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Manuel Agujetas

Manuel Agujetas


En las entrañas de lo jondo, tiene una gran importancia la familia gitana, como transmisora y conservadora de los estilos. Creando el ambiente propicio para que: cante, toque y baile se hayan mantenido en su máxima pureza y no se extingan. Sin este componente que perdura hoy, el flamenco, sería hoy sólo folclore.


El otro componente, que ha dado sentido a muchos estilos fueron: los oficios. La fragua fue escuela y perpetuadora de formas de vida que contaban con el cante, particularmente, como vía de expresión. 
 

Uno de los últimos cantaores que cumplía con estos antecedentes, fue Manuel de los Santos Pastor, heredero de la dinastía de los Agujetas. Manuel además de fragüero, era esquilador a tijeras de ganadería, prestando sus servicios por los cortijos de la comarca, donde va escuchando a viejos cantaores no profesionales que propugnan el cante de raíz

Tratar de adivinar su edad nunca fue fiable. No hay, ni hubo certificado de nacimiento, este detalle pone de evidencia una forma de vida sin papeles, ni ataduras. Manuel fue continuador de esos cantes familiares transmitidos por vía oral, que en su persona alcanzaron dimensiones artísticas imprevisibles.


De su padre Agujetas El Viejo, heredó Manuel no solo los romances sino todo, como sus hermanos; Juan, Paco, Diego y Luis, también cantaores de tradición.

 

"Mi cante es muy difícil, no lo harán ni después de 1000años muerto"


Quién mejor que él mismo para intentar acercarse  a su obra y forma de vida.


Entrevista publicada en el Diario de  Jerez, el 05 Octubre del 2014, un año antes de su fallecimiento.


Detrás de Agujetas el mito hay una persona a la que el paso del tiempo ha hecho más accesible. Su reino es una pequeña finca, ‘Los Milagros’, a caballo entre Chipiona y Rota, donde pasa las horas junto a su inseparable Kanako desde hace más de veinte años”, confiesa. Nos recibe con desconfianza y con esa frase que ha hecho suya y que, de una forma u otra, es ya parte de su papel de persona huraña y distante: ‘Tres preguntas y tres fotos, que yo cobro por eso’. Su hijo Antonio y su amigo Miguel se sientan a su lado porque hoy por hoy, conversar con él es todo un privilegio.


¿Aquí es donde pasa las horas?

Con esto me distraigo yo, con dos cabras. También tengo ocho gatos, que son de mi mujer. Antes tenía caballos y vacas, pero ya no, los vendí. ¿Quién les iba a echar de comer cuando me iba por ahí? Y mira, ahí está mi barbacoa (señala a una bañera con una parrilla). Ahí cabe un cochino entero, la he hecho yo (risas). Yo no estoy esmayao como otros artistas... Yo tengo pa comer, no tengo que pedirle a nadie na y eso me ha costado, he pasado muchas fatigas”. 

¿Y sale usted mucho a trabajar fuera?


“Salgo cuando hay perras, si hay dinero allí está Agujetas. Ahora, aquí no hay nada, la gente lo está pasando mal, no hay dinero. Cuando voy a Japón todo está lleno y en España los bares están vacíos. En América pasa igual, hace cuatro o cinco meses estuve en cuatro sitios. El último fue en Nueva York y el mismo día que canté allí el Cónsul de España vio mi póster en la calle y vino a verme. Estuve hablando con él y aquello sigue igual. Hasta pa coger un taxi hay que esperar una hora”. 

Pero estuvo usted en la Bienal hace unos días...

“Sí, los extranjeros y gente de fuera vinieron a verme a Sevilla, vino hasta una televisión de Rusia, que quería hacerme una entrevista pero no hablé, le dije que quería 4.000 euros. Yo cobro por hablar y me querían dar mil euros. Le dije ‘otro día hablamos’”.


El miércoles actuará usted en Villamarta después de siete años, ¿por qué ha tardado tanto tiempo?


“Porque la última vez que estuve me engañaron, como ha pasado en la Bienal. Ahora vengo solo, no quiero apoderados ni nada de eso, me llaman directamente. Cojo el contrato y lo mando, bueno se lo dejo a uno que me mira las cuentas, pero de aquí a nada tampoco porque Kanako está aprendiendo. Siempre que he cantado en Jerez se ha llenado, pero ahora no sé qué pasará porque está la cosa muy mala”.


De todas formas, usted, por lo que veo, prefiere cantar fuera...


“A mí me gusta cantar en el extranjero porque nadie habla, todo el mundo chilla y para pedir otra. Para cantar hay que irse a Madrid, de Madrid pa arriba y después a Francia, América... Japón no porque es mentira lo de Japón”. 

Explíquese

“Lo de Japón es mentira. Van cuatro desgraciados a dar clases allí pero en Japón sólo hay un tablao y cuando va esta gente allí a cantar o bailar, ¿sabes dónde van? Pues a un bar, se sientan en un taburete y una tabla postiza, como la que pone mi mujer ahí pa ensayar todos los días. Yo cuando voy, ¿sabes lo que hago? Alquilo un teatro un año antes, y me cuesta un millón. Flamenco no hay porque si hubiera flamenco yo estaría allí. Mi mujer es japonesa y tiene dos pisos, es decir, que tengo donde dormir. Eso todo es mentira”.

Cambiando de tema, ¿la gente respeta en Jerez a Manuel Agujetas?


“En Jerez lo que hay es mucha envidia, y eso lo ha habido siempre, pero no sólo en Jerez, en España entera. Tú pregúntale a la Duquesa de Alba. ¿Cuál es el país de más envidia del mundo? Y dirá, España”. 


¿Y cómo está el cante en su tierra?


Bueno, yo no soy nacido ni en Rota ni en Jerez, yo nací en Las Tablas. Mi madre estaba cogiendo garbanzos y nací allí, y como mi padre era de Jerez me fui allí, a la calle Acebuche. Al año me llevaron a Rota, a los dos años a Jerez, ¿y ahora qué hacemos? A mí me conocen en Jerez y en Rota. Bueno, a lo que voy... Jerez está echado a perder por un motivo, que todo el mundo se cree que sabe cantar y bailar y eso es mentira”. 


“Hoy día no hay nadie que sepa cantar. Quieren hacer las cosas de Antonio Mairena, y eso es imposible porque Antonio Mairena era un monstruo. Pero no te vayas a creer que Mairena era como Terremoto o Chocolate, era más que toda esa gente. Terremoto hacía dos cantes gitanos, igual que Paula, que hacía cuatro cosas y a la gente le gustó, pero él mismo dijo que se había quedado como una boñiga de vacas”. 

¿Y de la juventud? ¿Qué opina? 

“¿Qué juventud? ¿Qué está cantando la juventud? Cantar, canta poco. Los niños quieren hacer mis cantes, pero lo mío es muy difícil, no lo van a hacer, pero ni ahora ni después de cien años muerto yo”.

¿Ha cambiado mucho la vida desde que empezó?

“Llevo cantando desde los 17 años, imagínate. Con 17 años dejé la fragua y me puse a cantar. Como dice mi compadre El Platero, que me recogió. ¿Dónde estaba yo en la cuna? (risas). Yo digo un cante ‘Dios se lo pague a mi compare El Platero que me recogió’ (risas). Cuando yo salí llevaba Terremoto, La Paquera y Chocolate treinta años de artista. Mairena llevaba cuarenta años. Hasta el Camarón, ese que chilla y no tiene nada que ver con el flamenco, salió antes que yo. Conocí a Juan Talega, aunque era muy viejo. Era un corredor de bestias, vendía mulos y fue Antonio Mairena quien le hizo un disco, pero ya estaba acabado. Yo fui el último que salí”.


Veo que su memoria funciona a la perfección...


“Muchas veces hay cosas que no me acuerdo y le digo a Kanako que apunte la palabra. Déjala quieta ahí, ya te la pediré. Le doy vueltas ahí, abro el libro que tengo aquí (señala la cabeza) hasta que me acuerdo. Yo no canto con papeles, me siento en la silla y puedo decir trescientos cantes uno detrás de otro. Todo está aquí (se señala la cabeza). De quién son esas retamas, son de los frailes no son de los frailes que son de la doctrina cristiana (recita). Eso lo aprendí de mi abuelo. Se lo había escuchado a mi mare por la parte de mi mare gachí, no gitana, que eran de Rota, y lo había traído mi bisabuelo de la guerra de Cuba”. 

Dicen los entendidos que canta usted mejor ahora...

“Eso forma parte de la vida y pasa en todos los trabajos. Yo tengo la misma voz que cuando salí porque ni fumo ni bebo, pero antes tenía que hacer pa cantar más fuerza que ahora, sobre todo pa soltar la voz. Ahora, con la misma fuerza llego más lejos que antes. Eso lo da el saber, como en todos los trabajos. Mira, en Japón hay hombres para enseñar a hablar, pero no idiomas sino para saber hablar bien. Y dicen que hasta que no tienes 70 u 80 años no hablas bien. Es igual que el cante. Me acuerdo que Terremoto, que cantaba mu gitano, hacía unos tercios que yo por lo menos nunca los he entendido, no sabía lo que decía. Y yo el cante no lo entiendo así, porque a Chocolate y Mairena se le entiende todo y a mí también”.


¿Su padre fue un referente para usted?

”Mi padre era el amo de Jerez cantando. Mi tío Mingo cantaba por bulerías y él hacía los cantes jondos. Era un gitano pa verlo, los gitanos de Jerez nunca han tenido nada que ver con el resto. Yo tengo discos de mi pare pero ya no los pongo. Se murió mi pare y se acabó todo. Y no lo pongo porque no quiero recordar”. 


“Mira, te voy a contar una cosa. Una vez le di a mi pare una cinta pero cómo no sabía darle a la maquinita borró un cante o dos. Un día vino a verme enfadado porque decía que yo le había robado los cantes. ¿De dónde te he robado yo los cantes papá? ‘De aquí dentro’ (risas). Decía que yo le había robao los cantes y se habían borrado (sonríe)”. 


Para cantar bien está claro que hay que pasar fatigas...

“Muchas fatigas. A mí me costó trabajo pero aprendí, aprendí. Pasé mucha fatiga, comí una jartá de higos pasaos, pedazos de tocino por aquí por estos campos. Salía de pelar los caballos, quitar dientes de lobo y bichos por dentro del intestino. Eso lo hice mirando al veterinario. Muchas veces me daban el tocino y me iba más contento.... Se lo daba a mi mare pa que hiciera el puchero. Eso hasta que salí y me fui. No hay mal que por bien no venga, como se dice. 

Si no pasas fatigas no sabes cantar y si aquí no hay causa (se señala el corazón), no hay na. Si esto está vacío, nada. Para cantar hay que buscar la causa pero eso sale con el querer sobre todo. Grandes consejos me dieron, yo ninguno tomé, grandes consejos me dieron, por uno que a ti te dieron, tú ‘ha aborrecío’ mi quere, dirme lo que te dijeron (recita). Esa es la vida, son letras verdaderas de las cosas que pasan en la vida. Ese es el cante.


También te digo una cosa, el cante, cuando se llega a maestro, se sabe, pero hay que saber encajarlo, eso no lo hace cualquiera”.

¿Grabará algún disco pronto?

No lo creo, los discos ya no dejan dinero. Ahora voy a sacar un libro sobre mí que está escribiendo Kanako y que se va a llamar ‘14 puñalás’. Yo tengo más discos que todos los artistas flamencos del mundo, más que Mairena y to. Lo que pasa es que hay muchos hechos en Japón, aquí no han llegado. Una vez pagué en un rastro por un disco mío 25.000 pesetas. Le dije al que lo vendía ‘Oiga, que yo soy Agujetas, ¿cómo me pide eso? Es que los extranjeros me pagan eso, si lo quiere bien si no, na’. ¿Tú te crees? Ahora lo que deja dinero es cantar en un teatro y el internet. Soy el primero que entró en internet, tengo miles y miles de gente siguiéndome y por eso cobro alrededor de 500 euros cada tres meses del extranjero”. 


Está usted puesto...

“A mí ya no me engaña nadie. Bueno sí, el otro día me engañó un taxista de Jerez. En la puerta de Villamarta me monté en el taxi y me cobró antes porque decía que había gente que no le pagaba. Después cuando llegué a mi casa, hablando y hablando porque me dijo que era familia de María José Santiago, le pagué otra vez. Cuando me di cuenta se había ido y después llamé y me dijo que eso era mentira. Será sinvergüenza”. 


Eso sólo pasa en España...

“En todas las partes del mundo hay gente buena y mala, pero yo no he dado todavía con nadie así. Una vez en Nueva York en el metro, a las tres de la mañana, me dijo uno ‘hola buen hombre’ y me pidió tabaco. Le dije ‘no smoke’ y se fue. Mi padre siempre me decía que tuviera cuidado por ahí pero yo siempre he mantenido que el que no se mete con nadie, nadie se mete con él. Pero bueno, en América concretamente hay muchos locos. Y ¿por qué? Porque como es un país de divorcio desde hace años, los hijos de uno los tiene otro y así acaban volviéndose majaretas. Si al niño le quita a su mare y a su pare pasa esto”. 


De tanto ir a América se defiende en inglés...

“Yo cada vez que he estado en América, al mes me ponía a hablar inglés, se me da bien. El japonés, menos. También porque como Kanako habla tres idiomas, habla ella. A veces uno no se pone a hablar hasta que no tiene una necesidad. Lo que sí aprendí en una noche fue a comer el arroz con palillos. Me puse, porque no tenía sueño, y me dolía hasta el dedo. Al final aprendí, y ahora cojo el arroz, la habichuelas... (risas)”. 


(Se levanta y llama a Kanako)

“Ahora me están haciendo una estatua en Francia. Enséñale la foto (su señora muestra el móvil). Es un chaval de Setenil pero que vive allí. Está hecha en piedra, y me ha dicho la alcaldesa que la iban a poner en Jerez pero vamos a ver”. 


Manuel, ¿Cómo le gustaría que le recordaran?

“A mí eso me da igual porque yo no me voy a enterar. A mí que me queden y ya está, total, si no va a venir a verme nadie... “

Por Candido Alvarez Sabin 19 de noviembre de 2024
¡ JORDI BONELL, ya no está ! La Guitarra Eléctrica con sabor a Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 26 de abril de 2024
Quiero ser Libre LOS CHICHOS Ni más, ni menos Corrían los años 70 y la calle estaba caliente. Los Chichos, a partir de sus vivencias y su tremenda conexión con gran parte de la sociedad, fueron testigos y protagonistas de una época. Dejaron escritas canciones que son parte de las páginas sonoras del pueblo, y el pueblo se volcó con ellos, creando un fenómeno de masas tan auténtico como real. Nadie pudo acusarles de no estar con su gente. Ellos son el testimonio, cíclico, de la capacidad de la música popular para trascender las barreras conectando con las audiencias de manera auténtica y significativa. A eso, cabe, añadir que los tres son artistas de cuna que supieron conectar con lo más profundo del flamenco y todo el resto de personal que no fuese sordo. “ Quien canta de cabeza parece un mueble, hay que cantar de corazón ”, Julio González Gabarre Barcelona fue y sigue siendo una plaza de primera para Los Chichos como quedó plasmado en sus canciones y vivencias. Era una ciudad en esos años que se vivía deprisa-deprisa como le gustaba al trío castellano. Una de las primeras veces que vinieron les hospedaron en el Hotel Princesa Sofía, uno de los más lujosos de la ciudad en esos momentos, pero ellos se marcharon al día siguiente. Pidieron quedarse en los Apartamentos Gutenberg, hoy Hotel Sixties, en el pasaje Gutenberg, una puerta de entrada al Barrio Chino, en esos momentos aún vivito y coleando. Allí se sentían como en casa; un barrio que se volcaba con ellos. Cada vez que venían de dar un concierto, las vecinas les habían preparado siempre algo de comer. Dormían con las puertas abiertas. Las prostitutas, los huéspedes de vida errante, entraban y salían de sus habitaciones. Todos estaban pendientes de ellos, allí les trataban como reyes. En uno de sus conciertos en Barcelona aparecieron unos policías que se identificaron ante su manager como miembros de la Brigada de Estupefacientes. Querían verlos en el camerino. Eduardo, el manager, pensó que era el fin. De hecho, justo al entrar, les pillaron metiéndose unos tiros, no había problema, esos agentes también eran seguidores suyos. Saludaron, se acomodaron y llamaron a un confidente para que les trajera más material. El sujeto llegó a toda mecha y según recuerda el manager: “Era increíble, metían la mano en la bolsa y la sacaban a puñados”. Jero deja Los Chichos En un concierto en Barcelona, Jero llegó tarde y le sustituyeron por Junior, el hijo de Emilio, desde entonces miembro del grupo. Lo vio como una falta de respeto inexcusable y decidió abandonarlos. Era 1989. Los Chichos siguió y ahora anuncian su retirada después de 50 años.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de abril de 2024
EL KIKI “ No soy un Cantaor de silla ” Santiago Cortiñas Barrul Kiki Cortiñas, no es un Cantaor de silla lo que le da unos matices y maneras que lo hacen un Cantaor original. También cabe destacar su labor como compositor, músico y productor. ¿Para cuándo su trabajo discográfico? “Es muy importante aprender de lo antiguo porque ahí está la verdad ” Santiago Cortiñas Barrull nace en el seno de una familia gitana en Lugo, 1985, criado en el barrio de Fingoi, vive hoy a más de mil kilómetros en Almería casado con una hija de Tomatito, del Atlántico al Mediterráneo. "Como tengo hijos pequeños compongo cuando voy de compras al Mercadona" Empezó componiendo en el desván de su casa con el multipistas de su tío, en lo que no queda dentro de los territorios flamencos oficiales, Lugo. En el 2019 “De Verdad”, de José Mercé y Tomatito, fue nombrado mejor álbum flamenco en los premios Odeon, firmó diez de los once temas. José Mercé resalta su gran colaboración: " Es una maravilla y nos está ayudando muchísimo. Nos ha hecho muchas cosas. Siendo tan joven nos está enseñando mucho a los dos ” El Kiki se inició con cuatro o cinco años cantando en el Culto de la Iglesia Evangélica de su barrio, como es tradición en su familia. Allí empieza a aflamencar las canciones para Dios y las empieza a sentir desde una forma personal, el Pastor ya le da un papel protagonista en el Coro. “Me inicié cantando en la iglesia evangélica de Lugo. Tenía cinco años. Iba al Culto con mis hermanos, mis tíos y mi familia”. Su otra gran influencia le llega por su familia, el Flamenco está en la casa y en las fiestas que celebran. “Cuando tenía cinco o seis años el disco que se escuchaba en la casa era el último de Camarón que era Potro de rabia y miel (1991) o Zyryab (1990), de Paco de Lucía. Yo creí con esa revolución, protagonizada por esos dos genios. Me tocó otra época de mayor fusión, pero después te enteras que existe una tradición y unos cánones. Eso tiene que estar presente siempre, igual que saber que estos dos genios nos abrieron paso a las músicas del mundo, abriéndonos al jazz, al rock, a la literatura, a todo”. Otra puerta a la que entró como niño fue la escena musical gallega, allí descubre otros estilos, el Jazz entra en sus códigos. “Debuté en el Clavicémbalo, un club de música en directo de Lugo, con 9 años, con Cuchús Pimentel”. “Músicos como mi amigo Telmo empieza a hablarme del jazz, lo escucho en el Clavicémbalo,... Ella Fitzgerald, West Montgomery, Path Metheny,... Lo que me cuesta más entender es el free jazz por su sistema para improvisar”. “Sonoramente. Me ayuda mucho en las transiciones. Aunque yo no sea consciente, está ahí”. ¿Cuál fue el repertorio? “Cosas de Camarón, sobre todo. Temas de los discos que había hecho con Paco de Lucía. Lo que escuchaba en casa. Entonces nos parecía normal. Mucho después me di cuenta de que eran dos genios, dos personajes que marcaron época”. La escena musical del flamenco y el jazz se dejan seducir por El Kiki, graba unas cintas y estas empiezan a salir de Galicia. “Con ocho o nueve años me escuchó Antonio Carmona de Ketama y me llevó a una sala mítica de Madrid, la Caracol. Después me grabaron un disco con once años y hasta hoy”. En 1996 graba su primer disco “Mala suerte”, en Santiago de Compostela con Clave Records, con 9 temas: Mala suerte (tangos); Prohibido (bulerías); De menos (soleá); Consuelo (tanguillo); Rumba para José; Alegrías de mi tierra; Se me acabó el cante (fandangos); Canción del olvido (bulerías); Martinete. Le acompañan: Jesús Pimentel "Cuchús", guitarra flamenca, eléctrica; Marcos Teira, guitarra flamenca; Pedro Onieva, cajón, tabla, bongos. A partir de ese momento empezará su carrera como solista que sólo se vio interrumpida un tiempo debido a los cambios de voz. “Cuando Josemi Carmona me llamó en 2011 para acompañarle en la gira de su disco “Las Pequeñas cosas” me dio una alegría que le agradeceré todo la vida". “Mi primer concierto en Madrid, con 9 o 10 años, fue en la sala Caracol, que llevaba Antonio Carmona, y Josemi vino a verme. También vinieron a verme cuando presenté mi primer disco, con 12 años” “Josemi lleva tiempo comentándome el proyecto del disco y su deseo de que esté en su banda. Es un orgullo que cuente con mis servicios musicale”. Josemi Carmona le eligió para que le acompañe en la gira de presentación de su primer disco, “Las pequeñas cosas'” (Universal Music), se ocupó de la voz principal y de tocar la guitarra en los conciertos del músico madrileño. “Somos compatibles porque no solamente es flamenco, son también otras músicas”.
Por Candido Alvarez Sabin 25 de marzo de 2024
Suena La Pena El Cante para hasta los Pasos de la Semana Santa Era la Semana Santa del ochenta y siete. Por destinos de la vida me vi involucrado en el desfile a paso lento de la Infantería de Marina, San Fernando, un acto meticulosamente orquestado y pautado, uno de los pocos capaces de pararlo es el Cante. En el flamenco Manuel Torre, a través de sus sonidos negros, fue uno de los pioneros, le siguió el camino Agujetas. La Pena Sonora Contaba su hijo Tomás Torre que estando Manuel en el balcón de la casa de Don Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo, al aparecer en la calle la Sentencia empezó a cantar Manuel con su voz densa y nasal una saeta, con tal enjundia que cuando acabó, la multitud congregada en la plaza de la Encarnación no sabiendo como expresar sus emociones y no pudiendo (estamos en Semana Santa) aplaudir ni vitorear, empezó a agitar pañuelos blancos en emotivo y silencioso homenaje al cantaor. Un gitanillo que le acompañaba, le dijo a Manuel señalándole a Eduardo Miura: “Fíjate, primo, con la “malage” que gasta criando toros y ahí lo tienes que lo has hecho llorar” Ricardo Molina completa el cuadro y comentaba que a Manuel se le atribuye ser el causante de la costumbre sevillana y andaluza de mecer los pasos de la Semana Santa. Dicen que en una ocasión cuando el Torre cantaba una de sus estremecedoras saetas y el capataz dio orden de iniciar la marcha, los costaleros levantaron el paso, pero sin avanzar y lo siguieron moviendo a ritmo, en el mismo sitio, para poder escuchar bien la saeta del cantaor jerezano. Según Juan Talega, su voz tenía un “sonío” que se metía en la cabeza y su eco te duraba tres días. Lo que es indudable es que, como mínimo, conseguía que quien le escuchaba acabara llorando a moco tendido.
Por Candido Alvarez Sabin 11 de marzo de 2024
Tanguistas, Guiris, Valdepeñas, y Tira p'alante Nou de Sant Francesc y Ginjol, otra ruta flamenca por Barcelona. La Buena Sombra, La Macarena, Los Cabales y Casa Matías. El Convento de Sant Francesc y restos de las murallas desaparecieron en el siglo XIX y sobre él surgió un nuevo núcleo de ocio emergente en Barcelona. Con las obras de reforma de la Rambla afloran los restos del antiguo convento de Sant Francesc, fundado a principios del siglo XIII por los franciscanos tras los pasos de Francisco de Asís, quien camino de Santiago de Compostela, se alojó en el hospital de Sant Nicolau de Bari, ubicado en los terrenos de la actual plaza del Duc de Medinaceli. Fue en este lugar donde la orden religiosa decidió construir su sede y así nació otro convento, antes de Santa María del Mar, la otra Catedral del Mar barcelonesa, acabó derruido a mitad del siglo XIX, nacía el flamenco convirtiéndose en una oferta turística desde el primer momento y lo “pecaminoso” iba a dominar la noche. La zona se acabó convirtiendo en nuevos edificios de viviendas, reconvirtiendo la zona entre la plaza real, las ramblas y la plaza del Duque Medinacelli, en el laberinto del ocio, con epicentro en lo que es hoy la plaza Joaquim Xirau, en sacrificio de las calles Ginjol y Pasaje del Banys. La degradación sufrida en la postguerra civil en lo que se conoció como Barrio Chino desplazó el ambiente, con él los locales flamencos más vinculados al turismo, al otro lado de la parte baja de la Rambla, a la zona de Escudellers, la plaza Real y los callejones de ese radio. La ruta de muchos turistas, aficionados y famosos en la noche de Barcelona de la postguerra, en convivencia con todo el alterne permanente de vendedores ambulantes, donde encontraban el sitio idóneo donde colocar sus mercancías: caricaturistas, vendedores de tabaco, cerillas, flores, lotería o cualquier suvenir , con profesionales del burle: carteristas, camellos, tanguistas, adivinos, timadores, profesionales del juego o la prostitución, todos-todas, y alguno más, ofrecían servicio todas las noches acompañados, en gran parte de locales de artistas flamencos, fueron las noches de Ava Gardner, Robert Mitchum o John Wayne, por Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 8 de marzo de 2024
Como en pocos lugares La Niña de los Peines, entrevista en las Ramblas. Noticias del Flamenco en Barcelona,Francisco Hidalgo Francisco Hidalgo Gómez, natural de Posadas (Córdoba), en 1974 se trasladó a Cataluña, donde sigue residiendo en Cornellá, donde, además de su labor docente, desarrolla una intensa actividad cultural, social y política. El flamenco, desde una perspectiva barcelonesa, y Carmen Amaya, han sido algunas de sus premisas, en sus libros vuelven a abrir sus puertas los legendarios Cafés Cantantes, volvemos a sentir el latir de las más míticas figuras y participamos de ese arte que alcanzó cuotas insuperables en las calles y locales de Barcelona. Recupera una parte de la memoria perdida, otra dimensión de la historia barcelonesa. En “Como en pocos lugares. Noticias del Flamenco en Barcelona”, Francisco Hidalgo revive la época más fructífera de este arte y sus artistas, podéis encontrar sus obras publicadas en Ediciones Carena. De su mano nos trasladamos a la parte baja de la ciudad de principios del siglo XX.
Por Candido Alvarez Sabin 6 de marzo de 2024
DUQUENDE "Mi forma de vivir" ALMA100 Alma100 fue una revista musical, de distribución gratuita, con artículos rigurosos que plasmó durante unos diez años lo acontecido en el mundo del flamenco, a través de entrevistas, reportajes, reseñas de: espectáculos, discos o libros… Sus directores fueron: Javier Primo y Keiko Higashi. Con motivo de la publicación del disco del cantaor catalán: DUQUENDE "Mi forma de vivir" (K Industria Cultural 2006), Alma100 incluyó una entrevista donde habla de su nuevo trabajo, en un momento de apogeo tras sus giras con el grupo de Paco de Lucia. Desde Can Puiggener (Sabadell) Once cantes, grabados a su gusto, en Barcelona y rodeado de un personal mayoritariamente local, la guitarra de Chicuelo, el bajo de Benavent, la trompeta de Raynald Colom, la percusión de Roger Blavia y Piraña, y Niño Josele, también procedente de las filas de Paco, que colabora en una de las tres bulerías del disco.
Por Candido Alvarez Sabin 1 de marzo de 2024
Jerez y/o Salamanca Rafael Farina y La Paquera 7 noches en el Teatro Calderón Rambla Cataluña (Bcn): 1965 El Teatro Calderón, estuvo situado en la esquina de diputación con rambla Cataluña, allí presentaron el espectáculo: “Bronce y solera”, como cabezas de cartel: La Paquera y Rafael Farina, entre otros destacados artistas. El teatro con un aforo de 1500 personas contaba, con otros espacios, como el Cine Cristina y una sala de fiestas que en su última etapa fue el Teatro Candilejas. El teatro cerró sus puertas en 1967, dos años después de .las 7 noches del espectáculo “Bronce y solera”. Corrían tiempos de cambios y una tremenda influencia llegaba particularmente desde Hollywood, que hizo de la blanco, negro. Otro concepto del espectáculo se nos venía a imponer, a pesar de ser el génesis creativo de su imperio de tendencias del espectáculo. El elenco artístico contaba con las atracciones: Merci Peña, Fernando Esteso, Elena y Antonio, Presentación Palacios, Los Monosabios, Jesús Perosanz, el ballet Los Tarantos con su cuerpo de baile, Luis Flores, Margari Méndez, Moraito de Jerez, Vargas Araceli y la colaboración de Esmeralda Mistral. La coreografía de Luisa Pericet y la orquesta dirigida por el maestro César Antolín. Entre estos encontramos: cómicos, chirigotas, cantantes de otros estilos en boga en ese momento, orquesta… y flamenco, los espectáculos con los que triunfo por toda América Carmen Amaya, se acompañaba de Jotas o Muñeiras.
Por Candido Alvarez Sabin 27 de febrero de 2024
Flamenco en San Gervasio 1958: La Paquera, El Terremoto, Morao y la Chunga para el Ministro de Comercio Británico de mano de la burguesía barcelonesa. Sant Gervasi de Cassoles, se anexionó a la Barcelona en 1897. Próximo a Collserola y con especiales condiciones naturales, con un terreno cuajado de fuentes y zonas verdes, convirtieron estas zonas rurales en un espacio residencial de las clases acomodadas. En una de esas humildes moradas en junio de 1958 y publicado en La Vanguardia, una noche de flamenco en Barcelona.
Por Candido Alvarez Sabin 17 de febrero de 2024
Farruco  y su caja de ritmos: los caballos, en las antípodas de los loops x bulerías, mientras el Campo va agonizando. “No me gusta los que hablan de evolución y fabrican el baile como si fabricaran plástico. Si no hay esencia, sabor, memoria y arte, todo es plástico, mentira... mucho estudio y mucho ensayo". Estos días que se habla del Campo hemos de recordar la aportación de este a nuestra forma de vida, para el bailaor Antonio Montoya Flores, El Farruco, todo esto estaba presente, particularmente los caballos, como su baile de medio lado y sus remates. “Yo no he pasado por estudio de ninguna clase. A mí me han enseñado a bailar los caballos, soy el bailaor más autodidacta que hay, he creado mis propios bailes, y me siento orgulloso de eso”. Sin el Campo y su conexión natural, no habría ni orquestas, ni templos, ni universidades, ellos son la base de nuestra cultura. Sin la interacción con animales, plantas y el medio, durante el paso de las generaciones, no estaríamos Civilizados, ni hablaríamos de Flamenco. ¿Quién? lo hizo posible. Quién desarrollo toda la variedad de animales y plantas, en armonía con el entorno; observando, deduciendo, reunidos alrededor del fuego y las estrellas, crearon una fantasía, no había expertos, había Campesinos, normales y corrientes. Ellos crearon, también, la Música. Desde que cada día hay más expertos que farrucos y, por supuesto, que farrucas, todo parece plástico. Pero los farrucos, hoy, siguen observando: “Nuestros abuelos todo era cultivado y criado natural. Aquí el campo está difícil con la plaga de jabalís, es imposible lograr cultivar patatas, centeno, maíz,.. tampoco poder recoger las castañas o manzanas naturales. Los castaños enfermaron con la sequía,… Qué pena Cierto, castaños centenarios que sacaron mucha hambre de la gente y los animales”. Hoy los que adentran en el flamenco utilizan bases creadas mecánicamente para estudiar toda esa locura de patrones, estilos y variedades rítmicas. Sí hacemos un símil con el Flamenco y el Campo los dos se están secando y ambos saben funcionar sin máquinas. Farruco y su cajón de ritmos: los caballos. “No se me mete que yo esté bailando por soleá y haya un violín, una flauta o una caja. Si la caja soy yo, soy el tambor con mis pies. ¿Y para qué necesito una flauta?, si no soy ilusionista de cobras”. Contaba que aprendió a bailar en el vientre de su madre: "Imagínate a aquella gitana con el lío, los caminos, las canastas, y yo por dentro.... Hacía la cuca, ese salto que dan las caballerías cuando se ponen farrucos”. Gitano canastero, se definía como un completo autodidacta y aseguraba que fue dibujando su personal baile al compás que marcaban los caballos que le trasladaron por los caminos de la vida ya desde niño. El caballo tiene tres formas básicas de desplazarse: paso, trote y galope, cada una con un equivalente rítmico. Paso: Es el aire natural del caballo más lento, es equiparable al ser humano caminando, éste se desplaza a cuatro tiempos. Trote: Hay muchos tipos de trote, aunque todos respetan los dos tiempos, es un aire de velocidad intermedia, con un aire saltado porque hay momentos en que el animal no toca el suelo. Galope: A correr, es el aire natural más rápido, es a tres tiempos. Con la combinación de esos patrones rítmicos, la elegancia del caballo y sus conocimientos familiares de estos, como del Flamenco, creo su baile personal, sin escuelas, ni expertos. “Lo que bailan los muchachos que están saliendo ahora está más cerca del clásico español, no tiene casi nada que ver con el flamenco-flamenco. Yo, a lo mejor, no soy capaz de dar seis piruetas, porque no lo he ensayado ni me lo han enseñado, pero uno de éstos no podrá dar la vuelta flamenca en la vida. Se puede caer de espaldas y partirse siete costillas. Equivocan al público. Ensayan hasta la sonrisa. Hay muchachos que, con la tercera parte de la fuerza que emplean, podrían hacer barbaridades. Parece que se están peleando con las tablas” El Flamenco como el Campo sin su comunión con lo natural no tiene mucha sustancia, ambos vienen de un proceso de observación transmitido por nuestros antepasados y que poco a poco se va dejando morir, lo que no tiene mucho sentido a no ser que estemos dispuestos a comer pienso o plástico.
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