Diseño del blog

Diego Amaya Flores, los americanos y un catalán en Morón de la Frontera.

Diego Amaya Flores

los americanos y un catalán en Morón de la Frontera. 



 “Ni Beethoven ni sus muertos”, le arrancaba a Fernanda de Utrera.





Dicen que la noche antes de su muerte estuvo tocando hasta las tres de la madrugada en el barrio de Santa María, simplemente porque una vecina se lo había pedido:


«Diego de mi alma, tócame un poquito».


Así era, uno de nuestros guitarristas más carismáticos y personales del planeta:


DIEGO DEL GASTOR



Nació el 15 de marzo de 1908, en Arriate. Solía decir que su madre, Bárbara, empezó el parto en “caravana bajo las estrellas”, su padre, Juan, era tratante de ganado de notable reputación, oficio que le obligaba a ir con la familia de feria en feria, gozando de una situación económica y social, holgada. Lo bautizaron en Ronda acompañado de una fiesta que duró cinco días. Con 4 años, la familia se traslada a vivir a El Gastor. Aquí residen hasta que, en 1923, se mudan definitivamente a Morón de la Frontera.


“Mi padre, a tratante de caballería. Tratante muy fuerte. Los más fuertes que había por aquí”.


En la vida hay figuras que, por sus obras y por su personalidad, consiguen convertirse en mitos.


La independencia y creatividad personal de su toque, le hizo crear un universo fuera de la voluntad comercial del virtuosismo. Un toque con alma, sin adherirse a la corriente de la velocidad y el lucimiento. Retiene tenazmente la sencillez del pasado, un medio genuino y primitivo de expresar lo hondo, lo que lo convirtió en un mito de dimensiones internacionales, no en un aluvión de notas, simplemente una combinación de música y alma. Sonar al mismo tiempo a nuevo y a viejo, tradición y modernidad, es una cualidad que tienen muy pocos artistas, así es el toque de Diego del Gastor, el del pulgar tan complejo como minimalista.


“Empecé a estudiar música. Estudié la primera, la segunda y la tercera parte de solfeo. Hice algunos ejercicios y toqué algunas obras de concierto. Mucho, mucho me ha servido”.


“Los conocimientos siempre son necesarios. Luego para tocar flamenco, eso ya va de dentro. Y para sentir la guitarra, después de aprender a tocar flamenco, hay que sentir. Pero siempre es una ventaja”.


“Hoy se toca con más velocidad. Se toca, se domina la guitarra. Mucho. Hoy hay unos chavales que tocan divinamente, claro. El sentir de la guitarra es una cosa, y el ejecutar es otra”.


“Para acompañar hay que estar pendiente del cantaor, no hay nada más que estar pendiente del cantaor, y el solista puede tocar lo que él siente, y está independiente de acompañar. Una diferencia muy grande. Es la diferencia de él que toca para cante. Tiene mucho mérito también”.


“Yo tuve un hermano mío que me puso lecciones, Pepe Naranjo. Y después ya yo buscaba a quien escuchar. Una vez escuché a Montoya, otra vez al Niño Ricardo. Niño Ricardo siempre, iba detrás de él siempre”.


Culto gracias a su sola intuición popular donde es tan importante, lo que toca,  como lo que no toca.


"Cuando acompaña es una gloria observarlo. Pierde todo el sentido de donde está y de autoconciencia a medida que se va identificando visiblemente con el cantaor. De manera instintiva sabe el tiempo que el cantaor va a mantener una nota, cuándo se va a parar y el tipo y longitud de las falsetas que debe insertar, para hacerse del ambiente e identificarlo. Cuando el cantaor consigue interpretar bien un tercio particularmente difícil, Diego se llena de alegría, como si fuera él el que lo hubiera cantado, a la par que se siente inspirado, hacia un toque todavía mejor". Pohren

¿Cuál es su rutina Diego?


“Pues todos los días tomo una copa con mi amigos, como aquí mi amigo Vicente, y otros más. Y tomar una copa, y hablar de lo que nos gusta a nosotros, de cante, de toque y de arte”.


Su personalidad, una especial timidez, contrastaba con un carácter fuerte, si alguien o algo no le agradaban, simplemente se iba y no tocaba. Esa fue su actitud de vida.


“El tabaco rubio y el señorito”.

Contratan una vez a Diego y a su grupo de gitanos de Morón para celebrar una juerga en un club de un pueblo cercano. Al llegar, les saludaron efusivamente y como eran amigos de Diego, les invitaron a una copa. Todo marchaba de maravilla hasta que a uno de los señoritos se le ocurrió sacar un paquete de rubio americano y ofrecer tabaco al resto de los señoritos presentes, ignorando olímpicamente en su ofrecimiento a los gitanos. Este detalle no se le paso por alto a Diego.

-“Y nosotros, ¿Qué?”.

El señorito le contesto mirándole fijamente:

-“¿Desde cuándo fuman rubio los gitanos?”

Diego reacciono como si le hubieran golpeado. Dio un salto y grito:

-“¡Se acabó! Que este “caballero” encuentre otra guitarra para que le toquen en su fiesta. ¡Me voy!”

Intentaron entre protestas que se quedara, viendo los demás artistas como les volaba el dinero de toda una semana.

-“¡Diego, por Dios, piensa en mis hijos!”.

-“Piensa tú. ¡Yo me voy!

Cuando se fue, el resto de gitanos tuvieron que seguirle, no sin antes decirle a los señoritos que intentarían persuadirle para que regresara. Todo fue inútil. Diego tenía otros planes. Se los llevó al bar y después de invitarles a unas copas y cuando el vino comenzaba a hacerles olvidar el disgusto, los miro con ojos brillantes y les dijo:

-“Vámonos a ver el Cojo y tocamos para los presos. Esa es nuestra gente, y no la canalla de los señoritos”.


Extraído de “Una Forma de Vida”, de uno de los alumnos e incondicional suyo, Donn E. Pohren.


Pasó la mayor parte de su vida en Morón de la Frontera, un cruce de caminos en esa tierra mágica que une Cádiz y Sevilla, siguiendo al Guadalquivir. Apenas abandono el pueblo, saldría para trabajar en contadas ocasiones y limitándose a los pueblos del entorno.


Rehusó hacer lo que todos esperaban de él. No pasaba horas en las oficinas de los promotores o empresarios, esperando la oportunidad de conseguir trabajo. No se esforzó en cultivar el favor de otros artistas por la fama.  No acompaño a cantaores cuando no admiraba algún aspecto de su arte o carácter, ni a Antonio Mairena, ni a nadie, parece que de joven fue contratado para acompañar a Manuel Vallejo, pero a Diego no le gustaron las limitaciones impuestas a su toque, y pronto se despidió. Hizo solamente lo que quería hacer, aunque sufriese estrecheces económicas en parte de su vida. Su éxito consistió sencillamente en ganarse el pan acompañando a grandes cantaores. Y en esto, tuvo éxito.


Nunca pisó un estudio de grabación, cuando le ofrecieron la oportunidad de grabar un disco para la prestigiosa casa Philips, también, la rechazó. Pero el destino quiso que en busca apareciesen muchos extranjeros en busca de su sonido, gracias a estas grabaciones realizadas con magnetófonos particulares, se traspasaron nuestras fronteras y se esparcieron por todo el mundo en forma de copias ilegales, vendidas a precios desorbitados, ya que eran consideradas como únicas.


Surge por medio mundo la leyenda que en Morón había algo más que un guitarrista. Naciendo así un mito internacional, más que nacional.


Desde 1953, la base aérea de Morón de la Frontera es compartida con la Fuerza Aérea de Estados Unidos y la música ha sido el principal motivo que ha unido a estas dos regiones.


Morón se convirtió en destino de muchísimos americanos que tenían la inquietud de aprender a tocar la guitarra, pero también de jóvenes que andaban en busca de una identidad singular y atrevida, algo que representara la esencia y que pudiera servirles de reflejo. Diego del Gastor se convirtió en un gurú.


¿Diego da usted clases?


“Muchas clases. A los americanos. No solamente a los americanos. De Finlandia, de... de Francia, de Italia, y de... ¿Cómo es? Suecia pero.... hay otra...

¿Grecia?

Grecia no, más para allá. ¿De Japón? Más para allá. ¿Cuál es la...?

¿Australia?

¡Australia!. Aquí mismo están en Morón ahora mismo.

¿Y da clases a todos?

A todos. Y son inteligentes, y les gusta mucho”.


En Casa Pepe, master class: actitud flamenca en la guitarra.

Uno de los americanos que cayó atrapado en el universo flamenco fue Don E. Pohren. Flamencólogo y guitarrista, nació en Estados Unidos en el año 1931. También conocido por “Daniel Maravilla”. Se inició en Méjico, después de conocer el arte flamenco a través de Carmen Amaya.


En 1960, acudió a la celebración del «Potaje de Utrera». La soleá de Fernanda, acompañada por Diego, en esa simbiosis que los convertían en uno, impresionó tanto al norteamericano que, dos días después, fue a buscarlo a Morón. El encuentro entre Diego y Pohren, acabo marcando sus vidas.


Pohren acompañando a Joselero, en la fotografía.

“Ver a Diego del Gastor acompañar a Fernanda de Utrera toda una noche entera – hora tras hora dedicado casi exclusivamente a solamente un estilo, la soleá, y con Diego concentrado en muy poco de su arsenal de más de cien falsetas personalísimas, era gozar de dos intérpretes en la cima de su arte, unido y enlazados en una relación simbiótica que llevaba a los dos hacia la máxima intensidad creativa.”


El lugar donde se conocieron fue Casa Pepe, centro de reunión del mundo del flamenco en Morón. Diego del Gastor casi vivía allí, y las pocas tapas que consumía a diario eran la totalidad de su alimento.  Con el tiempo, se convirtió en centro de peregrinación internacional, cogían habitación en la Fonda Pascual y se dirigían directamente cuesta arriba a Casa Pepe, en busca de nuevas experiencias emocionales.


La primera escena para Mr. Pohren en Casa Pepe fue encontrarse a Diego del Gastor:


"recitando en voz alta, despeinado, sin afeitar: los ojos brillantes y gesticulando..."


Diego lo recordó aunque en Utrera había hablado un instante con él. Le atendió maravillosamente y enseguida lo presentó a todos sus amigos para que no se sintiera extraño.


"Bastaron las primeras notas para comprender que jamás había oído una cosa igual. Era aún superior a aquel Diego que en Utrera había sonado como excepcional acompañante. Sin adornos técnicos, todo emoción. Cada nota tenía su propio significado y su música, era un flujo incontenible, un mágico oleaje. Me sentí hechizado. Durante mis treinta y un años había oído mucha música, pero nada que se aproximara siquiera a lo de aquella noche"


Pasaron cinco años para que su sueño se hiciera realidad. Los tres primeros años los pasó en el barrio de Santa Cruz en Sevilla, mientras trabajaba como contable civil en la base aérea de Morón. Y los dos restantes en organizar y llevar Los Gabrieles: un club privado de flamenco en Madrid. Al cabo de los cuales, pudo convencer a sus socios de que el lugar adecuado, donde "el arte y la vida flamenca se mezclaban indivisiblemente como caras de la misma moneda" era Morón y no Madrid.


Pohren acabo asentándose en 1965 a las afueras de Morón, regentando una pensión: ‘Finca El Espartero’, donde, además de hospedaje, se daban clases de guitarra, donde se celebraron continúas fiestas flamencas para amigos, compañeros, paisanos suyos o personajes llegados de cualquier rincón del planeta detrás del mito de Diego del Gastor. Se establecía el primer centro de la historia del flamenco ofreciendo clases de guitarra, baile y cante, y lo que aún era más importante para él: 


"la oportunidad de participar en esa forma de vida de los gitanos en aquellos momentos ya casi desaparecida"

Eclipsado por Diego y el flamenco, escribe dos libros sobre el tema. “The Art of Flamenco”, no solo tuvo un gran éxito en Estados Unidos, sino también en Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Inglaterra y Francia. El segundo, “Lives and Legends of Flamenco”, gozó de una mayor  repercusión internacional.


De lo acontecido en la finca, las continuas juergas en las que se vio inmerso, su amistad con los artistas, el privilegio de vivir una buena etapa del flamenco como partícipe y promotor, nace: “Una forma de vida”, su tercera obra literaria. Aporto al flamenco un canal más de internacionalización.


“Fuera de España su fama adquirió un “mystique” tan poderoso que algunos norteamericanos, y otros aficionados no españoles, hacían el peregrinaje a Morón para buscarlo y aprender directamente de la fuente”.


Tal fue el fervor que se suscitó por lo flamenco que, a finales de los 60, venían a Morón guitarristas de todas partes para aprender la magia de la guitarra de Diego. Sus grabaciones eran comercializadas a precio de coleccionista. Con este reconocimiento universal, el toque de Diego empieza a influir en el mundo de la música, no solo en el flamenco, sino que músicos especialistas en otras modalidades musicales beberán del arte de Diego; sobre todo, de su capacidad de improvisación.


“Antes de los libros de Pohren, yo y algunos otros norteamericanos ya habíamos aprendido algo sobre el toque de Diego, gracias a dos jóvenes tocaores estadounidenses, Chris Carnes y David Serva, que habían estudiado extensamente con él”, Ira Gavrin.

Creíamos ser enormemente privilegiados por haber encontrado este lugar, y a este hombre, y esta música mágica. Y que algún día todo aquello sería leyenda. Y que habría reconocimiento universal de la importancia de ese momento especial en la historia del flamenco”, Steve Khan, cronista visual de la época.


En 1967, era un estudiante de Matemáticas en Nueva York, pero quiso venir a Morón, a aprender del maestro. Primer encuentro:


“Caminaba calle abajo con un traje de riguroso negro y camisa blanca, y las manos en las respectivas cabezas de dos niños rubios. Era una estampa espectacular. Me acerqué y le dije que me llamaba Esteban y que un amigo me había hablado de él. Se le iluminaron los ojos. Me encontró un lugar donde dormir y me llevó a una fiesta increíble”.


“Sin embargo, la figura de Diego y el valor de su arte son controvertidos. El magnífico artista y suprema figura Paco de Lucía ha, efectivamente, aniquilado la viabilidad de la guitarra flamenca de antaño, subsumiendo el instrumento en un conjunto basado en los grupos de jazz, y una música inspirada sobre todo en la armonía – considerada por Paco el elemento crucial que faltaba en el flamenco, antes de la revolución que él mismo provocó".


Para mí, y muchos otros extranjeros nacidos en una cultura occidental donde reina la armonía musical, la gloria de la tradición flamenca fue precisamente la falta de armonía – o sea, la centralidad de melodía monódica que daba al flamenco su aspecto exótico y oriental, tan único y tan evocativo de los misterios de la España de leyenda”


“El debate sobre la dimensión de Diego del Gastor como guitarrista debe ser visto por un filtro muy específico”. 


La labor de Kahn, como fotógrafo e impulsor internacional del flamenco, también fue total.

La Sardana Flamenca, 1970.


Con unos veinte años de edad, en un momento que empezaba a contar con reconocimiento en el grupo

Pic-nic, Toti Soler decide apostar con buscar una música más personal:


“El flamenco era una cosa que me intrigaba, pero lo desconocía absolutamente hasta que hice un viaje a Andalucía y de repente empecé a notar las vibraciones, o como quieras llamarlo. Me busqué un profesor, hice viajes allá, empecé a estudiar. Y fue el interés, porque yo nunca hago nada para ganar dinero, sino porque me gusta”


"No tenía una idea muy clara de lo que quería hacer. Decidí estudiar guitarra flamenca para conocerla bien y estar en condiciones de componer y poder cultivarme yo mismo como músico. Ahora, ya no doy nunca una cosa por terminada. Tengo todo el tiempo del mundo para hacerlo todo".


“Creo que el flamenco es algo que hay que vivirlo. Quizá nacerlo... pero vivirlo más”


“El flamenco es una música que ha salido de un pueblo y es una música natural. Una música que lleva siglos funcionando como otras músicas de todo el mundo. Lo que yo hago en realidad es una cosa mía, personal”


-¿Basta sólo con la técnica para tocar flamenco?


“No, no. Hace falta sentirlo. Y mucho”

Morón de la Frontera, fue el enclave y el Maestro, Diego Amaya Flores. A lo que se me hace la pregunta para un catalán, como tal, el flamenco es una cosa de Andalucía. Barcelona es también su capital y fuente de artistas inabarcable. Quizás algunos catalanes tienen más vínculos con sajones que otros.


Video de una de las “masterclass” a las que debió asistir Toti, bajo el nombre: “El Flamenco hace falta sentirlo y vivirlo”, en Casa Pepe.

Rito y Geografías del Cante”, de TVE, importantísimos programas y muy recomendables todos, tuvieron el talante de convencer a Diego para grabarlo tocando y hablando, corría 1971. 


Dos años más tarde murió, cuando parecía que todos se acordaban de él, con 65 años flamencos a sus espaldas. Hoy en los conservatorios de música de Japón se estudia el estilo de Diego del Gastor como paradigma del buen toque , en Nueva York, existe una escuela de guitarra que estudia sus formas y modelos artísticos, y no debería haber guitarrista flamenco en el mundo que no se haya parado a escuchar el toque de Diego Amaya Flores.


Dos incógnitas se quedan aún abiertas:

¿Es familia de Carmen Amaya?


“Me parece que no porque hay los Amaya de Ronda, pero que es una familia, y la familia de Carmen Amaya, pero que es otra”.


A lo que yo me atrevo a decir que quizás si la tenían. En Barcelona los “Amaya Flores”, son los Cafeletes, los de Carmen.


La otra es la que algunos simplemente citan, pero no he encontrado evidencias, la admiración de Diego por la música afroamericana, que llegaba con los americanos a su pueblo. Dicen que le llevaron a tratar de hacer fusiones con la música negra estadounidense.


Casa Pepe, tenía como especialidad la tapa favorita de Diego del Gastor.

ESPINACAS CON GARBANZOS:

En una sartén grande, sofreír cebolla y ajo en abundante aceite de oliva. Agregar espinacas picadas y un puñao de garbanzos cocidos, sal y pimentón a gusto, un chorro cortito de vinagre y un poco de tomate frito. Cocer unos quince minutos hasta obtener una mezcla caldosa espesa de espinacas con unos garbanzos salpicados. Pan nuevo para acompañar y marchando.


¡Que aproveche!

Por Candido Alvarez Sabin 19 de noviembre de 2024
¡ JORDI BONELL, ya no está ! La Guitarra Eléctrica con sabor a Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 26 de abril de 2024
Quiero ser Libre LOS CHICHOS Ni más, ni menos Corrían los años 70 y la calle estaba caliente. Los Chichos, a partir de sus vivencias y su tremenda conexión con gran parte de la sociedad, fueron testigos y protagonistas de una época. Dejaron escritas canciones que son parte de las páginas sonoras del pueblo, y el pueblo se volcó con ellos, creando un fenómeno de masas tan auténtico como real. Nadie pudo acusarles de no estar con su gente. Ellos son el testimonio, cíclico, de la capacidad de la música popular para trascender las barreras conectando con las audiencias de manera auténtica y significativa. A eso, cabe, añadir que los tres son artistas de cuna que supieron conectar con lo más profundo del flamenco y todo el resto de personal que no fuese sordo. “ Quien canta de cabeza parece un mueble, hay que cantar de corazón ”, Julio González Gabarre Barcelona fue y sigue siendo una plaza de primera para Los Chichos como quedó plasmado en sus canciones y vivencias. Era una ciudad en esos años que se vivía deprisa-deprisa como le gustaba al trío castellano. Una de las primeras veces que vinieron les hospedaron en el Hotel Princesa Sofía, uno de los más lujosos de la ciudad en esos momentos, pero ellos se marcharon al día siguiente. Pidieron quedarse en los Apartamentos Gutenberg, hoy Hotel Sixties, en el pasaje Gutenberg, una puerta de entrada al Barrio Chino, en esos momentos aún vivito y coleando. Allí se sentían como en casa; un barrio que se volcaba con ellos. Cada vez que venían de dar un concierto, las vecinas les habían preparado siempre algo de comer. Dormían con las puertas abiertas. Las prostitutas, los huéspedes de vida errante, entraban y salían de sus habitaciones. Todos estaban pendientes de ellos, allí les trataban como reyes. En uno de sus conciertos en Barcelona aparecieron unos policías que se identificaron ante su manager como miembros de la Brigada de Estupefacientes. Querían verlos en el camerino. Eduardo, el manager, pensó que era el fin. De hecho, justo al entrar, les pillaron metiéndose unos tiros, no había problema, esos agentes también eran seguidores suyos. Saludaron, se acomodaron y llamaron a un confidente para que les trajera más material. El sujeto llegó a toda mecha y según recuerda el manager: “Era increíble, metían la mano en la bolsa y la sacaban a puñados”. Jero deja Los Chichos En un concierto en Barcelona, Jero llegó tarde y le sustituyeron por Junior, el hijo de Emilio, desde entonces miembro del grupo. Lo vio como una falta de respeto inexcusable y decidió abandonarlos. Era 1989. Los Chichos siguió y ahora anuncian su retirada después de 50 años.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de abril de 2024
EL KIKI “ No soy un Cantaor de silla ” Santiago Cortiñas Barrul Kiki Cortiñas, no es un Cantaor de silla lo que le da unos matices y maneras que lo hacen un Cantaor original. También cabe destacar su labor como compositor, músico y productor. ¿Para cuándo su trabajo discográfico? “Es muy importante aprender de lo antiguo porque ahí está la verdad ” Santiago Cortiñas Barrull nace en el seno de una familia gitana en Lugo, 1985, criado en el barrio de Fingoi, vive hoy a más de mil kilómetros en Almería casado con una hija de Tomatito, del Atlántico al Mediterráneo. "Como tengo hijos pequeños compongo cuando voy de compras al Mercadona" Empezó componiendo en el desván de su casa con el multipistas de su tío, en lo que no queda dentro de los territorios flamencos oficiales, Lugo. En el 2019 “De Verdad”, de José Mercé y Tomatito, fue nombrado mejor álbum flamenco en los premios Odeon, firmó diez de los once temas. José Mercé resalta su gran colaboración: " Es una maravilla y nos está ayudando muchísimo. Nos ha hecho muchas cosas. Siendo tan joven nos está enseñando mucho a los dos ” El Kiki se inició con cuatro o cinco años cantando en el Culto de la Iglesia Evangélica de su barrio, como es tradición en su familia. Allí empieza a aflamencar las canciones para Dios y las empieza a sentir desde una forma personal, el Pastor ya le da un papel protagonista en el Coro. “Me inicié cantando en la iglesia evangélica de Lugo. Tenía cinco años. Iba al Culto con mis hermanos, mis tíos y mi familia”. Su otra gran influencia le llega por su familia, el Flamenco está en la casa y en las fiestas que celebran. “Cuando tenía cinco o seis años el disco que se escuchaba en la casa era el último de Camarón que era Potro de rabia y miel (1991) o Zyryab (1990), de Paco de Lucía. Yo creí con esa revolución, protagonizada por esos dos genios. Me tocó otra época de mayor fusión, pero después te enteras que existe una tradición y unos cánones. Eso tiene que estar presente siempre, igual que saber que estos dos genios nos abrieron paso a las músicas del mundo, abriéndonos al jazz, al rock, a la literatura, a todo”. Otra puerta a la que entró como niño fue la escena musical gallega, allí descubre otros estilos, el Jazz entra en sus códigos. “Debuté en el Clavicémbalo, un club de música en directo de Lugo, con 9 años, con Cuchús Pimentel”. “Músicos como mi amigo Telmo empieza a hablarme del jazz, lo escucho en el Clavicémbalo,... Ella Fitzgerald, West Montgomery, Path Metheny,... Lo que me cuesta más entender es el free jazz por su sistema para improvisar”. “Sonoramente. Me ayuda mucho en las transiciones. Aunque yo no sea consciente, está ahí”. ¿Cuál fue el repertorio? “Cosas de Camarón, sobre todo. Temas de los discos que había hecho con Paco de Lucía. Lo que escuchaba en casa. Entonces nos parecía normal. Mucho después me di cuenta de que eran dos genios, dos personajes que marcaron época”. La escena musical del flamenco y el jazz se dejan seducir por El Kiki, graba unas cintas y estas empiezan a salir de Galicia. “Con ocho o nueve años me escuchó Antonio Carmona de Ketama y me llevó a una sala mítica de Madrid, la Caracol. Después me grabaron un disco con once años y hasta hoy”. En 1996 graba su primer disco “Mala suerte”, en Santiago de Compostela con Clave Records, con 9 temas: Mala suerte (tangos); Prohibido (bulerías); De menos (soleá); Consuelo (tanguillo); Rumba para José; Alegrías de mi tierra; Se me acabó el cante (fandangos); Canción del olvido (bulerías); Martinete. Le acompañan: Jesús Pimentel "Cuchús", guitarra flamenca, eléctrica; Marcos Teira, guitarra flamenca; Pedro Onieva, cajón, tabla, bongos. A partir de ese momento empezará su carrera como solista que sólo se vio interrumpida un tiempo debido a los cambios de voz. “Cuando Josemi Carmona me llamó en 2011 para acompañarle en la gira de su disco “Las Pequeñas cosas” me dio una alegría que le agradeceré todo la vida". “Mi primer concierto en Madrid, con 9 o 10 años, fue en la sala Caracol, que llevaba Antonio Carmona, y Josemi vino a verme. También vinieron a verme cuando presenté mi primer disco, con 12 años” “Josemi lleva tiempo comentándome el proyecto del disco y su deseo de que esté en su banda. Es un orgullo que cuente con mis servicios musicale”. Josemi Carmona le eligió para que le acompañe en la gira de presentación de su primer disco, “Las pequeñas cosas'” (Universal Music), se ocupó de la voz principal y de tocar la guitarra en los conciertos del músico madrileño. “Somos compatibles porque no solamente es flamenco, son también otras músicas”.
Por Candido Alvarez Sabin 25 de marzo de 2024
Suena La Pena El Cante para hasta los Pasos de la Semana Santa Era la Semana Santa del ochenta y siete. Por destinos de la vida me vi involucrado en el desfile a paso lento de la Infantería de Marina, San Fernando, un acto meticulosamente orquestado y pautado, uno de los pocos capaces de pararlo es el Cante. En el flamenco Manuel Torre, a través de sus sonidos negros, fue uno de los pioneros, le siguió el camino Agujetas. La Pena Sonora Contaba su hijo Tomás Torre que estando Manuel en el balcón de la casa de Don Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo, al aparecer en la calle la Sentencia empezó a cantar Manuel con su voz densa y nasal una saeta, con tal enjundia que cuando acabó, la multitud congregada en la plaza de la Encarnación no sabiendo como expresar sus emociones y no pudiendo (estamos en Semana Santa) aplaudir ni vitorear, empezó a agitar pañuelos blancos en emotivo y silencioso homenaje al cantaor. Un gitanillo que le acompañaba, le dijo a Manuel señalándole a Eduardo Miura: “Fíjate, primo, con la “malage” que gasta criando toros y ahí lo tienes que lo has hecho llorar” Ricardo Molina completa el cuadro y comentaba que a Manuel se le atribuye ser el causante de la costumbre sevillana y andaluza de mecer los pasos de la Semana Santa. Dicen que en una ocasión cuando el Torre cantaba una de sus estremecedoras saetas y el capataz dio orden de iniciar la marcha, los costaleros levantaron el paso, pero sin avanzar y lo siguieron moviendo a ritmo, en el mismo sitio, para poder escuchar bien la saeta del cantaor jerezano. Según Juan Talega, su voz tenía un “sonío” que se metía en la cabeza y su eco te duraba tres días. Lo que es indudable es que, como mínimo, conseguía que quien le escuchaba acabara llorando a moco tendido.
Por Candido Alvarez Sabin 11 de marzo de 2024
Tanguistas, Guiris, Valdepeñas, y Tira p'alante Nou de Sant Francesc y Ginjol, otra ruta flamenca por Barcelona. La Buena Sombra, La Macarena, Los Cabales y Casa Matías. El Convento de Sant Francesc y restos de las murallas desaparecieron en el siglo XIX y sobre él surgió un nuevo núcleo de ocio emergente en Barcelona. Con las obras de reforma de la Rambla afloran los restos del antiguo convento de Sant Francesc, fundado a principios del siglo XIII por los franciscanos tras los pasos de Francisco de Asís, quien camino de Santiago de Compostela, se alojó en el hospital de Sant Nicolau de Bari, ubicado en los terrenos de la actual plaza del Duc de Medinaceli. Fue en este lugar donde la orden religiosa decidió construir su sede y así nació otro convento, antes de Santa María del Mar, la otra Catedral del Mar barcelonesa, acabó derruido a mitad del siglo XIX, nacía el flamenco convirtiéndose en una oferta turística desde el primer momento y lo “pecaminoso” iba a dominar la noche. La zona se acabó convirtiendo en nuevos edificios de viviendas, reconvirtiendo la zona entre la plaza real, las ramblas y la plaza del Duque Medinacelli, en el laberinto del ocio, con epicentro en lo que es hoy la plaza Joaquim Xirau, en sacrificio de las calles Ginjol y Pasaje del Banys. La degradación sufrida en la postguerra civil en lo que se conoció como Barrio Chino desplazó el ambiente, con él los locales flamencos más vinculados al turismo, al otro lado de la parte baja de la Rambla, a la zona de Escudellers, la plaza Real y los callejones de ese radio. La ruta de muchos turistas, aficionados y famosos en la noche de Barcelona de la postguerra, en convivencia con todo el alterne permanente de vendedores ambulantes, donde encontraban el sitio idóneo donde colocar sus mercancías: caricaturistas, vendedores de tabaco, cerillas, flores, lotería o cualquier suvenir , con profesionales del burle: carteristas, camellos, tanguistas, adivinos, timadores, profesionales del juego o la prostitución, todos-todas, y alguno más, ofrecían servicio todas las noches acompañados, en gran parte de locales de artistas flamencos, fueron las noches de Ava Gardner, Robert Mitchum o John Wayne, por Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de marzo de 2024
Como en pocos lugares La Niña de los Peines, entrevista en las Ramblas. Noticias del Flamenco en Barcelona,Francisco Hidalgo Francisco Hidalgo Gómez, natural de Posadas (Córdoba), en 1974 se trasladó a Cataluña, donde sigue residiendo en Cornellá, donde, además de su labor docente, desarrolla una intensa actividad cultural, social y política. El flamenco, desde una perspectiva barcelonesa, y Carmen Amaya, han sido algunas de sus premisas, en sus libros vuelven a abrir sus puertas los legendarios Cafés Cantantes, volvemos a sentir el latir de las más míticas figuras y participamos de ese arte que alcanzó cuotas insuperables en las calles y locales de Barcelona. Recupera una parte de la memoria perdida, otra dimensión de la historia barcelonesa. En “Como en pocos lugares. Noticias del Flamenco en Barcelona”, Francisco Hidalgo revive la época más fructífera de este arte y sus artistas, podéis encontrar sus obras publicadas en Ediciones Carena. De su mano nos trasladamos a la parte baja de la ciudad de principios del siglo XX.
Por Candido Alvarez Sabin 6 de marzo de 2024
DUQUENDE "Mi forma de vivir" ALMA100 Alma100 fue una revista musical, de distribución gratuita, con artículos rigurosos que plasmó durante unos diez años lo acontecido en el mundo del flamenco, a través de entrevistas, reportajes, reseñas de: espectáculos, discos o libros… Sus directores fueron: Javier Primo y Keiko Higashi. Con motivo de la publicación del disco del cantaor catalán: DUQUENDE "Mi forma de vivir" (K Industria Cultural 2006), Alma100 incluyó una entrevista donde habla de su nuevo trabajo, en un momento de apogeo tras sus giras con el grupo de Paco de Lucia. Desde Can Puiggener (Sabadell) Once cantes, grabados a su gusto, en Barcelona y rodeado de un personal mayoritariamente local, la guitarra de Chicuelo, el bajo de Benavent, la trompeta de Raynald Colom, la percusión de Roger Blavia y Piraña, y Niño Josele, también procedente de las filas de Paco, que colabora en una de las tres bulerías del disco.
Por Candido Alvarez Sabin 1 de marzo de 2024
Jerez y/o Salamanca Rafael Farina y La Paquera 7 noches en el Teatro Calderón Rambla Cataluña (Bcn): 1965 El Teatro Calderón, estuvo situado en la esquina de diputación con rambla Cataluña, allí presentaron el espectáculo: “Bronce y solera”, como cabezas de cartel: La Paquera y Rafael Farina, entre otros destacados artistas. El teatro con un aforo de 1500 personas contaba, con otros espacios, como el Cine Cristina y una sala de fiestas que en su última etapa fue el Teatro Candilejas. El teatro cerró sus puertas en 1967, dos años después de .las 7 noches del espectáculo “Bronce y solera”. Corrían tiempos de cambios y una tremenda influencia llegaba particularmente desde Hollywood, que hizo de la blanco, negro. Otro concepto del espectáculo se nos venía a imponer, a pesar de ser el génesis creativo de su imperio de tendencias del espectáculo. El elenco artístico contaba con las atracciones: Merci Peña, Fernando Esteso, Elena y Antonio, Presentación Palacios, Los Monosabios, Jesús Perosanz, el ballet Los Tarantos con su cuerpo de baile, Luis Flores, Margari Méndez, Moraito de Jerez, Vargas Araceli y la colaboración de Esmeralda Mistral. La coreografía de Luisa Pericet y la orquesta dirigida por el maestro César Antolín. Entre estos encontramos: cómicos, chirigotas, cantantes de otros estilos en boga en ese momento, orquesta… y flamenco, los espectáculos con los que triunfo por toda América Carmen Amaya, se acompañaba de Jotas o Muñeiras.
Por Candido Alvarez Sabin 27 de febrero de 2024
Flamenco en San Gervasio 1958: La Paquera, El Terremoto, Morao y la Chunga para el Ministro de Comercio Británico de mano de la burguesía barcelonesa. Sant Gervasi de Cassoles, se anexionó a la Barcelona en 1897. Próximo a Collserola y con especiales condiciones naturales, con un terreno cuajado de fuentes y zonas verdes, convirtieron estas zonas rurales en un espacio residencial de las clases acomodadas. En una de esas humildes moradas en junio de 1958 y publicado en La Vanguardia, una noche de flamenco en Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 17 de febrero de 2024
Farruco  y su caja de ritmos: los caballos, en las antípodas de los loops x bulerías, mientras el Campo va agonizando. “No me gusta los que hablan de evolución y fabrican el baile como si fabricaran plástico. Si no hay esencia, sabor, memoria y arte, todo es plástico, mentira... mucho estudio y mucho ensayo". Estos días que se habla del Campo hemos de recordar la aportación de este a nuestra forma de vida, para el bailaor Antonio Montoya Flores, El Farruco, todo esto estaba presente, particularmente los caballos, como su baile de medio lado y sus remates. “Yo no he pasado por estudio de ninguna clase. A mí me han enseñado a bailar los caballos, soy el bailaor más autodidacta que hay, he creado mis propios bailes, y me siento orgulloso de eso”. Sin el Campo y su conexión natural, no habría ni orquestas, ni templos, ni universidades, ellos son la base de nuestra cultura. Sin la interacción con animales, plantas y el medio, durante el paso de las generaciones, no estaríamos Civilizados, ni hablaríamos de Flamenco. ¿Quién? lo hizo posible. Quién desarrollo toda la variedad de animales y plantas, en armonía con el entorno; observando, deduciendo, reunidos alrededor del fuego y las estrellas, crearon una fantasía, no había expertos, había Campesinos, normales y corrientes. Ellos crearon, también, la Música. Desde que cada día hay más expertos que farrucos y, por supuesto, que farrucas, todo parece plástico. Pero los farrucos, hoy, siguen observando: “Nuestros abuelos todo era cultivado y criado natural. Aquí el campo está difícil con la plaga de jabalís, es imposible lograr cultivar patatas, centeno, maíz,.. tampoco poder recoger las castañas o manzanas naturales. Los castaños enfermaron con la sequía,… Qué pena Cierto, castaños centenarios que sacaron mucha hambre de la gente y los animales”. Hoy los que adentran en el flamenco utilizan bases creadas mecánicamente para estudiar toda esa locura de patrones, estilos y variedades rítmicas. Sí hacemos un símil con el Flamenco y el Campo los dos se están secando y ambos saben funcionar sin máquinas. Farruco y su cajón de ritmos: los caballos. “No se me mete que yo esté bailando por soleá y haya un violín, una flauta o una caja. Si la caja soy yo, soy el tambor con mis pies. ¿Y para qué necesito una flauta?, si no soy ilusionista de cobras”. Contaba que aprendió a bailar en el vientre de su madre: "Imagínate a aquella gitana con el lío, los caminos, las canastas, y yo por dentro.... Hacía la cuca, ese salto que dan las caballerías cuando se ponen farrucos”. Gitano canastero, se definía como un completo autodidacta y aseguraba que fue dibujando su personal baile al compás que marcaban los caballos que le trasladaron por los caminos de la vida ya desde niño. El caballo tiene tres formas básicas de desplazarse: paso, trote y galope, cada una con un equivalente rítmico. Paso: Es el aire natural del caballo más lento, es equiparable al ser humano caminando, éste se desplaza a cuatro tiempos. Trote: Hay muchos tipos de trote, aunque todos respetan los dos tiempos, es un aire de velocidad intermedia, con un aire saltado porque hay momentos en que el animal no toca el suelo. Galope: A correr, es el aire natural más rápido, es a tres tiempos. Con la combinación de esos patrones rítmicos, la elegancia del caballo y sus conocimientos familiares de estos, como del Flamenco, creo su baile personal, sin escuelas, ni expertos. “Lo que bailan los muchachos que están saliendo ahora está más cerca del clásico español, no tiene casi nada que ver con el flamenco-flamenco. Yo, a lo mejor, no soy capaz de dar seis piruetas, porque no lo he ensayado ni me lo han enseñado, pero uno de éstos no podrá dar la vuelta flamenca en la vida. Se puede caer de espaldas y partirse siete costillas. Equivocan al público. Ensayan hasta la sonrisa. Hay muchachos que, con la tercera parte de la fuerza que emplean, podrían hacer barbaridades. Parece que se están peleando con las tablas” El Flamenco como el Campo sin su comunión con lo natural no tiene mucha sustancia, ambos vienen de un proceso de observación transmitido por nuestros antepasados y que poco a poco se va dejando morir, lo que no tiene mucho sentido a no ser que estemos dispuestos a comer pienso o plástico.
Más entradas
Share by: