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Cantes de las Minas @.Cat: los oscuros túneles Modernistes de las migraciones, ¿la mayor plaga?

Cantes de las Minas@.Cat

Los oscuros túneles Modernistes de las migraciones,

¿la mayor plaga?


Uno de los escenarios que influyó, tremendamente, en el génesis del flamenco fueron las oscuras galerías de las minas.


Los Cantes Mineros, se desarrollan a lo largo del siglo XIX, en otro triángulo, el formado por los caminos que unen Jaén, Almería y Murcia, a medida que resurgen nuevas explotaciones. Fundiendo el carácter campesino, con brotes urbanos, y con una nueva socialización, al desarrollarse en un medio industrial y proletarizado, cantan los peligros a que se ven expuestos, los míseros jornales y la represión ante cualquier movimiento reivindicativo.


“Minero, ¿por qué trabajas?,

si para ti no es el producto;

para el rico es la ventaja

y para tu familia el luto”

 

“Las minas se han levantado

por cuestiones del jornal

y la tropa está cargando

a bayoneta calà”

 

“Quieres, Martín, que yo cante

al clero y la monarquía;

¿no comprendes, ignorante,

que esa opinión no es la mía?

¡Que vaya el nuncio y le cante!”

 

Los mismos sentimientos que cantaron, un siglo después, afro descendientes a su llegada a las metrópolis gringas, en forma de Blues y dos siglos después, lo repitieron, con el Rap; lo que convierte al flamenco en la primera música urbana de protesta en un medio industrializado.

Las Minas de La Unión, Cartagena y Mazarrón, eran el lugar adecuado.


Allí encontraremos de nuevo la presencia de un núcleo catalán, repartiendo el juego, lo que hace evidente que sin su espectacular producción y apoyo económico, lo de: “cante, toque y baile” no sería lo que es, aunque las influencias musicales llegaron, más bien, de donde procedían los que sacaban los minerales.


Hoy quedan Paisajes de Otro Planeta, con un excelente daño medioambiental, en manos de los mismos especuladores, con el Turismo Insostenible, como una de sus pocas salidas.


Allí, como en otros tantos núcleos mineros peninsulares, llegaron miles de trabajadores dispuestos a meterse en esos túneles que les llevaban, en la mayoría de los casos , a gastarse más de lo que les pagaban en sus negocios, donde: “Alterne, sustancias estupefacientes y cante” , entraban en comunión.


Las “Partidas” sería la forma de explotación minera, el régimen laboral sería el de autónomos, si lo ponemos en contexto actual. Los trabajadores debían arrendar las minas a sus propietarios para ser explotadas bajo su responsabilidad y, sin ninguna garantía de éxito; cuando se descubría una veta el propietario se quedaba con la mayor parte, habiendo cobrado de antemano, ya, todos los enseres pirotécnicos para poder destrozar la sierra, que también los producían ellos; generando un sentimiento de individualidad en los túneles oscuros. Para los mineros, habituales campesinos, es traumática la experiencia vital de la oscuridad del pozo, un lamento de esa muerte potencial que, en gran parte, se apodera de su cante.


“A la mujer del minero

se le puede llamar viuda,

que se pasa el día entero

cavando su sepultura.

¡Qué amargo gana el dinero!”


José Cepero

 

Naturalmente, estos cantes no se hacían en el interior de las minas en horario de trabajo debido a la dureza del mismo. Entre jornada y jornada, se reunían en bares, tabernas y otros lugares de distracción, como una necesidad de saberse libres y a salvo de los peligros de la mina, al menos un día más.


"Le parecía imposible que los hombres aceptasen semejante servidumbre; viéndolos así, nació en su alma el sentimiento de la rebeldía contra la injusticia, contra la estupidez de los humanos, que en vez de coger los frutos brindados óptimamente a sus necesidades en toda la superficie de la tierra, se agrupan en ciudades, se esclavizan, y mientras los frutos maduros se pudren al sol en las selvas vírgenes, arañan las rocas para sacar un miserable sustento. Sin duda, la idea del anarquismo nació en la mente de un minero", Carmen de Burgos, Feminista, cuando aún no se había inventado el término.


“Quiero hacer fuerza y no puedo,

siento de la muerte el frío,

quiero hacer fuerza y no puedo.

No me abandones, Dios mío,

porque queda otro barreno

entre el escombro perdío”

Minera y Cartagenera

Mayte Martin, cante, Barcelona

Pedro Sierra, guitarra, L´Hospitalet



Los cantes mineros se convertirán en crónica de las condiciones de vida y trabajo de los mineros, de sus sueños, deseos, realidades y pesares. Por otros caminos, de feria en feria: tratantes, comerciantes, arrieros y tartaneros llevan de un lugar a otro aquellas coplas y cantes, contribuyendo al afianzamiento y expansión del cante minero.


Con la revolución industrial, un nuevo boom de la minería da comienzo y con él, el surgimiento de un nuevo estilo musical: el Flamenco.


En el siglo XIX, las nuevas tecnologías industriales permitieron hacer de nuevo rentable la producción de mineral. La Sierra de Cartagena, así como la de Mazarrón fueron intensamente explotadas por sus minas de plata y plomo y otros minerales desde la antigüedad. El control sobre estos recursos mineros fue una de las principales causas del establecimiento de los cartagineses y de la posterior ocupación romana. La prosperidad generada por la minería hizo de la ciudad de Carthago Nova, actual Cartagena, una de las más florecientes de la Hispania romana.


Hacia 1850 había en Cartagena treinta y ocho fábricas de fundición de plata. Durante el siglo XIX, la producción de plomo y zinc de las minas de Cartagena y La Unión constituyó el grueso de la producción nacional.


Con la riqueza generada por la actividad minera se gestó en Cartagena una poderosa burguesía enriquecida que invirtió sus ingentes fortunas en lujosas casas y palacetes de estilo Modernista. Este nuevo estilo arquitectónico cambió por completo la fisonomía urbana tanto de la ciudad de Cartagena como de La Unión.


El esplendor económico en la década de los setenta y ochenta, del siglo XIX, trajo consigo la proliferación de cafés cantantes. Solo en la calle Mayor, de La Unión, en 1895, había más 16 centros de este tipo, Café Cantante del Estrecho, El Casino, la Taberna de Pepe El Flamenco, Café Cantante de El Rojo, Café de José Aguirre, Café Habanero, Café de la Villa, Ventorrillo de la Roja, Café del Mena, Café de Paco, Café de José María, Teatro Circo... No eran cafés cantantes al estilo del de Silverio o el Burrero, en Sevilla, donde se asistía a un espectáculo, eran más de consumo, alterne y juego, dirigidos para sacar el suco a los mineros, convirtiéndose en lugares de creación y recreación del cante, en manifestación artística íntima y particular.


Los ríos de dinero y la afición al cante de los mineros atraerían a los profesionales, y los más inquietos, los más artistas, recogerían las fuentes de información local musical, recreando y engrandeciendo los cantes mineros, como sería el caso de Don Antonio Chacón.

¿Cómo llegó Chacón a La Unión?


En Cartagena, como en otros muchos municipios murcianos, el catalán está presente en las conversaciones de la mayoría de aborígenes de esas zonas. No comen guisantes, ni judías verdes, ni alcaparras: comen pésoles, bajocas y tápenas. El viento del suroeste es el lebeche, y si es del sudeste es el jaloque, y el trueno es un llampo. Seguro que se ha bañado en Cala Reona y en Calblanque, ha visto la isla Grosa o la Perdiguera, el Carmolí, los Esculls, el Farallón, las salinas del Rasall y Calnegre. Los montes cartageneros no tienen niebla, tienen boria, para muchas familias la abuela es la yaya y los diminutivos acabados en -eta como serreta, replaceta, pareta… son cartageneros de tota la vida. Por no mencionar los numerosos apellidos catalanes que pueblan la nomenclatura cartagenera: los Ros, Perello, Puche, Sabater, Ferrer, Conesa, Ballester o Grau.


“Ha llegado un forastero

a la sierra de La Unión,

no trabaja de minero

y le llaman en la región

el Rojo, el Alpargatero”


Nombre a destacar es el de Antonio Grau Mora «El Rojo el Alpargatero», considerado uno de los creadores de los cantes mineros, gracias a su experiencia recogida entre los cantes de los mineros, desatados en tremendas borracheras, en sus descansos laborales. Su labor fue más de productor que de creador, los que crearon los cantes fueron los mineros.


Alrededor de 1896, el Alpargatero contrata, para actuar en La Unión, a Don Antonio Chacón, quien ya había escuchado los cantes mineros en voz de Conchita la Peñaranda, en Sevilla. A partir de la buena relación con El Rojo, asimila e interioriza las formas y contenidos de los cantes de la zona que grabará en los soportes de la época (discos de pizarra y cilindros) en diferentes etapas de su vida cantaora. Por primera vez, y gracias a Chacón, se nombran de forma correcta la cartagenera, las tarantas mineras, la taranta cartagenera; además, acuña el vocablo de minera para el cante que hoy conocemos como tal. Imprimió su sello personal a casi todos ellos, los fijó y los dotó de la estructura musical que hoy tienen. Diez estilos distintos de estos cantes dejó grabados este insigne jerezano y que se hacen imprescindibles en el estudio de los matices que los significan y diferencian.

Antonio Grau, el Rojo el Alpargatero, nació en Callosa del Segura, gracias al negocio familiar y su comercialización por la cuenca minera de Cartagena y Almería, es donde empieza a descubrir como cantan los mineros.


En 1868 cumple servicio militar en Málaga donde conoció y asimiló el flamenco. De vuelta a casa inicia su formación como cantaor, dedicándose definitivamente a este menester a partir de 1880. Posteriormente se marcha a Málaga con su mujer, María del Mar Dauset, donde alterna y comparte cante con las primeras figuras de la época, llegando a ser un buen intérprete de malagueñas.


En 1885 se traslada a La Unión para regentar su negocio: Café Cantante de El Rojo  dándose a conocer como cantaor. Su hijo, Antonio Grau Dauset, continuó su labor cantaora docente entre los artistas flamencos. Conoció a Don Antonio Chacón y asistió a la configuración definitiva de los Cantes Mineros de la mano de su padre y de toda su escuela: Chilares, El Pajarito, El Niño de San Roque …


En Madrid, aprovechó su primera estancia para actuar en sus cafés cantantes y transmitió, al cantaor sevillano Manuel Escacena sus conocimientos sobre los palos mineros, de hecho, el hispalense fue un perfecto dominador de los cantes de levante. En 1952 regresa a Cartagena para presenciar la Semana Santa y se produce  su encuentro con Antonio Piñana, padre. Se inicia una amistad entre ambos y el trasvase de la herencia de El Rojo El Alpargatero y su vinculación con el nacimiento del “Festival del Cante de las Minas” hasta su fallecimiento. 

El antiguo Mercado público de La Unión de estilo modernista, sede del Festival Cante de Las Minas


Los principales Cantes de Levante que, con más o menos frecuencia, se interpretan en la actualidad son las tarantas, el taranto, las cartageneras, las murcianas, las mineras, la levantica, el cante de madrugá y el fandango minero.

 

Otros célebres y destacados cantaores de esta época, y que contribuyeron a la propagación y desarrollo de estos estilos de cante, fueron el Ciego de la Playa, Pedro el Morato, el Pajarito, la Peñaranda, el Cabrerillo, Chilares, el Cojo Luque, Enrique el de los Vidales y el Fruto de Linares entre otros.. Más recientes, y de los que se conservan algunas grabaciones, podemos citar al Cojo de Málaga, Pencho Cros, Manuel Escacena, Encarnación Fernández y Antonio Piñana que rescató muchos de estos cantes aprendidos del hijo del Alpargatero. Todos los grandes cantaores han seguido cantando a la minas y, como no, Camarón, los incluyó en sus repertorios.

Por mineras en el Pirineo, ahora los murcianos en Cataluña.


A principios del siglo XX, este apogeo dorado del sector minero en Cartagena comenzó a descender súbitamente por la aparición de fuertes competidores en el mercado internacional, el colonialismo se instala en África, desapareciendo la actividad minera casi por completo.


La mayoría de las explotaciones se abandonaron en un estado ruinoso, conformando paisajes que nos transportan a otros mundos, causando la desaparición de una importantísima extensión de terreno convertido ahora en una zona estéril, así como la pérdida de numerosos hábitats y especies.

 

Cela de excursión por el Pirineo, escuchó:


"En el camino de Esterri trabajan los murcianos en la polvorienta y la aparatosa remoción de tierras de una presa. Unas niñas francesas, arregladitas y monas, pasean, pastoreadas por una institutriz muy puesta en su papel, mientras un murciano en camiseta empuja una carretilla acompañándose por cartageneras:


"Del cante cartagenero

Son los más firmes puntales,

La Peñaranda, el Chilares, el rojo el Alpargatero

Y Enrique, el de los Vidales"

 

Encaramado en una hormiguera trepidante, otro murciano renegrido se consuela cantando por mineras, que es cante amargo y social:

 

"Madrugar y trasnochar,

Subir y bajar la cuesta

Y ganar poco jornal;

Eso a mí no me trae a cuenta

Y a las minas no voy más."

 

"Viaje al Pirineo de Lérida” (Alfaguara, 1965), Cela.


Con la llegada de un amplio contingente de trabajadores peninsulares llegaron a Cataluña los cantes de las minas y los murcianos. Expulsados de las zonas mineras por el abandono del negocio por los propietarios, dada la situación internacional y contando con buenos aliados, la inversión era mejor en África. La mayoría de los mineros fueron reclamados para su explotación en otras zonas que gracias al apoyo franquista gozaron de prosperidad.


Contrastando todos estos movimientos, se me hace difícil digerir o entender el lamento de un amplio sector de la población catalana, que no sabe o se hace el loco, ante barbaridades como las que se tienen que escuchar como reivindicaciones de un pueblo oprimido:


“la immigració és la principal amenaça de Catalunya”,


“m'agradaria una Catalunya sense immigrants”


O el deseo, de alguien que era ¿Republicano? y de ¿Izquierdas? , ver unas Ramblas por donde paseen personas de “raça blanca”. Auténticas reivindicaciones proletarias, la canción protesta debería ser otra cosa y se parece más a los Cantes Mineros, que hoy han quedado en la voz de los principales cantaores flamencos. Muchos murcianos ya eran catalanes antes de pisar Catalunya o más, ya que no necesitaron unir su cultura a la de barbaros europeos, que los hacen bailar.


Pero fue también una catalana la que los bailó por primera vez, con la guitarra de Sabicas convirtió el cante de Tarantos en baile. Carmen Amaya adaptó unos cantes que nacieron libres de compas al ritmo Amaya. El cantaor, sin ser esclavo del ritmo, estiraba los tercios personalmente, ella los empaquetó para el gran público y los acabó de internacionalizar.



Taranta:

Sabicas, guitarrista

Rafael de La Unión. violín

Por Candido Alvarez Sabin 19 de noviembre de 2024
¡ JORDI BONELL, ya no está ! La Guitarra Eléctrica con sabor a Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 26 de abril de 2024
Quiero ser Libre LOS CHICHOS Ni más, ni menos Corrían los años 70 y la calle estaba caliente. Los Chichos, a partir de sus vivencias y su tremenda conexión con gran parte de la sociedad, fueron testigos y protagonistas de una época. Dejaron escritas canciones que son parte de las páginas sonoras del pueblo, y el pueblo se volcó con ellos, creando un fenómeno de masas tan auténtico como real. Nadie pudo acusarles de no estar con su gente. Ellos son el testimonio, cíclico, de la capacidad de la música popular para trascender las barreras conectando con las audiencias de manera auténtica y significativa. A eso, cabe, añadir que los tres son artistas de cuna que supieron conectar con lo más profundo del flamenco y todo el resto de personal que no fuese sordo. “ Quien canta de cabeza parece un mueble, hay que cantar de corazón ”, Julio González Gabarre Barcelona fue y sigue siendo una plaza de primera para Los Chichos como quedó plasmado en sus canciones y vivencias. Era una ciudad en esos años que se vivía deprisa-deprisa como le gustaba al trío castellano. Una de las primeras veces que vinieron les hospedaron en el Hotel Princesa Sofía, uno de los más lujosos de la ciudad en esos momentos, pero ellos se marcharon al día siguiente. Pidieron quedarse en los Apartamentos Gutenberg, hoy Hotel Sixties, en el pasaje Gutenberg, una puerta de entrada al Barrio Chino, en esos momentos aún vivito y coleando. Allí se sentían como en casa; un barrio que se volcaba con ellos. Cada vez que venían de dar un concierto, las vecinas les habían preparado siempre algo de comer. Dormían con las puertas abiertas. Las prostitutas, los huéspedes de vida errante, entraban y salían de sus habitaciones. Todos estaban pendientes de ellos, allí les trataban como reyes. En uno de sus conciertos en Barcelona aparecieron unos policías que se identificaron ante su manager como miembros de la Brigada de Estupefacientes. Querían verlos en el camerino. Eduardo, el manager, pensó que era el fin. De hecho, justo al entrar, les pillaron metiéndose unos tiros, no había problema, esos agentes también eran seguidores suyos. Saludaron, se acomodaron y llamaron a un confidente para que les trajera más material. El sujeto llegó a toda mecha y según recuerda el manager: “Era increíble, metían la mano en la bolsa y la sacaban a puñados”. Jero deja Los Chichos En un concierto en Barcelona, Jero llegó tarde y le sustituyeron por Junior, el hijo de Emilio, desde entonces miembro del grupo. Lo vio como una falta de respeto inexcusable y decidió abandonarlos. Era 1989. Los Chichos siguió y ahora anuncian su retirada después de 50 años.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de abril de 2024
EL KIKI “ No soy un Cantaor de silla ” Santiago Cortiñas Barrul Kiki Cortiñas, no es un Cantaor de silla lo que le da unos matices y maneras que lo hacen un Cantaor original. También cabe destacar su labor como compositor, músico y productor. ¿Para cuándo su trabajo discográfico? “Es muy importante aprender de lo antiguo porque ahí está la verdad ” Santiago Cortiñas Barrull nace en el seno de una familia gitana en Lugo, 1985, criado en el barrio de Fingoi, vive hoy a más de mil kilómetros en Almería casado con una hija de Tomatito, del Atlántico al Mediterráneo. "Como tengo hijos pequeños compongo cuando voy de compras al Mercadona" Empezó componiendo en el desván de su casa con el multipistas de su tío, en lo que no queda dentro de los territorios flamencos oficiales, Lugo. En el 2019 “De Verdad”, de José Mercé y Tomatito, fue nombrado mejor álbum flamenco en los premios Odeon, firmó diez de los once temas. José Mercé resalta su gran colaboración: " Es una maravilla y nos está ayudando muchísimo. Nos ha hecho muchas cosas. Siendo tan joven nos está enseñando mucho a los dos ” El Kiki se inició con cuatro o cinco años cantando en el Culto de la Iglesia Evangélica de su barrio, como es tradición en su familia. Allí empieza a aflamencar las canciones para Dios y las empieza a sentir desde una forma personal, el Pastor ya le da un papel protagonista en el Coro. “Me inicié cantando en la iglesia evangélica de Lugo. Tenía cinco años. Iba al Culto con mis hermanos, mis tíos y mi familia”. Su otra gran influencia le llega por su familia, el Flamenco está en la casa y en las fiestas que celebran. “Cuando tenía cinco o seis años el disco que se escuchaba en la casa era el último de Camarón que era Potro de rabia y miel (1991) o Zyryab (1990), de Paco de Lucía. Yo creí con esa revolución, protagonizada por esos dos genios. Me tocó otra época de mayor fusión, pero después te enteras que existe una tradición y unos cánones. Eso tiene que estar presente siempre, igual que saber que estos dos genios nos abrieron paso a las músicas del mundo, abriéndonos al jazz, al rock, a la literatura, a todo”. Otra puerta a la que entró como niño fue la escena musical gallega, allí descubre otros estilos, el Jazz entra en sus códigos. “Debuté en el Clavicémbalo, un club de música en directo de Lugo, con 9 años, con Cuchús Pimentel”. “Músicos como mi amigo Telmo empieza a hablarme del jazz, lo escucho en el Clavicémbalo,... Ella Fitzgerald, West Montgomery, Path Metheny,... Lo que me cuesta más entender es el free jazz por su sistema para improvisar”. “Sonoramente. Me ayuda mucho en las transiciones. Aunque yo no sea consciente, está ahí”. ¿Cuál fue el repertorio? “Cosas de Camarón, sobre todo. Temas de los discos que había hecho con Paco de Lucía. Lo que escuchaba en casa. Entonces nos parecía normal. Mucho después me di cuenta de que eran dos genios, dos personajes que marcaron época”. La escena musical del flamenco y el jazz se dejan seducir por El Kiki, graba unas cintas y estas empiezan a salir de Galicia. “Con ocho o nueve años me escuchó Antonio Carmona de Ketama y me llevó a una sala mítica de Madrid, la Caracol. Después me grabaron un disco con once años y hasta hoy”. En 1996 graba su primer disco “Mala suerte”, en Santiago de Compostela con Clave Records, con 9 temas: Mala suerte (tangos); Prohibido (bulerías); De menos (soleá); Consuelo (tanguillo); Rumba para José; Alegrías de mi tierra; Se me acabó el cante (fandangos); Canción del olvido (bulerías); Martinete. Le acompañan: Jesús Pimentel "Cuchús", guitarra flamenca, eléctrica; Marcos Teira, guitarra flamenca; Pedro Onieva, cajón, tabla, bongos. A partir de ese momento empezará su carrera como solista que sólo se vio interrumpida un tiempo debido a los cambios de voz. “Cuando Josemi Carmona me llamó en 2011 para acompañarle en la gira de su disco “Las Pequeñas cosas” me dio una alegría que le agradeceré todo la vida". “Mi primer concierto en Madrid, con 9 o 10 años, fue en la sala Caracol, que llevaba Antonio Carmona, y Josemi vino a verme. También vinieron a verme cuando presenté mi primer disco, con 12 años” “Josemi lleva tiempo comentándome el proyecto del disco y su deseo de que esté en su banda. Es un orgullo que cuente con mis servicios musicale”. Josemi Carmona le eligió para que le acompañe en la gira de presentación de su primer disco, “Las pequeñas cosas'” (Universal Music), se ocupó de la voz principal y de tocar la guitarra en los conciertos del músico madrileño. “Somos compatibles porque no solamente es flamenco, son también otras músicas”.
Por Candido Alvarez Sabin 25 de marzo de 2024
Suena La Pena El Cante para hasta los Pasos de la Semana Santa Era la Semana Santa del ochenta y siete. Por destinos de la vida me vi involucrado en el desfile a paso lento de la Infantería de Marina, San Fernando, un acto meticulosamente orquestado y pautado, uno de los pocos capaces de pararlo es el Cante. En el flamenco Manuel Torre, a través de sus sonidos negros, fue uno de los pioneros, le siguió el camino Agujetas. La Pena Sonora Contaba su hijo Tomás Torre que estando Manuel en el balcón de la casa de Don Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo, al aparecer en la calle la Sentencia empezó a cantar Manuel con su voz densa y nasal una saeta, con tal enjundia que cuando acabó, la multitud congregada en la plaza de la Encarnación no sabiendo como expresar sus emociones y no pudiendo (estamos en Semana Santa) aplaudir ni vitorear, empezó a agitar pañuelos blancos en emotivo y silencioso homenaje al cantaor. Un gitanillo que le acompañaba, le dijo a Manuel señalándole a Eduardo Miura: “Fíjate, primo, con la “malage” que gasta criando toros y ahí lo tienes que lo has hecho llorar” Ricardo Molina completa el cuadro y comentaba que a Manuel se le atribuye ser el causante de la costumbre sevillana y andaluza de mecer los pasos de la Semana Santa. Dicen que en una ocasión cuando el Torre cantaba una de sus estremecedoras saetas y el capataz dio orden de iniciar la marcha, los costaleros levantaron el paso, pero sin avanzar y lo siguieron moviendo a ritmo, en el mismo sitio, para poder escuchar bien la saeta del cantaor jerezano. Según Juan Talega, su voz tenía un “sonío” que se metía en la cabeza y su eco te duraba tres días. Lo que es indudable es que, como mínimo, conseguía que quien le escuchaba acabara llorando a moco tendido.
Por Candido Alvarez Sabin 11 de marzo de 2024
Tanguistas, Guiris, Valdepeñas, y Tira p'alante Nou de Sant Francesc y Ginjol, otra ruta flamenca por Barcelona. La Buena Sombra, La Macarena, Los Cabales y Casa Matías. El Convento de Sant Francesc y restos de las murallas desaparecieron en el siglo XIX y sobre él surgió un nuevo núcleo de ocio emergente en Barcelona. Con las obras de reforma de la Rambla afloran los restos del antiguo convento de Sant Francesc, fundado a principios del siglo XIII por los franciscanos tras los pasos de Francisco de Asís, quien camino de Santiago de Compostela, se alojó en el hospital de Sant Nicolau de Bari, ubicado en los terrenos de la actual plaza del Duc de Medinaceli. Fue en este lugar donde la orden religiosa decidió construir su sede y así nació otro convento, antes de Santa María del Mar, la otra Catedral del Mar barcelonesa, acabó derruido a mitad del siglo XIX, nacía el flamenco convirtiéndose en una oferta turística desde el primer momento y lo “pecaminoso” iba a dominar la noche. La zona se acabó convirtiendo en nuevos edificios de viviendas, reconvirtiendo la zona entre la plaza real, las ramblas y la plaza del Duque Medinacelli, en el laberinto del ocio, con epicentro en lo que es hoy la plaza Joaquim Xirau, en sacrificio de las calles Ginjol y Pasaje del Banys. La degradación sufrida en la postguerra civil en lo que se conoció como Barrio Chino desplazó el ambiente, con él los locales flamencos más vinculados al turismo, al otro lado de la parte baja de la Rambla, a la zona de Escudellers, la plaza Real y los callejones de ese radio. La ruta de muchos turistas, aficionados y famosos en la noche de Barcelona de la postguerra, en convivencia con todo el alterne permanente de vendedores ambulantes, donde encontraban el sitio idóneo donde colocar sus mercancías: caricaturistas, vendedores de tabaco, cerillas, flores, lotería o cualquier suvenir , con profesionales del burle: carteristas, camellos, tanguistas, adivinos, timadores, profesionales del juego o la prostitución, todos-todas, y alguno más, ofrecían servicio todas las noches acompañados, en gran parte de locales de artistas flamencos, fueron las noches de Ava Gardner, Robert Mitchum o John Wayne, por Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de marzo de 2024
Como en pocos lugares La Niña de los Peines, entrevista en las Ramblas. Noticias del Flamenco en Barcelona,Francisco Hidalgo Francisco Hidalgo Gómez, natural de Posadas (Córdoba), en 1974 se trasladó a Cataluña, donde sigue residiendo en Cornellá, donde, además de su labor docente, desarrolla una intensa actividad cultural, social y política. El flamenco, desde una perspectiva barcelonesa, y Carmen Amaya, han sido algunas de sus premisas, en sus libros vuelven a abrir sus puertas los legendarios Cafés Cantantes, volvemos a sentir el latir de las más míticas figuras y participamos de ese arte que alcanzó cuotas insuperables en las calles y locales de Barcelona. Recupera una parte de la memoria perdida, otra dimensión de la historia barcelonesa. En “Como en pocos lugares. Noticias del Flamenco en Barcelona”, Francisco Hidalgo revive la época más fructífera de este arte y sus artistas, podéis encontrar sus obras publicadas en Ediciones Carena. De su mano nos trasladamos a la parte baja de la ciudad de principios del siglo XX.
Por Candido Alvarez Sabin 6 de marzo de 2024
DUQUENDE "Mi forma de vivir" ALMA100 Alma100 fue una revista musical, de distribución gratuita, con artículos rigurosos que plasmó durante unos diez años lo acontecido en el mundo del flamenco, a través de entrevistas, reportajes, reseñas de: espectáculos, discos o libros… Sus directores fueron: Javier Primo y Keiko Higashi. Con motivo de la publicación del disco del cantaor catalán: DUQUENDE "Mi forma de vivir" (K Industria Cultural 2006), Alma100 incluyó una entrevista donde habla de su nuevo trabajo, en un momento de apogeo tras sus giras con el grupo de Paco de Lucia. Desde Can Puiggener (Sabadell) Once cantes, grabados a su gusto, en Barcelona y rodeado de un personal mayoritariamente local, la guitarra de Chicuelo, el bajo de Benavent, la trompeta de Raynald Colom, la percusión de Roger Blavia y Piraña, y Niño Josele, también procedente de las filas de Paco, que colabora en una de las tres bulerías del disco.
Por Candido Alvarez Sabin 1 de marzo de 2024
Jerez y/o Salamanca Rafael Farina y La Paquera 7 noches en el Teatro Calderón Rambla Cataluña (Bcn): 1965 El Teatro Calderón, estuvo situado en la esquina de diputación con rambla Cataluña, allí presentaron el espectáculo: “Bronce y solera”, como cabezas de cartel: La Paquera y Rafael Farina, entre otros destacados artistas. El teatro con un aforo de 1500 personas contaba, con otros espacios, como el Cine Cristina y una sala de fiestas que en su última etapa fue el Teatro Candilejas. El teatro cerró sus puertas en 1967, dos años después de .las 7 noches del espectáculo “Bronce y solera”. Corrían tiempos de cambios y una tremenda influencia llegaba particularmente desde Hollywood, que hizo de la blanco, negro. Otro concepto del espectáculo se nos venía a imponer, a pesar de ser el génesis creativo de su imperio de tendencias del espectáculo. El elenco artístico contaba con las atracciones: Merci Peña, Fernando Esteso, Elena y Antonio, Presentación Palacios, Los Monosabios, Jesús Perosanz, el ballet Los Tarantos con su cuerpo de baile, Luis Flores, Margari Méndez, Moraito de Jerez, Vargas Araceli y la colaboración de Esmeralda Mistral. La coreografía de Luisa Pericet y la orquesta dirigida por el maestro César Antolín. Entre estos encontramos: cómicos, chirigotas, cantantes de otros estilos en boga en ese momento, orquesta… y flamenco, los espectáculos con los que triunfo por toda América Carmen Amaya, se acompañaba de Jotas o Muñeiras.
Por Candido Alvarez Sabin 27 de febrero de 2024
Flamenco en San Gervasio 1958: La Paquera, El Terremoto, Morao y la Chunga para el Ministro de Comercio Británico de mano de la burguesía barcelonesa. Sant Gervasi de Cassoles, se anexionó a la Barcelona en 1897. Próximo a Collserola y con especiales condiciones naturales, con un terreno cuajado de fuentes y zonas verdes, convirtieron estas zonas rurales en un espacio residencial de las clases acomodadas. En una de esas humildes moradas en junio de 1958 y publicado en La Vanguardia, una noche de flamenco en Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 17 de febrero de 2024
Farruco  y su caja de ritmos: los caballos, en las antípodas de los loops x bulerías, mientras el Campo va agonizando. “No me gusta los que hablan de evolución y fabrican el baile como si fabricaran plástico. Si no hay esencia, sabor, memoria y arte, todo es plástico, mentira... mucho estudio y mucho ensayo". Estos días que se habla del Campo hemos de recordar la aportación de este a nuestra forma de vida, para el bailaor Antonio Montoya Flores, El Farruco, todo esto estaba presente, particularmente los caballos, como su baile de medio lado y sus remates. “Yo no he pasado por estudio de ninguna clase. A mí me han enseñado a bailar los caballos, soy el bailaor más autodidacta que hay, he creado mis propios bailes, y me siento orgulloso de eso”. Sin el Campo y su conexión natural, no habría ni orquestas, ni templos, ni universidades, ellos son la base de nuestra cultura. Sin la interacción con animales, plantas y el medio, durante el paso de las generaciones, no estaríamos Civilizados, ni hablaríamos de Flamenco. ¿Quién? lo hizo posible. Quién desarrollo toda la variedad de animales y plantas, en armonía con el entorno; observando, deduciendo, reunidos alrededor del fuego y las estrellas, crearon una fantasía, no había expertos, había Campesinos, normales y corrientes. Ellos crearon, también, la Música. Desde que cada día hay más expertos que farrucos y, por supuesto, que farrucas, todo parece plástico. Pero los farrucos, hoy, siguen observando: “Nuestros abuelos todo era cultivado y criado natural. Aquí el campo está difícil con la plaga de jabalís, es imposible lograr cultivar patatas, centeno, maíz,.. tampoco poder recoger las castañas o manzanas naturales. Los castaños enfermaron con la sequía,… Qué pena Cierto, castaños centenarios que sacaron mucha hambre de la gente y los animales”. Hoy los que adentran en el flamenco utilizan bases creadas mecánicamente para estudiar toda esa locura de patrones, estilos y variedades rítmicas. Sí hacemos un símil con el Flamenco y el Campo los dos se están secando y ambos saben funcionar sin máquinas. Farruco y su cajón de ritmos: los caballos. “No se me mete que yo esté bailando por soleá y haya un violín, una flauta o una caja. Si la caja soy yo, soy el tambor con mis pies. ¿Y para qué necesito una flauta?, si no soy ilusionista de cobras”. Contaba que aprendió a bailar en el vientre de su madre: "Imagínate a aquella gitana con el lío, los caminos, las canastas, y yo por dentro.... Hacía la cuca, ese salto que dan las caballerías cuando se ponen farrucos”. Gitano canastero, se definía como un completo autodidacta y aseguraba que fue dibujando su personal baile al compás que marcaban los caballos que le trasladaron por los caminos de la vida ya desde niño. El caballo tiene tres formas básicas de desplazarse: paso, trote y galope, cada una con un equivalente rítmico. Paso: Es el aire natural del caballo más lento, es equiparable al ser humano caminando, éste se desplaza a cuatro tiempos. Trote: Hay muchos tipos de trote, aunque todos respetan los dos tiempos, es un aire de velocidad intermedia, con un aire saltado porque hay momentos en que el animal no toca el suelo. Galope: A correr, es el aire natural más rápido, es a tres tiempos. Con la combinación de esos patrones rítmicos, la elegancia del caballo y sus conocimientos familiares de estos, como del Flamenco, creo su baile personal, sin escuelas, ni expertos. “Lo que bailan los muchachos que están saliendo ahora está más cerca del clásico español, no tiene casi nada que ver con el flamenco-flamenco. Yo, a lo mejor, no soy capaz de dar seis piruetas, porque no lo he ensayado ni me lo han enseñado, pero uno de éstos no podrá dar la vuelta flamenca en la vida. Se puede caer de espaldas y partirse siete costillas. Equivocan al público. Ensayan hasta la sonrisa. Hay muchachos que, con la tercera parte de la fuerza que emplean, podrían hacer barbaridades. Parece que se están peleando con las tablas” El Flamenco como el Campo sin su comunión con lo natural no tiene mucha sustancia, ambos vienen de un proceso de observación transmitido por nuestros antepasados y que poco a poco se va dejando morir, lo que no tiene mucho sentido a no ser que estemos dispuestos a comer pienso o plástico.
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