Diseño del blog

La Niña de los Peines y los Tarantos británicos de Linares. Por Carmen de Burgos: Feminista, cuando aún no se había inventado el término.

La Niña de los Peines

y los Tarantos británicos de Linares.

Por Carmen de Burgos: Feminista, cuando aún no se había inventado el término.




"Linares era muy extraña. Allí las clases de la sociedad no se confundían. A un lado los indígenas, clase media, pueblo y escasa aristocracia; a otro, la rica colonia inglesa, en su lujoso barrio, con su pastor protestante, su capilla, su casino, sin mezclarse en la vida de los otros. Separadas de una y otra, la población minera, el rebaño trabajador, dividido también en diversas categorías.".


"Le parecía imposible que los hombres aceptasen semejante servidumbre; viéndolos así, nació en su alma el sentimiento de la rebeldía contra la injusticia, contra la estupidez de los humanos, que en vez de coger los frutos brindados óptimamente a sus necesidades en toda la superficie de la tierra, se agrupan en ciudades, se esclavizan, y mientras los frutos maduros se pudren al sol en las selvas vírgenes, arañan las rocas para sacar un miserable sustento. Sin duda, la idea del anarquismo nació en la mente de un minero"


"Los tarantos, que trabajaban la temporada de invierno en las minas de Linares en vez de emigrar al África, v pasan sin cambiar de ropa más que una sola vez desde la varada de Noche Buena a la de San Juan. Venían con su petatillo al hombro, con la muda limpia, y salían con la muda sucia para sus casas, cubierto el cuerpo de una corteza de tierra y sudor".


"En Linares se llama tarantos a los mineros de las provincias de Almería y Granada. Se cree que el origen de la frase es por elipsis de estarantos, a causa de la unión fraternal que reina entre ellos, y que les hace acudir unos a otros en los momentos de peligro".

Carmen de Burgos i Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867 – Madrid, 9 de octubre de 1932) periodista, escritora, traductora y activista por los derechos de la mujer, también conocida como Colombine. Perteneció a la generación del 98, se la considera la primera periodista profesional, cubrió la Guerra de África en Marruecos, como una de las primeras mujeres corresponsales de guerra.


Maltratada por los críticos y escritores que parecían recelar de su libertad destaca entre sus novelas “Puñal de claveles”, escrita al final de su vida y basada en el suceso conocido como el crimen de Níjar, que tuvo lugar en 1928 en el Cortijo del Fraile, y que fue una de las inspiraciones con que contó Federico García Lorca para sus “Bodas de Sangre”.


Su otra pasión fue el flamenco, escribió letras por soleares, fandangos, tarantas que aparecen en su primer libro, “Ensayos Literarios”.


Como el sol de Andalucía

no hay otro sol en el mundo

Como el amor que te tengo

tampoco hallarás ninguno.


Soñé que me había muerto

y a mi tumba te acercaste

y entonces resucité

tan sólo por abrazarte.


Nunca conocía los celos

hasta que tú me los das

y quisiera que me dieras

mejor veinte puñalás.


Es la flor de mi cariño

una flor tan delicada

que se marchita y se seca

cuando dejan de cuidarla.


Una de sus favoritas:


CONFESIONES DE ARTISTAS

TOMO II


LA NIÑA DE LOS PEINES


Así como la belleza japonesa, hasta con su Venus de ojos oblicuos, chata y de pómulos salientes, hay otra belleza frente a la belleza evidente. La Niña de los Peines es muy morena, chata, de boca grande y de ojos rasgados. Es de una juventud desgarrada, profundizada, por los ardores de su canto. Le dan una gran seriedad esas cejas suyas, reflexivas sobre sus cuatro ideas de pasión. En el tablado, sentada en su silla como una reina dominadora, dejando que la guitarra se entone para entrar en el cantar, La Niña de los Peines se eleva sobre sí misma; los golpecitos del pie con que acompaña a la guitarra son elocuentes e imperiosos.


"Tin-tipitín-tipitín."


Mira hondamente a la sala, mira cómo se mira al vacío cuando se está loco de pena o de amor, cuando se piensa en otra cosa, en una cosa gravísima que turba el corazón. Son largos los solos de esa guitarra que la acompaña. Ella, llena de importancia, sé deja esperar mucho, mucho, y al fin dice la primera queja de su cantar. Es un alarido, primero desgarrado, muy desgarrado, casi ritmo, pero al que salva una cadencia profunda con que ella lo ordena y lo armoniza de un modo inimitable. Así se ve que el grito salvaje, desacertado y sincero, era necesario a la belleza del cantar para darle unas entrañas vivas y conmovedoras.


Esto es lo maravilloso, de este flamenco que canta La Niña de los Peines del verdadero flamenco que es

la prosa, el grito desesperado, bronco, cortado, espontáneo, de una altura inaudita; la salida brusca, la ocurrencia estupenda, convertida en un canto de clavijas apretadas, de medida precisa, de admirable enlace con la música.


Nada más serio que este cante flamenco de La Niña de los Peines y a la vez nada más gracioso cuando ella lo acaba o lo salpica con esos triquitraques de palabras, con esos estribillos arbitrarios y cortados en que se olvida y se burla de su dolor haciéndolo más agudo, en que juega y coquetea con su pena, con el malabarismo admirable de su voz, siempre llena de una sensibilidad sangrienta.


Me será inolvidable cómo he visto a La Niña de los Peines de litúrgica, de erguida, pestañeando mucho sus ojos, como esas estrellas que titilean nerviosas algunas noches, su boca abierta, negramente abierta y torcida, para dar toda su voz, respirando ávidamente el mucho aire que necesita su cantar. La Niña de los Peines es frente al canto académico el canto libre, que sorprende con matices desconocidos de la voz, con honduras desconocidas del alma, ecos misteriosos y combinaciones extrañas de una cadencia áspera a la par que dulce.


Movida por la curiosidad de ver de cerca a esta mujer tan genuina representante del alma andaluza, de ese al a elegíaca, apasionada, consumida en su propia pasión, he ido a ver de cerca a La Niña de los Peines para oírla hablar como la he oído cantar, como si deseara que se completase en mí su figura.


El cuarto de una fonda donde viven dos mujeres, con ese desorden natural de las artistas, una sola gran cama, en la que duermen la madre y la hija, y esa tristeza de los cuartos de fonda, en los que todo es siempre extraño a todos, con una frialdad de asilo, de rincón de café, donde no se es más que transeúnte.


Me recibe la madre, un tipo de gitana, guapa, matronil, de carácter insinuante y entro metido.


Mi hija duerme-me dice-; la pobre está cansada, esta tarde ha dejado de ir a los toros por esperar a usted..., pero como tardaba...


Antes de que se lo impida llega a la cama y llama:


-Pastora; Pastora...


La joven duerme vestida, tapada con la gran manta roja de la cama, y hace un movimiento para levantarse presurosa. Yo la de tengo.


-Hablemos así le digo-; esto nos dará mayor intimidad; me hablará usted como se habla a las amigas que se sientan a la cabe cera del lecho.


Pastora sonríe con una sonrisa algo ingenua, bastante triste, y se recuesta boca abajo, apoyada sobre los brazos, con los cabellos deshechos cayendo sobre el rostro, y con la mirada lejana a todo, que le es habitual.


A todas las preguntas sonríe y calla, no contesta más que con monosílabos; pero en cambio su madre se adelanta y me lo dice todo.


-¿Es usted andaluza?


Me dice que sí con la cabeza mientras sus ojos miran a Andalucía.


-Del propio Sevilla-me contesta la madre y criada en uno de los barrios más castizos hasta los once años, que vinimos a Madrid para ver a una tía suya.


-¿Desde cuándo empezó a cantar?-pregunto deseando que ella me conteste.


-Dende entonces-ataja la madre. Todos me decían: "tiene un tesoro en la garganta"; pero yo decía: "Jesús, María, ¿cantar mi niña?" Pero la necesidad obligó... y ya ve usted... Empezó entonces... en ese viaje, a los once años...


-¿Dónde?


-En el café del Brillante, en la calle de la Montera... después, en todas partes.


-¿Ha estado en el extranjero? Ella dice que sí con la cabeza.


-¡Ya lo creo!--responde la madre. En Santander, París, San Sebastián y Berlín.

He ido a impresionar gramófonos; pero no he trabajado más que en España-dice ella.


Su voz es llena, musical, agradable, y tiene ese gracioso acento andaluz que no se puede representar gráficamente, por como la letra se alarga, se adelgaza y se suaviza entre los labios.


-Siempre estamos de viaje-dice la madre, y gracias a Dios, nunca nos ha pasado nada malo. A América nos da miedo ir, porque al venir de Melilla por poco nos ahogamos, y le tengo miedo al mar.


Cuénteme usted alguna historieta de su vida--le pregunto con la esperanza de hacer le hablar.


-Nada, nada se apresura a decir la madre, Usted querrá saber los artistas que más le gustan. De cantaores, Chacón...; tocaores, Ramón Montoya, Habichuela...


-No es necesario...


-Puede usted decir que es muy buena, muy generosa; podía ser muy rica, y es el amparo de toda la familia: hermanas, tías, primos...; no sabe lo que gana, y es su madre la que lo arregla todo.


Miro con cierta lástima a la pobre criatura, callada y sumisa, tan buena hija, que se anula y se somete en todo a su madre.


-¿Qué cantos le gustan más?


-Las coplas que ella arregla e improvisa.


-Dígame algunas.


-Allá van.


De tango:


“Diez céntimos le di a un pobre

y me bendijo mi madre;

¡ qué limosna tan chiquita

pa recompensa tan grande!”


De malagueña:


“Los pícaros tartaneros

un lunes por la mañana,

los pícaros tartaneros”


Por Candido Alvarez Sabin 19 de noviembre de 2024
¡ JORDI BONELL, ya no está ! La Guitarra Eléctrica con sabor a Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 26 de abril de 2024
Quiero ser Libre LOS CHICHOS Ni más, ni menos Corrían los años 70 y la calle estaba caliente. Los Chichos, a partir de sus vivencias y su tremenda conexión con gran parte de la sociedad, fueron testigos y protagonistas de una época. Dejaron escritas canciones que son parte de las páginas sonoras del pueblo, y el pueblo se volcó con ellos, creando un fenómeno de masas tan auténtico como real. Nadie pudo acusarles de no estar con su gente. Ellos son el testimonio, cíclico, de la capacidad de la música popular para trascender las barreras conectando con las audiencias de manera auténtica y significativa. A eso, cabe, añadir que los tres son artistas de cuna que supieron conectar con lo más profundo del flamenco y todo el resto de personal que no fuese sordo. “ Quien canta de cabeza parece un mueble, hay que cantar de corazón ”, Julio González Gabarre Barcelona fue y sigue siendo una plaza de primera para Los Chichos como quedó plasmado en sus canciones y vivencias. Era una ciudad en esos años que se vivía deprisa-deprisa como le gustaba al trío castellano. Una de las primeras veces que vinieron les hospedaron en el Hotel Princesa Sofía, uno de los más lujosos de la ciudad en esos momentos, pero ellos se marcharon al día siguiente. Pidieron quedarse en los Apartamentos Gutenberg, hoy Hotel Sixties, en el pasaje Gutenberg, una puerta de entrada al Barrio Chino, en esos momentos aún vivito y coleando. Allí se sentían como en casa; un barrio que se volcaba con ellos. Cada vez que venían de dar un concierto, las vecinas les habían preparado siempre algo de comer. Dormían con las puertas abiertas. Las prostitutas, los huéspedes de vida errante, entraban y salían de sus habitaciones. Todos estaban pendientes de ellos, allí les trataban como reyes. En uno de sus conciertos en Barcelona aparecieron unos policías que se identificaron ante su manager como miembros de la Brigada de Estupefacientes. Querían verlos en el camerino. Eduardo, el manager, pensó que era el fin. De hecho, justo al entrar, les pillaron metiéndose unos tiros, no había problema, esos agentes también eran seguidores suyos. Saludaron, se acomodaron y llamaron a un confidente para que les trajera más material. El sujeto llegó a toda mecha y según recuerda el manager: “Era increíble, metían la mano en la bolsa y la sacaban a puñados”. Jero deja Los Chichos En un concierto en Barcelona, Jero llegó tarde y le sustituyeron por Junior, el hijo de Emilio, desde entonces miembro del grupo. Lo vio como una falta de respeto inexcusable y decidió abandonarlos. Era 1989. Los Chichos siguió y ahora anuncian su retirada después de 50 años.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de abril de 2024
EL KIKI “ No soy un Cantaor de silla ” Santiago Cortiñas Barrul Kiki Cortiñas, no es un Cantaor de silla lo que le da unos matices y maneras que lo hacen un Cantaor original. También cabe destacar su labor como compositor, músico y productor. ¿Para cuándo su trabajo discográfico? “Es muy importante aprender de lo antiguo porque ahí está la verdad ” Santiago Cortiñas Barrull nace en el seno de una familia gitana en Lugo, 1985, criado en el barrio de Fingoi, vive hoy a más de mil kilómetros en Almería casado con una hija de Tomatito, del Atlántico al Mediterráneo. "Como tengo hijos pequeños compongo cuando voy de compras al Mercadona" Empezó componiendo en el desván de su casa con el multipistas de su tío, en lo que no queda dentro de los territorios flamencos oficiales, Lugo. En el 2019 “De Verdad”, de José Mercé y Tomatito, fue nombrado mejor álbum flamenco en los premios Odeon, firmó diez de los once temas. José Mercé resalta su gran colaboración: " Es una maravilla y nos está ayudando muchísimo. Nos ha hecho muchas cosas. Siendo tan joven nos está enseñando mucho a los dos ” El Kiki se inició con cuatro o cinco años cantando en el Culto de la Iglesia Evangélica de su barrio, como es tradición en su familia. Allí empieza a aflamencar las canciones para Dios y las empieza a sentir desde una forma personal, el Pastor ya le da un papel protagonista en el Coro. “Me inicié cantando en la iglesia evangélica de Lugo. Tenía cinco años. Iba al Culto con mis hermanos, mis tíos y mi familia”. Su otra gran influencia le llega por su familia, el Flamenco está en la casa y en las fiestas que celebran. “Cuando tenía cinco o seis años el disco que se escuchaba en la casa era el último de Camarón que era Potro de rabia y miel (1991) o Zyryab (1990), de Paco de Lucía. Yo creí con esa revolución, protagonizada por esos dos genios. Me tocó otra época de mayor fusión, pero después te enteras que existe una tradición y unos cánones. Eso tiene que estar presente siempre, igual que saber que estos dos genios nos abrieron paso a las músicas del mundo, abriéndonos al jazz, al rock, a la literatura, a todo”. Otra puerta a la que entró como niño fue la escena musical gallega, allí descubre otros estilos, el Jazz entra en sus códigos. “Debuté en el Clavicémbalo, un club de música en directo de Lugo, con 9 años, con Cuchús Pimentel”. “Músicos como mi amigo Telmo empieza a hablarme del jazz, lo escucho en el Clavicémbalo,... Ella Fitzgerald, West Montgomery, Path Metheny,... Lo que me cuesta más entender es el free jazz por su sistema para improvisar”. “Sonoramente. Me ayuda mucho en las transiciones. Aunque yo no sea consciente, está ahí”. ¿Cuál fue el repertorio? “Cosas de Camarón, sobre todo. Temas de los discos que había hecho con Paco de Lucía. Lo que escuchaba en casa. Entonces nos parecía normal. Mucho después me di cuenta de que eran dos genios, dos personajes que marcaron época”. La escena musical del flamenco y el jazz se dejan seducir por El Kiki, graba unas cintas y estas empiezan a salir de Galicia. “Con ocho o nueve años me escuchó Antonio Carmona de Ketama y me llevó a una sala mítica de Madrid, la Caracol. Después me grabaron un disco con once años y hasta hoy”. En 1996 graba su primer disco “Mala suerte”, en Santiago de Compostela con Clave Records, con 9 temas: Mala suerte (tangos); Prohibido (bulerías); De menos (soleá); Consuelo (tanguillo); Rumba para José; Alegrías de mi tierra; Se me acabó el cante (fandangos); Canción del olvido (bulerías); Martinete. Le acompañan: Jesús Pimentel "Cuchús", guitarra flamenca, eléctrica; Marcos Teira, guitarra flamenca; Pedro Onieva, cajón, tabla, bongos. A partir de ese momento empezará su carrera como solista que sólo se vio interrumpida un tiempo debido a los cambios de voz. “Cuando Josemi Carmona me llamó en 2011 para acompañarle en la gira de su disco “Las Pequeñas cosas” me dio una alegría que le agradeceré todo la vida". “Mi primer concierto en Madrid, con 9 o 10 años, fue en la sala Caracol, que llevaba Antonio Carmona, y Josemi vino a verme. También vinieron a verme cuando presenté mi primer disco, con 12 años” “Josemi lleva tiempo comentándome el proyecto del disco y su deseo de que esté en su banda. Es un orgullo que cuente con mis servicios musicale”. Josemi Carmona le eligió para que le acompañe en la gira de presentación de su primer disco, “Las pequeñas cosas'” (Universal Music), se ocupó de la voz principal y de tocar la guitarra en los conciertos del músico madrileño. “Somos compatibles porque no solamente es flamenco, son también otras músicas”.
Por Candido Alvarez Sabin 25 de marzo de 2024
Suena La Pena El Cante para hasta los Pasos de la Semana Santa Era la Semana Santa del ochenta y siete. Por destinos de la vida me vi involucrado en el desfile a paso lento de la Infantería de Marina, San Fernando, un acto meticulosamente orquestado y pautado, uno de los pocos capaces de pararlo es el Cante. En el flamenco Manuel Torre, a través de sus sonidos negros, fue uno de los pioneros, le siguió el camino Agujetas. La Pena Sonora Contaba su hijo Tomás Torre que estando Manuel en el balcón de la casa de Don Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo, al aparecer en la calle la Sentencia empezó a cantar Manuel con su voz densa y nasal una saeta, con tal enjundia que cuando acabó, la multitud congregada en la plaza de la Encarnación no sabiendo como expresar sus emociones y no pudiendo (estamos en Semana Santa) aplaudir ni vitorear, empezó a agitar pañuelos blancos en emotivo y silencioso homenaje al cantaor. Un gitanillo que le acompañaba, le dijo a Manuel señalándole a Eduardo Miura: “Fíjate, primo, con la “malage” que gasta criando toros y ahí lo tienes que lo has hecho llorar” Ricardo Molina completa el cuadro y comentaba que a Manuel se le atribuye ser el causante de la costumbre sevillana y andaluza de mecer los pasos de la Semana Santa. Dicen que en una ocasión cuando el Torre cantaba una de sus estremecedoras saetas y el capataz dio orden de iniciar la marcha, los costaleros levantaron el paso, pero sin avanzar y lo siguieron moviendo a ritmo, en el mismo sitio, para poder escuchar bien la saeta del cantaor jerezano. Según Juan Talega, su voz tenía un “sonío” que se metía en la cabeza y su eco te duraba tres días. Lo que es indudable es que, como mínimo, conseguía que quien le escuchaba acabara llorando a moco tendido.
Por Candido Alvarez Sabin 11 de marzo de 2024
Tanguistas, Guiris, Valdepeñas, y Tira p'alante Nou de Sant Francesc y Ginjol, otra ruta flamenca por Barcelona. La Buena Sombra, La Macarena, Los Cabales y Casa Matías. El Convento de Sant Francesc y restos de las murallas desaparecieron en el siglo XIX y sobre él surgió un nuevo núcleo de ocio emergente en Barcelona. Con las obras de reforma de la Rambla afloran los restos del antiguo convento de Sant Francesc, fundado a principios del siglo XIII por los franciscanos tras los pasos de Francisco de Asís, quien camino de Santiago de Compostela, se alojó en el hospital de Sant Nicolau de Bari, ubicado en los terrenos de la actual plaza del Duc de Medinaceli. Fue en este lugar donde la orden religiosa decidió construir su sede y así nació otro convento, antes de Santa María del Mar, la otra Catedral del Mar barcelonesa, acabó derruido a mitad del siglo XIX, nacía el flamenco convirtiéndose en una oferta turística desde el primer momento y lo “pecaminoso” iba a dominar la noche. La zona se acabó convirtiendo en nuevos edificios de viviendas, reconvirtiendo la zona entre la plaza real, las ramblas y la plaza del Duque Medinacelli, en el laberinto del ocio, con epicentro en lo que es hoy la plaza Joaquim Xirau, en sacrificio de las calles Ginjol y Pasaje del Banys. La degradación sufrida en la postguerra civil en lo que se conoció como Barrio Chino desplazó el ambiente, con él los locales flamencos más vinculados al turismo, al otro lado de la parte baja de la Rambla, a la zona de Escudellers, la plaza Real y los callejones de ese radio. La ruta de muchos turistas, aficionados y famosos en la noche de Barcelona de la postguerra, en convivencia con todo el alterne permanente de vendedores ambulantes, donde encontraban el sitio idóneo donde colocar sus mercancías: caricaturistas, vendedores de tabaco, cerillas, flores, lotería o cualquier suvenir , con profesionales del burle: carteristas, camellos, tanguistas, adivinos, timadores, profesionales del juego o la prostitución, todos-todas, y alguno más, ofrecían servicio todas las noches acompañados, en gran parte de locales de artistas flamencos, fueron las noches de Ava Gardner, Robert Mitchum o John Wayne, por Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de marzo de 2024
Como en pocos lugares La Niña de los Peines, entrevista en las Ramblas. Noticias del Flamenco en Barcelona,Francisco Hidalgo Francisco Hidalgo Gómez, natural de Posadas (Córdoba), en 1974 se trasladó a Cataluña, donde sigue residiendo en Cornellá, donde, además de su labor docente, desarrolla una intensa actividad cultural, social y política. El flamenco, desde una perspectiva barcelonesa, y Carmen Amaya, han sido algunas de sus premisas, en sus libros vuelven a abrir sus puertas los legendarios Cafés Cantantes, volvemos a sentir el latir de las más míticas figuras y participamos de ese arte que alcanzó cuotas insuperables en las calles y locales de Barcelona. Recupera una parte de la memoria perdida, otra dimensión de la historia barcelonesa. En “Como en pocos lugares. Noticias del Flamenco en Barcelona”, Francisco Hidalgo revive la época más fructífera de este arte y sus artistas, podéis encontrar sus obras publicadas en Ediciones Carena. De su mano nos trasladamos a la parte baja de la ciudad de principios del siglo XX.
Por Candido Alvarez Sabin 6 de marzo de 2024
DUQUENDE "Mi forma de vivir" ALMA100 Alma100 fue una revista musical, de distribución gratuita, con artículos rigurosos que plasmó durante unos diez años lo acontecido en el mundo del flamenco, a través de entrevistas, reportajes, reseñas de: espectáculos, discos o libros… Sus directores fueron: Javier Primo y Keiko Higashi. Con motivo de la publicación del disco del cantaor catalán: DUQUENDE "Mi forma de vivir" (K Industria Cultural 2006), Alma100 incluyó una entrevista donde habla de su nuevo trabajo, en un momento de apogeo tras sus giras con el grupo de Paco de Lucia. Desde Can Puiggener (Sabadell) Once cantes, grabados a su gusto, en Barcelona y rodeado de un personal mayoritariamente local, la guitarra de Chicuelo, el bajo de Benavent, la trompeta de Raynald Colom, la percusión de Roger Blavia y Piraña, y Niño Josele, también procedente de las filas de Paco, que colabora en una de las tres bulerías del disco.
Por Candido Alvarez Sabin 1 de marzo de 2024
Jerez y/o Salamanca Rafael Farina y La Paquera 7 noches en el Teatro Calderón Rambla Cataluña (Bcn): 1965 El Teatro Calderón, estuvo situado en la esquina de diputación con rambla Cataluña, allí presentaron el espectáculo: “Bronce y solera”, como cabezas de cartel: La Paquera y Rafael Farina, entre otros destacados artistas. El teatro con un aforo de 1500 personas contaba, con otros espacios, como el Cine Cristina y una sala de fiestas que en su última etapa fue el Teatro Candilejas. El teatro cerró sus puertas en 1967, dos años después de .las 7 noches del espectáculo “Bronce y solera”. Corrían tiempos de cambios y una tremenda influencia llegaba particularmente desde Hollywood, que hizo de la blanco, negro. Otro concepto del espectáculo se nos venía a imponer, a pesar de ser el génesis creativo de su imperio de tendencias del espectáculo. El elenco artístico contaba con las atracciones: Merci Peña, Fernando Esteso, Elena y Antonio, Presentación Palacios, Los Monosabios, Jesús Perosanz, el ballet Los Tarantos con su cuerpo de baile, Luis Flores, Margari Méndez, Moraito de Jerez, Vargas Araceli y la colaboración de Esmeralda Mistral. La coreografía de Luisa Pericet y la orquesta dirigida por el maestro César Antolín. Entre estos encontramos: cómicos, chirigotas, cantantes de otros estilos en boga en ese momento, orquesta… y flamenco, los espectáculos con los que triunfo por toda América Carmen Amaya, se acompañaba de Jotas o Muñeiras.
Por Candido Alvarez Sabin 27 de febrero de 2024
Flamenco en San Gervasio 1958: La Paquera, El Terremoto, Morao y la Chunga para el Ministro de Comercio Británico de mano de la burguesía barcelonesa. Sant Gervasi de Cassoles, se anexionó a la Barcelona en 1897. Próximo a Collserola y con especiales condiciones naturales, con un terreno cuajado de fuentes y zonas verdes, convirtieron estas zonas rurales en un espacio residencial de las clases acomodadas. En una de esas humildes moradas en junio de 1958 y publicado en La Vanguardia, una noche de flamenco en Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 17 de febrero de 2024
Farruco  y su caja de ritmos: los caballos, en las antípodas de los loops x bulerías, mientras el Campo va agonizando. “No me gusta los que hablan de evolución y fabrican el baile como si fabricaran plástico. Si no hay esencia, sabor, memoria y arte, todo es plástico, mentira... mucho estudio y mucho ensayo". Estos días que se habla del Campo hemos de recordar la aportación de este a nuestra forma de vida, para el bailaor Antonio Montoya Flores, El Farruco, todo esto estaba presente, particularmente los caballos, como su baile de medio lado y sus remates. “Yo no he pasado por estudio de ninguna clase. A mí me han enseñado a bailar los caballos, soy el bailaor más autodidacta que hay, he creado mis propios bailes, y me siento orgulloso de eso”. Sin el Campo y su conexión natural, no habría ni orquestas, ni templos, ni universidades, ellos son la base de nuestra cultura. Sin la interacción con animales, plantas y el medio, durante el paso de las generaciones, no estaríamos Civilizados, ni hablaríamos de Flamenco. ¿Quién? lo hizo posible. Quién desarrollo toda la variedad de animales y plantas, en armonía con el entorno; observando, deduciendo, reunidos alrededor del fuego y las estrellas, crearon una fantasía, no había expertos, había Campesinos, normales y corrientes. Ellos crearon, también, la Música. Desde que cada día hay más expertos que farrucos y, por supuesto, que farrucas, todo parece plástico. Pero los farrucos, hoy, siguen observando: “Nuestros abuelos todo era cultivado y criado natural. Aquí el campo está difícil con la plaga de jabalís, es imposible lograr cultivar patatas, centeno, maíz,.. tampoco poder recoger las castañas o manzanas naturales. Los castaños enfermaron con la sequía,… Qué pena Cierto, castaños centenarios que sacaron mucha hambre de la gente y los animales”. Hoy los que adentran en el flamenco utilizan bases creadas mecánicamente para estudiar toda esa locura de patrones, estilos y variedades rítmicas. Sí hacemos un símil con el Flamenco y el Campo los dos se están secando y ambos saben funcionar sin máquinas. Farruco y su cajón de ritmos: los caballos. “No se me mete que yo esté bailando por soleá y haya un violín, una flauta o una caja. Si la caja soy yo, soy el tambor con mis pies. ¿Y para qué necesito una flauta?, si no soy ilusionista de cobras”. Contaba que aprendió a bailar en el vientre de su madre: "Imagínate a aquella gitana con el lío, los caminos, las canastas, y yo por dentro.... Hacía la cuca, ese salto que dan las caballerías cuando se ponen farrucos”. Gitano canastero, se definía como un completo autodidacta y aseguraba que fue dibujando su personal baile al compás que marcaban los caballos que le trasladaron por los caminos de la vida ya desde niño. El caballo tiene tres formas básicas de desplazarse: paso, trote y galope, cada una con un equivalente rítmico. Paso: Es el aire natural del caballo más lento, es equiparable al ser humano caminando, éste se desplaza a cuatro tiempos. Trote: Hay muchos tipos de trote, aunque todos respetan los dos tiempos, es un aire de velocidad intermedia, con un aire saltado porque hay momentos en que el animal no toca el suelo. Galope: A correr, es el aire natural más rápido, es a tres tiempos. Con la combinación de esos patrones rítmicos, la elegancia del caballo y sus conocimientos familiares de estos, como del Flamenco, creo su baile personal, sin escuelas, ni expertos. “Lo que bailan los muchachos que están saliendo ahora está más cerca del clásico español, no tiene casi nada que ver con el flamenco-flamenco. Yo, a lo mejor, no soy capaz de dar seis piruetas, porque no lo he ensayado ni me lo han enseñado, pero uno de éstos no podrá dar la vuelta flamenca en la vida. Se puede caer de espaldas y partirse siete costillas. Equivocan al público. Ensayan hasta la sonrisa. Hay muchachos que, con la tercera parte de la fuerza que emplean, podrían hacer barbaridades. Parece que se están peleando con las tablas” El Flamenco como el Campo sin su comunión con lo natural no tiene mucha sustancia, ambos vienen de un proceso de observación transmitido por nuestros antepasados y que poco a poco se va dejando morir, lo que no tiene mucho sentido a no ser que estemos dispuestos a comer pienso o plástico.
Más entradas
Share by: