me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar”
En el tute “las cuarenta” se cantan cuando tienes en la mano el rey y el caballo del palo de triunfo, metafóricamente es la hora de la verdad. Cantar “las cuarenta” es decir lo que importa. Francisco Gorrindo, poeta y hombre de la noche, nacido en Quilmes, escribió la letra de este célebre tango, la música se la puso el guitarrista porteño, Roberto Grela.
Canta “El Andorrano”, le acompaña su primo,
Paco del Gastor.
Francisco Torre Amaya, le debe su nombre artístico a su padre: “Joselero de Moron” que cuando lo veía gatear de pequeño, decía que andaba como una rana: “El Andorrano”.
Sobrino de “Diego del Gastor”, con quien se fogueó en las fiestas que se organizaban en su zona. Su arte traspaso la comarca, ganando el primer premio por bulerías en el II Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, de 1957. Lo que le llevo a trabajar en el tablao
Torres Bermejas de Madrid,
Los Gallos de Sevilla o recorrer medio mundo en la compañía de la bailaora catalana
“La Singla”. Destacado en sus bulerías cantadas y bailadas con un sabor magistral.
“Dos Gardenias”
Bolero escrito por la compositora y pianista cubana Isolina Carrillo. El 11 de marzo de 1947 ,en los estudios de la Panart ,en pleno centro de La Habana, y con arreglos de Dámaso Pérez Prado y el bandoneón del argentino Joaquín Mora, Daniel Santos graba su voz en el tema: “Dos Gardenias” , para el sello Columbia, con el acompañamiento de La Sonora Matancera, lo demás es historia. Llegando a convertirse en un estándar del repertorio de música latina.
“Dos gardenias para ti
Con ellas quiero decir
Te quiero, te adoro, mi vida
Ponles toda tu atención
Porque son tu corazón y el mío
Dos gardenias para ti
Que tendrán todo el calor de un beso
De esos besos que te di
Y que jamás encontrarás
En el calor de otro querer
A tu lado vivirán y te hablarán
Como cuando estás conmigo
Y hasta creerás
Que te dirán te quiero
Pero si un atardecer
Las gardenias de mi amor se mueren
Es porque han adivinado
Que tu amor se ha terminado
Porque existe otro querer
A tu lado vivirán y te hablarán
Como cuando estás conmigo
Y hasta creerás
Que te dirán te quiero
Pero si un atardecer
Las gardenias de mi amor se mueren
Es porque han adivinado
Que tu amor se ha terminado
Porque existe otro querer”
Diego del Gastor, guru flamenco, asentado en Morón de la Frontera, con su toque y su visión personal de cómo vivir la vida, se convirtió en uno de los catalizadores de que el Bolero o el Tango se irradiasen por Utrera, Lebrija y alrededores. A casa de Diego llegaron personas de medio mundo, con sus músicas. Morón tenía todas las novedades discográficas americanas, desde los años cincuenta, en primicia en la península; las latinas estaban en apogeo. La necesidad de oferta sexual para las tropas americanas, señoritos y otros necesitados, hizo que en la zona los Cabarets, fuesen un éxito comercial; allí estaban también los flamencos, tocando y escuchando la música grabada que transmitían, donde el Bolero hacía furor. Si a estos factores, añadimos la raíz musical con que contaba el maestro, lo que le hacía capaz de interpretar cualquier música que escuchaba, desde un prisma personal, vemos que a partir de una buena tradición, la podemos transformar con el fin de enriquecerla.
“Pepa de Utrera”: “Dos Gardenias” para ti.
Josefa Loreto Peña, nieta por línea materna de “Pinini”, hija del bailaor jerezano José Loreto Reyes, alias “El Feongo”, y de María Peña Vargas, forjadora de cantes estremecedores, además de hermana de “El Charrúa” y de “Juana la Feonga”, una bailaora de las que ya no existen, y prima hermana de Fernanda y Bernarda de Utrera.
Pepa debutó a mediados de los años cincuenta en el tablao Cortijo del Guajiro, en Sevilla, y se trasladó a Madrid en la década de los años sesenta, donde se convirtió en una de las pioneras de la rumba y los boleros flamencos, destacando como cante fiestera a pesar de ser una cantaora de pies a cabeza. Trabajo en los mejores tablaos madrileños: el Corral de la Morería, Los Canasteros, Las Brujas o el Villa Rosa, pero fue en el Caripen donde acabo su carrera en la capital. El local regentado por El Pescadilla y Lola Flores, fue siempre un laboratorio musical, todo el que tenía algo que expresar sin ataduras, ni corsés comerciales; allí Pepa tenía a todo un maestro de rumbas y boleros, el Sr. Antonio Gonzalez Batista. Para despedirnos, otra catalana:
“El flamenco siempre tuvo un tradicional amor por el bolero", Mayte Martín.
“Solo resulta posible crear en contacto con la tradición; la novedad por sí misma carece de sentido”